SILVIA LÓPEZ | elconfidencial.com | 08/08/2025
El uso común de algunas palabras puede ocultar la verdadera complejidad de un trastorno,
En una conversación con La Vanguardia, el psiquiatra y experto en adicciones Xavier Fábregas alertó sobre el uso incorrecto de la palabra “bipolar” en el habla cotidiana. “Decir a la ligera que alguien ‘es bipolar’ contribuye a una visión errónea y simplificada de un trastorno mucho más complejo”, afirmó. Explica que se trata de una enfermedad crónica que, sin diagnóstico y tratamiento, puede resultar gravemente incapacitante. Para su identificación es necesario que la persona experimente dos estados diferenciados: una fase depresiva y otra maníaca o hipomaníaca, con variaciones claras en el ánimo y la conducta.
Cómo se aborda el diagnóstico y tratamiento
El
especialista subraya que, a diferencia de los cambios emocionales puntuales,
la bipolaridad se manifiesta en episodios
prolongados que pueden durar varias semanas. Durante
la fase de exaltación, el afectado puede necesitar muy pocas
horas de sueño, mostrarse inusualmente activo o asumir decisiones arriesgadas.
En el periodo depresivo, en cambio, el ánimo decae de
forma marcada y persistente. Fábregas advierte de que la sensación de bienestar en la etapa maníaca retrasa la
consulta médica, favoreciendo que el trastorno se confunda con una depresión común.
El diagnóstico requiere analizar
la duración de cada
fase y su impacto en la vida diaria. Entre las señales de alerta, Fábregas
menciona la reducción de la necesidad de
descanso, la hiperactividad y
las decisiones financieras precipitadas, como realizar compras de alto valor sin planificación. En
cuanto al tratamiento, se inicia con la estabilización del episodio y
posteriormente se busca mantener el
estado de ánimo en un rango equilibrado mediante fármacos reguladores. Los antidepresivos se reservan para las
fases de bajada y los antipsicóticos para
las de subida, evitando prolongar su uso para impedir un “viraje de fase”.
El
psiquiatra recalca que el entorno familiar y laboral es clave
para un manejo adecuado. Informar a las personas cercanas permite detectar
cambios inusuales y pedir ayuda si es necesario. “No se trata de
juzgar —porque en esos momentos la persona no es consciente de su
descompensación—”, indica. Fábregas insiste en que el lenguaje influye
en la percepción social de la salud mental y advierte que
banalizar términos como “bipolar” minimiza un problema serio que provoca gran
sufrimiento y, en algunos casos, requiere ingreso hospitalario.
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