viernes, 29 de enero de 2021

Salvad al empresario: cómo prevenir el suicidio


María José García Crespo     |   Aleteia     |     25/01/2021

Durante el año del COVID y los confinamientos, la crisis económica ha generado estragos. El suicidio de empresarios en diferentes países europeos ha dado la voz de alarma. Roma contó 25 suicidios y 21 intentos entre marzo y mayo de 2020. Ante la ola de suicidios, en Francia han creado un programa de ayuda psicológica a empresarios y comerciantes. En España no hay cifras oficiales, pero sabemos que los ha habido, porque algunos suicidios de empresarios han salido en los medios de comunicación.

La desesperación ha llegado a empresarios que han perdido su empresa, se ven incapaces de pagar sus deudas, no pueden mantener a sus empleados y no ven un futuro cierto.

Suelen ser personas que transmiten sus dificultades, pero no comunican su desesperación a su entorno más cercano. Aunque no lo sean, suelen tener sentimiento de culpabilidad por su impotencia ante la situación.

La crisis del empresario

Estos empresarios abrumados piensan en ocasiones que, como líder, no “puedes transmitir debilidad”. Se es un empresario de éxito o un fracasado, y se espera que siga luchando pase lo que pase.

En efecto, durante los últimos años se ha vendido la idea de que “si quieres, puedes” de lo que se podría deducir que un empresario fracasa porque no “ha querido luchar lo suficiente”.

Los familiares afirman que “no se ve venir”, “no tenía problemas psicológicos”, “podía haber pedido ayuda a muchísima gente, pero se lo comió él solo”.
El suicida no es que no quiera vivir, lo que no quiere es sufrir.

La incertidumbre ha venido para quedarse y queremos buscar una seguridad que no encontramos. Tenemos que recuperar la calma. Se trata de buscar un equilibrio entre lo que podemos controlar y lo que no.

Vivimos en una sociedad que pensaba que lo podía controlar todo. Sobre esta falacia hemos vivido y esta crisis sanitaria y económica nos ha enseñado que no podemos tener el control sobre todas las cosas.

Manejar la incertidumbre resulta incómodo. Estamos más tranquilos cuando sabemos qué pasará. La incertidumbre hace que busquemos una seguridad que no encontramos.

Confiar

La ventaja del cristiano es que sabe que su Señor conoce hasta el número de cabellos de su cabeza; Si viste a los lirios del campo, Él no nos abandona; Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?; Las ovejas reconocen su voz; y a sus ovejas las llama una por una»,

Con todos estos argumentos ¿Por qué desesperar?

Cuando estas palabras están grabadas a fuego en el corazón es difícil caer en la desesperanza.

Prevenir

No obstante, cualquiera puede caer en la depresión. Por ello, resulta de interés conocer algunas medidas de prevención.

Puntos clave para superar situaciones críticas:

  1. Apoyarse en las personas más cercanas como familiares, director espiritual, amigos… para evitar encerrarnos en nosotros mismos, ya que la inmovilidad y el aislamiento sólo dañan el estado de ánimo.
  2. No tomar decisiones drásticas. Darse un tiempo para asimilar la situación.
  3. El objetivo es generar la sensación de percepción de control sobre la situación para aumentar la confianza y ser conscientes de las alternativas reales. Conseguiremos sensación de paz.
  4. Preguntarse por qué ha sucedido, no dejar de lamentarse por ello, buscar a los culpables o preguntarse cuándo va a finalizar… Los pensamientos de ira y frustración sólo sirven para mantener la sensación de malestar. Es urgente descartar los pensamientos tristes y negativos.
  5. Poner en marcha soluciones realistas y focalizarse en ellas. Ver más allá del problema del momento.
  6. Activar la imaginación para elaborar un plan de alternativas con ayuda de profesionales cualificados en materia empresarial. Acompañar con el asesoramiento médico y espiritual.
  7. Percibir el problema como algo que acabará tarde o temprano. Aparecerá la satisfacción. Se tolerarán mejor las contrariedades si se actúa según el plan organizado de acuerdo a las prioridades de cada persona o familia.

