SALUD | Luis Parejo | El Mundo
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La preocupación por tener el cuerpo
deseado puede llegar a convertirse en una obsesión y derivar en trastornos de
la conducta alimentaria. Cuando esto ocurre, los pacientes, casi siempre
jóvenes y adolescentes, adquieren patrones de alimentación peligrosos para la
salud. La anorexia nerviosa y la bulimia son
las enfermedades de este tipo más frecuentes.
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Ambas patologías comparten algunos
síntomas como la baja autoestima y una extrema preocupación por el peso y la
figura.
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El paciente anoréxico se ve gordo
aunque no lo esté ya que distorsiona su imagen corporal. Por eso, evita comer e
incluso siente repugnancia por los alimentos. En la mayoría de los casos
recurre a laxantes y diuréticos y realiza ejercicio intenso con objeto de
perder peso, hasta llegar a poner en serio peligro su vida. Por su parte, el
enfermo de bulimia come grandes cantidades de alimento y tras ello, para
compensar el 'atracón', vomita o toma laxantes.
El tratamiento requiere un plan
integral que incluya fármacos y terapia psicológica. El objetivo más inmediato
es evitar que el paciente coma de forma excesiva y a continuación se provoque
el vómito, (en el caso de bulimia); que recupere el peso ideal y también los
niveles adecuados de nutrientes de su organismo. La terapia psicológica tratará
de subsanar los problemas de comportamiento y alcanzar el equilibrio emocional.
Ésto ayudará al paciente a recuperar la imagen real de su cuerpo y dejar atrás
la distorsionada por la baja autoestima y otros problemas anímicos, así como a
aprender a comer siguiendo un patrón regular y sano.
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