sábado, 13 de julio de 2013

A pasar el mono en casa

- Los recortes presupuestarios cierran centros para drogodependientes, narcosalas y comunidades terapéuticas

    -  Solo uno de cada seis fallecidos en el mundo por consumo de drogas recibió tratamiento el año previo, según la ONU

 Alejandra Agudo | El País | 28/06/2013

Es difícil encontrar una parcela del sector sociosanitario en la que no haya recortes. La prevención y atención a las drogodependencias no son una excepción. Algunos expertos del sector alertan ya de que podría desmoronarse la red asistencial creada en los años ochenta como respuesta al boom del consumo de heroína. Esta droga tan destructiva dejó de ser la más consumida hace años, pero el problema de las adicciones no ha desaparecido, solo ha cambiado de cara. Y los profesionales advierten de que necesita una respuesta distinta de la tijera.

El presupuesto del Plan Nacional sobre Drogas baja un 20% tras caer otro 28,5%
Con 3,6 millones de euros menos, el presupuesto de 2013 del Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD), dependiente del Ministerio de Sanidad, es casi un 20% inferior al de 2012, año en el que ya había sufrido un recorte del 28,5%.

“Estaría muerta”. Así de tajante es Clara (nombre supuesto) cuando imagina su situación si hubiera seguido enganchada al alcohol. Lleva ocho años sin probar una gota tras su paso por una comunidad terapéutica en Aragón. Ahora, ese centro público que le “devolvió la vida, se enfrenta a los recortes, que ya han mermado la plantilla. Y pesa sobre él la posibilidad de cierre.

Autonomías y municipios tienden a derivar este servicio hacia ONG
Como si de una balanza se tratase, mientras algunas sustancias pierden fuerza en el mercado, como la heroína, otras toman impulso, sobre todo el alcohol y los hipnosedantes.

La respuesta mayoritaria de las Administraciones autonómicas y locales a los problemas económicos es prestar el servicio de atención a la drogodependencia a través de ONG. Las entidades no lucrativas han hecho esta labor desde hace décadas de manera complementaria al sistema público. Este engranaje mixto funcionaba. Pero ahora las organizaciones se enfrentan a una carga de trabajo creciente y con menos presupuesto. Algunas, ahogadas, han tenido que cesar sus programas.

La masificación y las largas listas de espera ponen en riesgo el sistema
Miguel del Nogal, psicólogo experto en la atención de drogodependientes, viene observando un deterioro del sistema desde hace tres años. “No solo por los cierres, también se está sanitarizando la terapia”, explica. El tratamiento de las adicciones ideal es bio-psico-social, con psicólogos, terapeutas, educadores, asistentes sociales, además de médicos. Esta deriva “afectará a la calidad”.

“Los adictos tardan 10 años en pedir ayuda, es clave la fácil accesibilidad”
Mucha terapia fue precisamente lo que salvó a Antonio José, sevillano de 26 años. “Tomaba de todo. Cocaína, porros, alcohol, pastillas… Empecé con el éxtasis a los 15 años”, relata. Este joven recuerda su adolescencia como “una pesadilla”. “Te alejas de las personas que más quieres, solo pensaba en ganar dinero para comprar más drogas. Por eso empecé a trapichear”. Hace seis años decidió pedir ayuda y ya lleva dos sin probar ninguna droga. La travesía de la abstinencia no ha sido fácil. Ha necesitado cuatro años de charlas, recaídas, sentimientos de fracaso y reinicios. Pero contó con el apoyo de su “familia” y de Arpial, una asociación andaluza sin ánimo de lucro que hoy atiende a más de 200 chavales, y que también afronta serios problemas económicos. “Hemos tenido recortes desde que nacimos”, relata el presidente. Para combatir las dificultades presupuestarias recurren a voluntarios que han pasado por el centro, pero uno de ellos afirma que él no podría haber dejado las drogas solo. No cree que nadie pueda. En Andalucía la dotación autonómica para estas organizaciones ha bajado un 45% en 2013.

Las grandes ONG tampoco se salvan de los recortes. Francisco Recio, director de Proyecto Hombre, una de las mayores organizaciones del sector, que atiende a 20.000 pacientes al año, afirma; “Ahora hay más personas que abusan de las drogas, pero ya no están en la calle con una jeringuilla. Ha pasado a ser un problema privado, invisible. Y los políticos se centran en cuestiones que producen alarma social.

Hay más consumo de drogas pero al no verse en la calle no causa alarma
Los profesionales concuerdan en señalar que los cierres y la reducción de recursos humanos ponen en riesgo un modelo consolidado. Nadie se queda sin asistencia, repiten, pero las listas de espera de los centros que quedan aumentan considerablemente. “Se masifican y baja la calidad”, alerta el psicólogo Miguel del Nogal.

La fácil accesibilidad a los recursos es clave si se tiene en cuenta que los adictos tardan de media 10 años en pedir ayuda profesional, según el estudio de Proyecto Hombre.

Cruz Roja es otra de las grandes ONG que ha sufrido la tijera. Desde enero cuenta con dos centros menos en la Comunidad de Madrid, que no renovó el convenio con la organización. La medida, que afectó también a otras dos entidades, obligó a derivar a 1.200 pacientes a centros públicos ya existentes.