La pérdida económica puede acercarnos a los demás, generar sentimiento de grupo y hacer más llevadero el problema.

jueves, 28 de enero de 2021

Cómo ganar autoridad ante tus hijos y poner límites sin ser autoritario


ROCÍO NAVARRO MACÍAS     |     La Vanguardia     |     24/01/2021


Establecer límites es una de las parcelas más importantes en el proceso de crianza. Estas pautas son fundamentales para que los pequeños se integren socialmente y suponen un factor esencial en el ámbito de su cuidado. “Una educación carente de límites puede tener consecuencias negativas en su propio desarrollo personal y psicosocial. Basta con imaginarse a un niño que no sepa respetar la propiedad ajena o tolerar un no como respuesta”, explica Abel Domínguez, psicólogo infantil y director de Domínguez Psicólogos. No obstante, sentar las normas de forma efectiva no suele ser tarea fácil.

La importancia de estas restricciones reside en que los menores aprendan las normas del juego para vivir en sociedad y mantengan su seguridad. “Las normas y los límites no anulan, simplemente ayudan a adquirir autocontrol, algo necesario en la vida. Les estamos diciendo a los menores qué se puede hacer y qué no”, comenta Silvia Álava, psicóloga educativa.

Una falta de claridad ante el objetivo de las mismas, la falta de firmeza o una mala asociación de los límites con el castigo suelen ser los motivos de que se establezcan de forma poco satisfactoria o saludable. Sin embargo, basta con identificar estos aspectos y aprender las pautas para que el establecimiento de los límites sea efectivo y provechoso. Estas son algunas de las herramientas para asentarlos con éxito.

Marcar los propios límites

En muchas ocasiones, el establecimiento de los límites falla porque los adultos no saben aplicarlos en su propia vida. “Los padres también tenemos problemas en este aspecto, por ejemplo, en el trabajo. De alguna forma, dar una negativa como respuesta genera rechazo en los demás, o eso es lo que pensamos”, comparte el psicólogo. 

Vencer la necesidad de agradar y la frustración que pueda generar en los otros una negativa son aspectos que ayudan a mantener el bienestar psicológico y emocional, así como un paso esencial para proponer reglas en el entorno familiar.

Autoridad sin autoritarismo

Sin embargo, marcar normas o reglas en la vida de los pequeños, no se relaciona con un paradigma autoritario. “Es importante que los padres dispongan de herramientas más allá de ‘porque yo lo mando’. En el momento en el que caemos en el autoritarismo a la hora de poner límites, perdemos autoridad, ya que ésta realmente es algo que otorgan los demás”, indica Domínguez. 

La actitud debe ser firme, coherente con la forma de actuar del adulto, y comunicarlo siempre en positivo. “Para que el niño aprenda nunca es necesario ni hacerle sentir mal ni insultar. Por ejemplo, si nos ha faltado al respeto podemos comentarle: ‘Espérate un ratito a que se me pase, porque me has hecho sentir mal’. Pero en ningún momento hay que castigarlo”, explica la especialista.

Mejorar la educación emocional

Otro de los aspectos que pueden interponerse a la hora de ganarnos la autoridad de los niños y poner límites es una deficiente educación emocional. “Los padres y adultos debemos avanzar en la gestión de emociones incómodas, ya que la alegría y el disfrute los gestionamos estupendamente. Pero cuando se trata de gestionar límites ajenos que desencadenan frustración, tristeza, … es más complicado”, advierte Domínguez. 

Los adultos son modelos para los pequeños y aprenden a través del ejemplo. Por ello, cómo empaticemos con su frustración o cómo nos vean gestionar nuestra propia frustración va a determinar la forma en que acojan los límites propuestos. Es importante no reaccionar con gritos ni enfados ante el rechazo del menor a la norma. La paciencia, el cariño y la asertividad son las capacidades a desarrollar ante estas circunstancias.

Evitar la culpa

La conciliación es todavía una cuestión a desarrollar en la sociedad actual. Multitud de padres y madres se ven cada día inmersos en jornadas de trabajo poco compatibles con la vida familiar. “Cuando los progenitores llegan del trabajo tarde, después de una jornada larga y disponen de muy poco tiempo para ver a sus hijos, no suelen afrontar la, en ocasiones, frustrante labor de poner límites”, reflexiona el psicólogo.

Asimismo, esa carencia de tiempo para compartir, puede desencadenar en culpa y derivar en comportamientos condescendientes con los más pequeños. En estos casos, la tarea de los límites suele recaer sobre los cuidadores, abuelos, o escuelas, pero esto no debe sustituir el papel regulador de los adultos. En estos casos, cuando tanto padres como hijos se encuentran cansados, aplicar el humor puede ayudar a que los pequeños se ciñan a lo establecido.

