Escrito
por el personal de MAYO CLINIC
La
vida está llena de desafíos impredecibles. Ayuda a tu hijo a prepararse para
afrontar lo que le espera, fomentando su resiliencia.
La mayoría de los padres creen que
es su tarea proteger a los niños de los tiempos difíciles o del fracaso. Sin
embargo, este enfoque no siempre es útil cuando se trata de preparar a tu hijo
para el futuro.
El esfuerzo ayudará a tu hijo a
disfrutar de los mejores momentos de la vida y le dará la satisfacción de haber
superado obstáculos. Infórmate sobre cómo estimular la resiliencia de tu hijo.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia es la propiedad de la
elasticidad, la habilidad para ajustarse y adaptarse sin quebrarse. Una persona
resiliente responde con éxito a las dificultades graves o crónicas y triunfa
ante la adversidad. La resiliencia es importante porque nadie puede escapar a
los desafíos, a menudo impredecibles, de la vida.
¿Tu hijo es resistente?
Puedes medir la resiliencia de tu
hijo observando su capacidad para hacer frente al estrés. ¿Cuál es la respuesta
de tu hijo en edad preescolar a una escena de miedo en un libro o un
espectáculo? ¿Cómo reacciona tu hijo de 9 años cuando le asignan un gran
proyecto? La respuesta biológica individual de cada niño al estrés juega un
papel importante en su nivel de resiliencia. Algunos niños son más sensibles al
estrés, mientras que otros son más tolerantes.
La capacidad de tu hijo para
adaptarse y prosperar frente a un desafío también está moldeada por las
experiencias y las relaciones. Imagina un balancín. Las experiencias
estresantes, como la pérdida de un padre o tener una enfermedad crónica, pueden
amontonarse en un lado, y hacerlo bajar. En el otro lado, sin embargo, están las
relaciones positivas y los recursos de apoyo. Esto ayuda a que el estrés sea
tolerable para un niño, e inclina el balancín hacia el otro lado. El estrés no
desaparece, pero el niño tiene las herramientas para lograr un balance
positivo.
¿Cómo
puedes desarrollar la resiliencia de tu hijo?
Sea cual sea el nivel de resiliencia
de tu hijo, es mucho lo que puedes hacer para ayudarlo a ejercitarse y
fortalecer este rasgo.
Promueve relaciones que brinden
apoyo
Contar con el apoyo de un adulto
estable y comprometido, ya sea un padre, un cuidador o un maestro, puede ayudar
al niño a sentir que tiene lo necesario para superar la adversidad. Esta
conexión les da a los niños pequeños un amortiguador del estrés del mundo
exterior, y crea un espacio protegido en el que pueden crecer.
Esta clase de relación también puede
servir como un andamio de apoyo mientras el niño adquiere habilidades, como la
concentración, la resolución de problemas y el autocontrol, para manejar el
estrés. A medida que un niño se vuelve más capaz y confiado, el andamio se
puede quitar poco a poco hasta que pueda mantenerse en pie solo.
Tu hijo se beneficiará al tener
varias relaciones que le brinden apoyo. Los candidatos podrían incluir un
abuelo, una tía, un entrenador, una profesora de piano o un amigo de la
familia. Piensa cómo podrías fortalecer estas relaciones o crear otras que
puedan ayudar a tu hijo.
Promueve las creencias fundamentales
Para que tu hijo desarrolle la
resiliencia, ayúdale a aprender lo siguiente:
·
Las
decisiones tienen consecuencias. Cuando
sea apropiado, deja que tu hijo experimente el resultado de sus decisiones. Si
los padres toman todas las decisiones, los niños pueden sentir que lo que hacen
o sienten no importa. Pueden sentir que sus padres dudan de su capacidad para
formar parte del proceso de toma de decisiones o para tomar decisiones por sí
mismos. Si tu hija insiste en usar zapatos de fiesta para ir al patio, déjala.
