martes, 28 de febrero de 2017

El insomnio, nuevas soluciones para combatirlo.

·        MARIAN BENITO | El Mundo.es | yodona | 23/02/2017
Puede que, como dice la escritora mexicana Vivian Abenshushan, no haya nada más terrible que "no poder descansar de uno mismo", escuchar en esas noches de insomnio nuestros pensamientos más negativos viendo pasar ovejas con la misma parsimonia que las horas del reloj. ¿Y si en el lugar de estos animalillos pusiésemos nubes que planean sobre nuestra cabeza?.

La idea es del psicólogo Ad Kerkhof, profesor de la Universidad Vrije de Amsterdam y especialista en trastornos del sueño. Lo que él propone es que atendamos durante el día a esos demonios que nos visitan cada noche en forma de preocupaciones. Es decir, que les reservemos 15 minutos por la mañana y otros tantos por la tarde. Siempre fuera de la cama. Y, por la noche, cuando imaginemos esas nubes, Kerkhof aconseja que las alejemos llenando nuestra cabeza de recuerdos felices o pensamientos positivos, dándoles color, olor, sonido o palabras.

Pero la cuestión, sobre todo para quien sufre habitualmente noches insomnes, es saber por qué nos invaden las preocupaciones con tal intensidad. Pablo Muñoz Gacto, director de los centros Nascia, nos da una explicación: "Durante el día estamos activos y eso nos permite enmascarar los problemas y ser menos conscientes de los síntomas físicos y mentales del estrés y de la ansiedad que vamos acumulando. Se produce un círculo vicioso en el que la sensación de ser incapaces de dormir nos lleva a pensar recurrentemente en las preocupaciones. Además de generar un estado de activación y alerta, genera aún más estrés y ansiedad, más síntomas y más pensamientos negativos".

El asunto está ocupando muchas horas de investigación en todo el mundo. La última nos llega de la Universidad de Lausana, en Suiza. Allí, el neurocientífico Sandro Lecci y sus colegas han descubierto que el sueño alterna cada 25 segundos un tiempo de recuperación y otro de vigilia. Cerebro y corazón acompasan su ritmo y se preparan juntos para un despertar inesperado. A continuación, durante otros 25 segundos se sumen en un sueño reparador. Los investigadores dicen que, si el gato se subiese a la cama, solo nos despertaría en caso de que coincidiese con uno de esos lapsos de alerta.

Su conclusión es que durante el sueño nos recuperamos del cansancio y potenciamos la memoria, pero no dejamos de mantenernos atentos a cualquier alteración que pueda ser interpretada como una amenaza. El trabajo abre la vía a nuevos tratamientos terapéuticos para personas que sufren trastornos del sueño.
Siendo tan importante la función de dormir, Muñoz Gacto ha diseñado un programa de entrenamiento del cerebro que reduce o elimina, en primer lugar, los síntomas de ese estrés que acumulamos durante el día, y cambia los pensamientos de negativos a positivos. Sus herramientas son dos:

·        Biofeedback. Con esta técnica se entrena la respiración y la tensión muscular para controlar el mecanismo de nuestro cuerpo y modificar nuestra respuesta fisiológica a situaciones que consideramos estresantes. Una vez que desaparecen los síntomas más físicos y acuciantes, conseguimos que suba el autocontrol y disminuya la sensación de estrés y ansiedad.

·        Neurofeedback. Aquí entrenamos el patrón cerebral óptimo tanto para relajar como para descansar. Así, seremos capaces de aprender a situarnos en un estado concreto de manera consciente. Esta es una técnica no invasiva basada en la visualización en tiempo real de la actividad eléctrica cerebral mientras el paciente se somete a juegos, ejercicios o animaciones.

Además, no hay que olvidar las pautas más repetidas en consulta: dedicar un tiempo a la relajación antes de dormir, no consumir en las horas previas sustancias como caféalcohol, tabaco o exceso de azúcar. No dormir siesta si es innecesaria y sustituirla por una hora de ejercicio y deporte. Evitar la automedicación y seguir un ritual antes de acostarse.
    

El pescador de neuronas.