Hacerles partícipes

Para que los niños entiendan el papel y la utilidad de las normas es importante hacerles partícipes de ellas. “Cada norma debe ir ligada a un para qué. Si no, perderían su sentido y se haría difícil cumplirlas. Explicarles su utilidad es una gran forma de que entiendan que no se puede hacer siempre lo que nos apetece.”, describe Domínguez. 

Ellos pueden colaborar en el establecimiento de algunas reglas aplicables a toda la familia. El contexto de la pandemia es un recurso útil para que comprendan cómo puede ser difícil acatar ciertos límites, pero son esenciales para que la sociedad funcione e incluso ayudan a salvar vidas.

Crear tablas de rutinas

Evitar las luchas diarias relacionadas con el juego antes de ir a la cama o con el aseo beneficia a la salud mental de toda la familia. Una técnica que ayuda a poner orden en torno a estos temas son las tablas de rutinas. 

 “Podemos colocar las actividades que se lleven a cabo en el día a día de tal forma que no haga falta negociar todas las tardes o mañanas los quehaceres de cada uno. De esa forma estamos también dulcificando el límite a través del hábito”, propone el especialista en psicología infantil.

Fomentar la empatía

Cuando los niños superan los seis o siete años son capaces de sentir empatía. Se puede fomentar esta capacidad y, de paso, contribuir en el establecimiento de normas, invitándoles a ponerse en el lugar de los adultos. 

“Podemos preguntarles qué harían en nuestro lugar ante una determinada situación; es una oportunidad de que se pongan en el lugar del otro y desarrollen la capacidad de poner límites a los demás. Por ejemplo, haciendo que sus compañeros respeten el material escolar que llevan al colegio o sus alimentos”, explica Domínguez.

Evitar la frustración con alternativas

La frustración de los niños ante los límites es uno de los aspectos más difíciles de tolerar. Rabietas, llantos o enfados suelen ser las consecuencias más comunes en los pequeños que aún no han desarrollado la capacidad para gestionarla. 

“En el momento que ven más allá del no, es más fácil que superen la desilusión que genera lo que no pueden hacer en un determinado momento. Ayudar a los menores a ver alternativas es la piedra angular del manejo de límites en la psicología positiva”, comparte el psicólogo.

Explicar las consecuencias

Además de explicar el motivo por el cual se fija un límite, los niños han de entender que pasarlo por alto tiene consecuencias. “Deben estar previamente dialogadas y pactadas”, sugiere el psicólogo, que lo encuentra especialmente útil con los adolescentes. Por su parte, Álava insiste en la necesidad de argumentarlas con ellos. “Ordenar como adultos no funciona, hay que hablar siempre desde el razonamiento”, concluye.

martes, 26 de enero de 2021

Siento que la gente me rechaza: ¿por qué?

ELENA SANZ      |     La Mente es Maravillosa     |     21/12/2020

Todos deseamos ser aceptados en cierta medida. Pero cuando nos sentimos rechazados con frecuencia es probable que exista una herida por sanar.

Es imposible caerle bien a todo el mundo. La mayor parte de las personas son conscientes de que hay individuos que les aprecian y otros, por el contrario, con los que no hay afinidad. Y esto no les supone un mayor problema, pues comprenden que es algo natural. Sin embargo, cuando siento que la gente me rechaza, puedo experimentar un enorme sufrimiento. Por ello, es importante comprender el origen de este sentimiento para poder sanarlo.

 

Y es que, en realidad, cuando percibo un rechazo generalizado por parte de mi entorno, lo más probable es que la dificultad esté en mí. No en mi esencia, sino en mi actitud. No se trata de que haya en mi persona algo inherentemente malo o desagradable. Se trata más bien del modo en que interpreto lo que acontece y cómo reacciono a ello. Exploremos el tema en profundidad.

 

¿Por qué siento que la gente me rechaza?

Herida de rechazo

Lise Bourbeau definió cinco heridas emocionales que se generan durante la infancia y que afectan al modo en que nos percibimos a nosotros mismos y al mundo. Una de ellas, la más profunda, es la herida de rechazo. Esta se origina cuando los padres desprecian al niño, rehúsan estar en su compañía o se muestran críticos y resistentes hacia una parte de su personalidad. O, al menos, cuando el niño así lo percibe.

 

Quien, durante su infancia, experimentó el rechazo, sufrirá las consecuencias incluso en la edad adulta. Por lo mismo, será especialmente susceptible a cualquier situación que le recuerde aquella que causó su herida. Su umbral para sentirse rechazado es más bajo de lo normal y tiende a enfocarse excesivamente en cualquier reacción crítica por parte de los otros.