Pronto se dará cuenta de que le causarán ampollas. Si tu hijo dice que ha
estudiado lo suficiente para un examen, que los resultados del examen muestren
si tenía razón. A medida que tu hijo vaya tomando más decisiones, se volverá
más sabio, más seguro y más capaz de recuperarse de los reveses.
·
El
fracaso es parte de la vida. Si
tu hijo ve el fracaso como una oportunidad para aprender en lugar de rendirse,
es más probable que intente nuevas cosas y que las haga mejor. Enséñale a tu
hijo que no pasa nada si pierde en un juego de mesa o un partido de fútbol.
Pero perder no debería impedir que lo vuelva a intentar. Las habilidades se
pueden aprender. Elogia a tu hijo por esforzarse mucho en algo. Si tu hijo
empieza una actividad y quiere dejarla porque no siente que es lo
suficientemente bueno, anímalo a continuar durante un cierto período de tiempo.
Esto reforzará la idea de que no debe renunciar a algo demasiado rápido solo
porque es difícil.
La vida raramente es una cadena de éxitos. Piensa en los primeros pasos de tu hijo. Muchos de sus primeros esfuerzos por caminar probablemente terminaron en una caída. Pero tu hijo seguramente lo siguió intentando, y aprendió a caminar y a correr.
A medida que tu hijo crezca, lo ayudarás a asumir tareas más grandes y complejas. Habrá más caídas. Tu trabajo es ayudar a tu hijo a levantarse e intentarlo de nuevo. Asegúrate de que tu hijo sepa que el proceso de aprendizaje es importante, que el éxito inmediato no es siempre el objetivo y que el fracaso no es algo que deba temerse o evitarse. En cambio, ayuda a tu hijo a ver el fracaso como una consecuencia natural del aprendizaje y la experimentación de situaciones nuevas.
Puede ayudar conversar sobre tus
fracasos y lo que aprendiste. Mejor aún, deja que tu hijo te vea emprender
situaciones nuevas. Intenta correr con tu hijo una carrera de larga distancia o
tomar una clase de cerámica. Tú y tu hijo aprenderán de la experiencia.
Deja que tu hijo aprenda
Permitir que tu hijo aprenda del
fracaso requiere que tú des un paso atrás y dejes que tu hijo lo experimente.
Si tu hijo se enfrenta a una situación en la que su seguridad está en riesgo,
tu intervención es apropiada y necesaria. Pero, si tu hijo no ha terminado una
tarea a tiempo, deja que enfrente las consecuencias. Esto ayudará a que tu hijo
aprenda que se le aplican las reglas y lleve un mejor seguimiento de las tareas
y los plazos.
Además, haz espacio para que tu hijo
pueda abogar por sí mismo. Si tu hijo experimenta golpes en una amistad, evita
interferir. En cambio, ofrécele escucharlo. Hablar sobre lo que tu hijo piensa
es el mejor camino a seguir. Ofrece tu apoyo. Si te lo pide, dale un consejo.
Descubre el poder del
"todavía"
El fracaso también puede convertirse
en una fuente de motivación para tu hijo y servir de combustible para que se
esfuerce un poco más. Descubre con tu hijo cómo una elección diferente podría
haber llevado a un resultado diferente. Si tu hijo se siente derrotado y dice:
"No puedo", pídele que añada la palabra "todavía" al final
de la frase. Con un mayor esfuerzo, una nueva estrategia o ambos, tu hijo puede
intentarlo otra vez, posiblemente con mejores resultados.
Además, piensa en tus expectativas.
Ten en cuenta las habilidades de tu hijo y fíjale límites lo suficientemente
altos como para que tenga espacio para desarrollarse y crecer. O deja que tu
hijo fije sus límites. Si los objetivos se establecen siempre a su alcance, tu
hijo nunca fracasará ni tendrá la oportunidad de conocer sus verdaderas
capacidades.
Ayudar a tu hijo a desarrollar su
capacidad de resiliencia no es un proceso fácil. Pero si permites que tu hijo
se enfrente a los desafíos y desarrolle estrategias para afrontarlos, lo
ayudarás a prepararse para ser un adulto independiente.