ELENA SANZ | La Mente es Maravillosa | 21/12/2020
Todos deseamos
ser aceptados en cierta medida. Pero cuando nos sentimos rechazados con
frecuencia es probable que exista una herida por sanar.
Es
imposible caerle bien a todo el mundo. La mayor parte de las personas son
conscientes de que hay individuos que les aprecian y otros, por el contrario,
con los que no hay afinidad. Y esto no les supone un mayor problema, pues
comprenden que es algo natural. Sin embargo, cuando siento
que la gente me rechaza, puedo experimentar un enorme sufrimiento.
Por ello, es importante comprender el origen de este sentimiento para poder
sanarlo.
Y
es que, en realidad, cuando percibo un rechazo generalizado por parte de
mi entorno, lo más probable es que la dificultad esté en mí. No
en mi esencia, sino en mi actitud. No se trata de que haya en mi persona algo
inherentemente malo o desagradable. Se trata más bien del modo en que
interpreto lo que acontece y cómo reacciono a ello. Exploremos el tema en
profundidad.
¿Por qué siento que la gente me rechaza?
Herida
de rechazo
Lise Bourbeau definió
cinco heridas emocionales que se generan durante la infancia y que afectan al
modo en que nos percibimos a nosotros mismos y al mundo. Una de ellas, la más
profunda, es la herida de rechazo. Esta se origina cuando los padres
desprecian al niño, rehúsan estar en su compañía o se muestran críticos y
resistentes hacia una parte de su personalidad. O, al menos,
cuando el niño así lo percibe.
Quien,
durante su infancia, experimentó el rechazo,
sufrirá las consecuencias incluso en la edad adulta. Por lo mismo, será
especialmente susceptible a cualquier situación que le recuerde aquella que
causó su herida. Su umbral para sentirse rechazado es más bajo de lo normal y
tiende a enfocarse excesivamente en cualquier reacción crítica por parte de los
otros.
Quien
cree que no es válido, que los demás le desprecian o no le aceptan suele poner
en marcha conductas que den forma a sus temores.
Pues, muchas veces, no se trata tanto de las situaciones que vivimos sino del
significado que nosotros les damos.
Actitud
inadecuada
Por
otro lado, es posible que experimentes realmente el rechazo en tu vida
cotidiana. Todas las vivencias internas se basan, en parte, en una realidad
objetiva. Sin embargo, has de tener presente que los otros no rechazan tu
persona, sino tus actitudes.
Por
ejemplo, puede que seas excesivamente exigente o que mantengas expectativas poco
ajustadas respecto a ellos. Las personas no pueden complacernos
siempre, no actuarán en todo momento como nosotros deseamos. Si nos mostramos
dominantes, controladores o
manipuladores, los demás no disfrutarán de nuestra compañía.
Del
mismo modo, es posible que necesites trabajar tus habilidades sociales y comunicativas.
En el caso de quienes padecen fobia social,
el propio miedo al rechazo les lleva a comportarse de un modo que termina
haciendo realidad sus peores temores. Por su ansiedad, se muestran retraídos,
incómodos y poco naturales al interactuar con otros; y, por ende, las
respuestas que reciben de los demás no siempre son las más satisfactorias.
Eres
tú quien se rechaza
La ley del espejo es
una estrategia sumamente útil para comprender y resolver lo que nos ocurre en
numerosas situaciones. En este caso, si siento que la gente me rechaza, es
probable que la primera persona en hacerlo sea yo mismo. Si yo no me
siento valioso, me mostraré inseguro y necesitado de la aceptación
externa, cualquier signo de desprecio me afectará
profundamente.
Por el contrario, cuando me apruebo incondicionalmente, no siento la necesidad de complacer a los demás. Acepto que no puedo agradar a todo el mundo y me enfoco en desarrollar vínculos con aquellos con quienes siento afinidad. Esta seguridad interior se refleja y me hace parecer más atractivo y carismático a ojos de los demás. Por lo que, a su vez, recibiré reacciones más positivas del exterior.
Si
siento que la gente me rechaza, empiezo por aceptarme
En
definitiva, si te ves reflejado en lo anterior, si te sientes rechazado con
frecuencia, debes comprender que la clave está en ti. Comienza por
sanar tu herida emocional para que deje de repetirse, para que dejes de
encontrarla reflejada en tu presente.
Empieza por aceptarte incondicionalmente, encuentra en ti la aprobación que buscas y necesitas de los demás. A medida que realices este trabajo, tu actitud se modificará de forma significativa, y también lo harán tus relaciones. Cuando tú cambias, todo cambia.
Cómo curar la
herida del rechazo
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