 

Quien cree que no es válido, que los demás le desprecian o no le aceptan suele poner en marcha conductas que den forma a sus temores. Pues, muchas veces, no se trata tanto de las situaciones que vivimos sino del significado que nosotros les damos.

 

Actitud inadecuada

Por otro lado, es posible que experimentes realmente el rechazo en tu vida cotidiana. Todas las vivencias internas se basan, en parte, en una realidad objetiva. Sin embargo, has de tener presente que los otros no rechazan tu persona, sino tus actitudes. 

 

Por ejemplo, puede que seas excesivamente exigente o que mantengas expectativas poco ajustadas respecto a ellos. Las personas no pueden complacernos siempre, no actuarán en todo momento como nosotros deseamos. Si nos mostramos dominantes, controladores o manipuladores, los demás no disfrutarán de nuestra compañía.

 

Del mismo modo, es posible que necesites trabajar tus habilidades sociales y comunicativas. En el caso de quienes padecen fobia social, el propio miedo al rechazo les lleva a comportarse de un modo que termina haciendo realidad sus peores temores. Por su ansiedad, se muestran retraídos, incómodos y poco naturales al interactuar con otros; y, por ende, las respuestas que reciben de los demás no siempre son las más satisfactorias.

 

Eres tú quien se rechaza

La ley del espejo es una estrategia sumamente útil para comprender y resolver lo que nos ocurre en numerosas situaciones. En este caso, si siento que la gente me rechaza, es probable que la primera persona en hacerlo sea yo mismo. Si yo no me siento valioso, me mostraré inseguro y necesitado de la aceptación externa, cualquier signo de desprecio me afectará profundamente.

 

Por el contrario, cuando me apruebo incondicionalmente, no siento la necesidad de complacer a los demás. Acepto que no puedo agradar a todo el mundo y me enfoco en desarrollar vínculos con aquellos con quienes siento afinidad. Esta seguridad interior se refleja y me hace parecer más atractivo y carismático a ojos de los demás. Por lo que, a su vez, recibiré reacciones más positivas del exterior.


Si siento que la gente me rechaza, empiezo por aceptarme

En definitiva, si te ves reflejado en lo anterior, si te sientes rechazado con frecuencia, debes comprender que la clave está en ti. Comienza por sanar tu herida emocional para que deje de repetirse, para que dejes de encontrarla reflejada en tu presente.

 

Empieza por aceptarte incondicionalmente, encuentra en ti la aprobación que buscas y necesitas de los demás. A medida que realices este trabajo, tu actitud se modificará de forma significativa, y también lo harán tus relaciones. Cuando tú cambias, todo cambia. 

Cómo curar la herida del rechazo

Casi todos hemos padecido alguna vez la herida del rechazo, una herida difícil de sanar y que requiere de un gran esfuerzo. ¿Hoy lo conseguirás?

 

 


domingo, 24 de enero de 2021

5 formas de motivarte cuando te sientes desmotivado

Okairy Zuñiga    |   Mejor con salud.as.com   |     18/7/2020

Este artículo ha sido verificado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña

Para motivarte en esos días que no tienes ganas de nada, es buena idea que lleves una lista con todas aquellas metas que ya has conseguido y que te ayudan a seguir adelante. Te contamos otras técnicas que pueden ser de ayuda. 

La desmotivación es un estado de ánimo por el que todas las personas pasan. Es muy fácil encontrarse en esta situación cuando uno se siente solo, desanimado y cree todo lo negativo que puedan decir los demás. Se trata de una cuestión bastante normal, así que no te sientas mal por ello. Si necesitas saber cómo motivarte, aquí van algunos consejos.

Ante estos sentimientos, es importante reconocerlos y atajar el problema para no quedarse en ese momento. Como señalan diversas publicaciones académicas, se trata de un proceso «autoenergético», es decir que tiene un componente individual marcado. 

Por tal motivo, cada persona puede tener su propia estrategia para motivarse, y no hay una fórmula universal que funcione para todos. A continuación, te presentamos algunas de las más reconocidas.   

1. Evita la especulación y enfócate en los hechos 

Cuando estás desmotivado, es sumamente sencillo ver todo en tonos grises y negros. Por ello, es importante entender que estás pasando por esta situación, para así no especular y ver los hechos como son realmente.

·        Si te encuentras desmotivado por tu relación en pareja, evita hacer conjeturas y céntrate en los hechos. Es decir, si sabes que amas a tu pareja, notarás que ese problema que te desanima tiene solución y te estarás alejando de la zona gris.