Enfermos mentales aprenden a debatir, a relacionarse y a crear su propio arte en una actividad en el Carmen Thyssen de Málaga.
ESPERANZA CODINA | Málaga | El País | 03/02/2016
Un corazón flota en mitad del lienzo sobre un mar calmado. Hay neuronas suspendidas por todo el órgano vital y en medio se ve a un hombre en una pequeña barca, empuñando una caña y dispuesto a capturar alguna de estas células. Es El pescador de neuronas, un cuadro pintado con pulcritud por Miguel Ángel Labrac. No es un artista reconocido ni aspira a serlo, pero le gusta adornar cerámicas y cada vez muestra más afición por las telas.

Miguel Ángel es alumno de Correspondencias, una iniciativa conjunta de la unidad de gestión clínica de Salud Mental del Hospital Regional de Málaga y el Museo Carmen Thyssen en la que han participado 10 personas con trastorno mental grave. Durante una docena de sesiones, la pinacoteca malagueña ha sido un espacio de reflexión y creatividad para estos pacientes, en situación estable. La iniciativa ayuda a la rehabilitación psicosocial de la enfermedad y el grupo vive una experiencia en un entorno normalizado, alejado del ambiente hospitalario.

El programa incluye dinámicas para trabajar conceptos como el yo, el cuerpo o el entorno, con análisis de varios cuadros, que se han convertido en una herramienta terapéutica. Como colofón, cada alumno ha creado su propia obra de arte. “En una convivencia en Torremolinos me preguntaron qué era lo que más deseaba. Pensé que estaría bien que pudieran recuperarse las neuronas dañadas, las que se van perdiendo”, cuenta Miguel Ángel sobre la fuente de inspiración de su pintura.

A su lado, Enrique Cuenca da los últimos retoques a las 12 uvas, hechas con globos y papel maché, que imaginó al ver el cuadro La Puerta del Sol (1902), de Enrique Martínez Cubells. Entusiasta de la novela Siddhartha, del Nobel alemán Hermann Hesse, además de su alegoría a la tradición española de Nochevieja ha creado un libro de cartulina nominado Siddharthe y yo, jugando con el contenido de la actividad.

José Antonio Cambril ha compuesto una obra “de amistad y cooperación”, un collage con fotos de sus compañeros. Mientras pinta el fondo de verde esperanza, confiesa su predilección por el lienzo La buenaventura, del cordobés Julio Romero de Torres. “A la mujer morena le han dedicado muchas canciones, forma parte de la cultura popular”, argumenta.

El jarrón de Rosario Muñoz es de color azul, parecido al tono de uñas que luce Esperanza Almagro. Aficionada a visitar museos, esta mujer de 50 años tuvo claro desde el principio que su obra giraría alrededor de Amenaza de naufragio(1894), de José Navarro Llorens, el cuadro que más le gusta del Carmen Thyssen y al que llama La tempestad por lo que representa. “Nadie se queda indiferente cuando lo ve”, afirma Esperanza, que ha deconstruido la imagen y ha intercalado versos con sus sensaciones.

Menos locuaz es Pablo Talabán, que se afana en terminar su obra dedicada “a la esperanza y al amor libre” en la última sesión del programa. Este martes se celebró la fiesta de despedida. Inmaculada García tenía listo su cofre. Lo llama La caja de mis tesoros y lo ha pintado de azul y naranja porque “significan verdad y entusiasmo”. En el interior aparece su “espacio íntimo”, su dormitorio, y en la tapa hay escritas cualidades como bondad, paciencia, compromiso o respeto.

Las educadoras del museo huyen del término arteterapia, precisan que se trata de una actividad educativa. “Su importancia está en que pueden devolver algo a la sociedad, eso es lo que más rehabilita. No están acostumbrados a dar nada”, explica Francisco Durán, enfermero especialista en Salud Mental e ideólogo del programa.

Lo que ofrece Francisco Daniel Reyes es un collage con fotos de Málaga. “Es la diosa y bella de la felicidad”, escribe bajo las imágenes, tomando prestada la letra de una canción de Cantores de Híspalis. Reme ha reproducido las manos de sus compañeros con cartulina y papel de charol, entrelazadas con hilo de lana. Ha tejido una red de amistad, ha sellado el grupo.