·        Cuando esto pase, empezarás a ver el problema cada vez más pequeño y te animará saber que tiene una solución.

2. Entiende que eres humano

Es común pensar que, por una equivocación, todo va salir mal. Pues déjanos decirte que no es así. Eres humano, por lo que debes darte la oportunidad de errar.  

Además, ¿cómo vas a aprender sin equivocarte? Los errores son lecciones disfrazadas, así que debes verlas con objetividad, aprender la lección y listo.

·        Cuando sientas que estás desanimado por equivocarte, voltéate y mira todo el camino que has recorrido para llegar adonde estás. De esta manera, volverás a la zona de la batalla para seguir avanzado en tus metas.

·        Por un momento, deja de exigirte todo aquello que crees necesario para ser más feliz, más guapa, más exitosa o lo que sea que busques. Si lo que causa tu desmotivación es algún error que consideras muy grande, date tiempo para razonarlo; luego, continúa.

3. Date una dosis diaria de motivación 

Es imposible estar las 24 horas del día motivado, pero sí es posible motivarte todos los días. Un buen punto de partida es hacer una lista todas las mañanas de las cosas que has logrado. No todos los días querrás hacerlo, y es ahí cuando debes poner más empeño.

Normalmente, en los mejores días la lista se te hará superfácil. Incluso te faltará papel y deberás dosificar un poco para no saturar tu mente. En los días en lo que no se te ocurran cosas por las que sentirte motivado es cuando más lo necesitarás. Oblígate a trabajar esta lista en esos días.

Cuando la finalices, podrás ver todo lo que has hecho y te sentirás inspirado. Si en algún momento sientes que no hay nada que agradecer o por lo que sentirte bien, revisa las notas de los días anteriores. Tal vez justo lo que crees que te falta está ahí escondido, esperando a que lo veas. 

4. Toma un respiro para motivarte

Muchas veces la desmotivación llega cuando estás saturado de información o no logras avanzar y necesitas un respiro del día a día. Tomar un descanso de lo que sea que te tenga desmotivado no está mal; de hecho, es sumamente necesario.

Esto no significa que esas cosas que te desmotivan te vuelvan infeliz; tampoco significa que lo que creías importante te ha dejado de gustar; es solo que necesitas un respiro. Cuando te sientas así, toma una caminata, ve una película o lee un buen libro. Haz lo que sea, incluso lo opuesto a eso que ahora te desmotiva.

Esto te ayudará a recargar baterías y, cuando vuelvas, verás todo nuevamente de manera fresca, divertida y, sin darte cuenta, habrás logrado motivarte.

5. Reconoce que necesitas ayuda

Si bien es bueno que tú mismo sepas cómo lograr motivarte y que debes saber cómo animarte, también es muy cierto que muchas veces no es posible lograrlo solo. La razón de esto es tan simple que no parece real, y es que la mente es tan astuta que hay veces que reconoce que la quieres motivar y crea barreras que te lo impiden.

A diferencia de la depresión, ante la que es necesaria la consulta con un psicólogo, la falta de motivación puede combatirse con los amigos, la pareja y la familia. No tengas miedo de pedir ayuda; te sorprenderá descubrir que hay un buen número de personas dispuestas a ayudarte.

Aprende a motivarte

No todas las personas somos iguales, por lo que no existe una fórmula matemática exacta para motivarte. Por eso, debes procurar conocerte tanto como sea posible.  

Toma el tiempo de entender qué te mueve, qué te asusta, adónde quieres llegar y cómo. La respuesta a estas preguntas te dará las claves para enfrentar los momentos en los que debes motivarte.

Recuerda que, aunque la desmotivación forma parte del proceso de aprendizaje, no debe perdurar. No te permitas quedarte congelado en esta emoción; ten presente que debes amarte y respetarte. Debes ser tu mayor admirador y tu mejor motivador.

sábado, 23 de enero de 2021

Oir o escuchar?. Diferencias que marcan: la escucha activa

 

LETICIA RODRIGO MUÑOZ     |     Blog Psicología Social   |    10/06/2019 

Te preguntarás a qué se debe este título. Me atrevo a decir que estarás pensando “¿Hay alguna diferencia entre oír y realizar la escucha activa? “.  Pues te adelanto que sí que la hay, pero muchas veces no nos damos cuenta.

¿Te ha pasado alguna vez que alguien te está contando algo y de repente notas como tu pensamiento se va hacia otro lado? Sin embargo, sigues oyendo su voz, ¿verdad? Tienes el sentido del oído en perfectas condiciones. 

Con este ejemplo podrás ver que no siempre prestamos la atención suficiente y necesaria para una buena capacidad de escucha.  La buena noticia es, que se puede entrenar.

INTRODUCCIÓN A LAS HABILIDADES SOCIALES

A lo largo de esta lectura comprobarás que la habilidad de escucha activa es una competencia que pertenece al cupo de las habilidades sociales y de la comunicación, y que junto a otras tan conocidas como la empatía, contribuyen a conseguir una buena interacción con otras personas. 

¿Qué es esto de las habilidades sociales? Las habilidades sociales son aquellas competencias que se entrenan para una mejor comunicación y comprensión, entre personas. Somos seres sociales y por ello el entrenamiento de éstas es imprescindible para nuestras vidas. 

Cuanto mayor sea nuestra competencia en este tipo de habilidades, nuestra relación con otras personas será mucho más fácil.

OIR VERSUS ESCUCHAR

En mi breve experiencia tanto laboral como personal, me he ido dando cuenta del gran bienestar que proporcionas a una persona logrando tan solo, que ésta se sienta realmente escuchada y comprendida.

Por norma general, estamos acostumbrados a vivir rápido. A no escuchar, sino oír. Aquí viene la valiosa distinción entre oír y escuchar.

·        OIR: Percibir una cosa por medio del sentido del oído

·        ESCUCHAR: prestar atención a lo que uno oye, lo que es lo mismo: recoger información proporcionada por otra persona

·        ESCUCHAR DE FORMA ACTIVA: Es una técnica de comunicación asertiva que consiste en saber escuchar con un alto grado de atención y participación, captando todos los aspectos del mensaje de la persona que lo emite (lenguaje verbal y no verbal, emociones…) Que proporciona un feedback o retroalimentación a la otra persona a modo de preguntas, parafraseo (entre otras), que le haga saber qué estás preocupándote por lo que te cuenta y que te interesa saber más.

 

EJEMPLOS

Retomando párrafos anteriores una de las cosas que más valoramos como ser humano es que nos escuchen y nos entiendan. Pero llevar esto a cabo no es tarea fácil y necesita entrenamiento.

Si has leído más artículos míos sabrás que me encanta poner ejemplos para favorecer una mejor comprensión de lo que quiero transmitir. ¡Ahí van!

·        Imagina que has tenido un día duro en el trabajo y llegas a casa y algún familiar te pregunta qué tal tu día. Bien… le respondes y de repente, mientras hablas, ves cómo está mirando fijamente la televisión. Te está oyendo porque a veces ves como la persona asiente, o contesta alguna cosa. La pregunta es ¿Te sientes escuchado? ¿Cómo te sientes?

·        Vamos ahora al lado opuesto. Llegas a casa, te preguntan y se sientan a tu lado mientras hablas, te miran a los ojos, respetan tu turno de palabra, te preguntan cosas acordes al tema tratado en la conversación, te transmiten un feedback o retroalimentación… ¿Mejor?

LA ESCUCHA ACTIVA: CONCLUSIONES

En numerosas ocasiones podemos percibir que una persona tan solo necesita sentirse escuchada. Las personas necesitamos ese apoyo social del que a veces carecemos.

Es fácil crearnos nuestros propios juicios cuando observamos a una persona, la primera impresión que se llama. Pero, ¿no sería más útil hablar con ella? ¿Escuchar su situación o sus inquietudes personales? ¿Preguntarles cómo se sienten y realmente escuchar e intentar comprender?

Cuando una persona carece de ese apoyo social, se siente incomprendida por el resto de personas o no se siente escuchada tiende a presentar diferentes conductas tanto físicas, emocionales o conductuales que pueden llegar a ser una gran problemática. 

Por ello, el utilizar la escucha activa (como complemento a otras estrategias) puede prevenir algunos de estos comportamientos o al menos reducir su frecuencia. Ya que como he dicho otras veces, está demostrado científicamente que la percepción de apoyo social que tenemos, nos proporciona mayor bienestar en todos los sentidos.  

La escucha activa, implica siempre intentar comprender el otro punto de vista y está muy ligada a la empatía, otra habilidad social fundamental para nuestras relaciones sociales y de la que en otro momento te hablaré. ¿Trabajamos la escucha activa? 

“Escuchar detenidamente te hace especial, pues casi nadie lo hace” - Ernest Hemingway