TERRY GRAGERA | Madrid | hola.com | 12/03/2024
Es uno de los
autores de mayor éxito en temas educativos. Su nuevo libro está dirigido a los
adolescentes para ayudarlos en su camino de autoconocimiento.
Autor del best seller El cerebro del niño explicado a los padres, Álvaro Bilbao es doctor en Psicología e investigador en este campo
y en el de la neurociencia, por cuyos trabajos ha recibido
diversos premios.
En su nuevo libro Prepárate para la vida (Ed. Plataforma) da un giro y toma como interlocutores a adolescentes y jóvenes con el propósito de orientarlos a través de siete claves básicas, en ese convulso momento vital. Hemos hablado con él.
En el resto de tus libros te diriges a los padres, y en este directamente a los adolescentes, ¿por qué ese salto?
Llevan mucho tiempo proponiéndome
escribir sobre el cerebro adolescente para padres. Yo doy muchas conferencias a
adolescentes y mi sensación es que son muy activos a la hora de
aprender y les gusta mucho cuando les explicamos, por ejemplo, cosas del
cerebro. Puede que los adolescentes no escuchen a los padres,
pero eso no significa que no tengan interés por aprender, por conocerse mejor,
por saber cómo funciona su cerebro y de qué manera esos conocimientos les
pueden ayudar en sus decisiones y a construir una vida sobre la que se sientan
contentos en ella.
Quería
dirigirme a ellos y lanzarles el mensaje que lanzo en las conferencias y que
hace que levanten la mano para preguntar y que se arremolinen. Quieren aprender
cosas.
En el libro insistes en el autoconocimiento para superar los desafíos de la vida. ¿Cómo lograrlo en un momento de cambio e inestabilidad como la adolescencia donde ni siquiera saben quiénes son?
Hay una parte importante que tiene
que ver con su identidad, que van construyendo con los años, y hay una parte
que es saber escucharse a ellos mismos. Puede que no tengas claro lo que
quieres estudiar o que no tengas clara una identidad que te defina, pero
sí puedes ir escuchando tus emociones, dominando tu temperamento,
siendo un poco más fuerte, eligiendo amistades que te hacen sentir bien… Todo
eso les va a dar sintonía, y a partir de ahí van a poder conocerse y a
entenderse.
En el
libro explico que si tuviéramos una píldora de autoconocimiento, la mitad de la
píldora sería entender bien tu personalidad y la otra mitad sería entender bien
cómo funciona tu cerebro, que es un concepto universal.
Desde hace un tiempo las emociones se han puesto en el centro y desde que son muy pequeños se les enseña a reconocerlas, pero llegan a la adolescencia y, aunque se saben la teoría, se sienten desbordados. En el libro abogas porque escuchen esas emociones. ¿Cómo deben lidiar con ellas en un periodo vital tan convulso?
Justo después de hablar de
emociones, está el capítulo de dominar el temperamento. Es verdad que es
importante escuchar las emociones, pero no siempre nos tenemos que dejar llevar
por esa pasión que nos despierta la emoción y hay veces que hay
que poner autocontrol y frenar los impulsos, y esa es una tarea de la
adolescencia: aprender
a diferenciar cuándo las emociones son una brújula que nos indica un camino que
debemos seguir y cuándo las emociones están llevándonos demasiado lejos y
tenemos que ponerlas bajo control.
Hay estudios muy interesantes que
demuestran que tanto los chicos como las chicas, pero más ellos, dejan de
mostrar sus emociones y su vulnerabilidad porque en la adolescencia los
compañeros los ridiculizan. Hay que volver a poner en valor
mostrar las emociones, y aunque no se haga con todos, quizá sí
hay algún amigo al que poder comentarle ‘hoy estoy triste’ o ‘me siento mal
porque he suspendido este examen’. En desarrollo personal se necesitan
muchos inputs, y este libro es uno más.
“Resistir los propios impulsos es la habilidad psicológica más difícil de dominar para la mayoría de las personas”, aportas en el libro. ¿Por qué algunos adolescentes son capaces de hacerlo y otros no?
Tiene que ver con dos factores.
Uno de ellos es la configuración del propio cerebro. Desde que tienen dos años
de vida podemos ver que hay niños con un estilo genético que les hace ser muy
buenos a la hora de controlarse. Son niños que antes de pegar a alguien son
capaces de parar. Es una facultad cognitiva que viene marcada de serie. El otro
factor importante son los padres. En
la medida en que nosotros somos capaces de regularnos cuando son pequeños, que somos capaces de
decirles que no, pero de forma calmada; que logramos estar tranquilos cuando
tienen una rabieta… El niño va a ser más capaz de regularse cuando sea
adolescente.
Pero,
en todo caso, la adolescencia es un periodo donde hay un aumento drástico de
hormonas que hace más difícil el control, sobre todo en momentos en que están
un poco enfadados.
Hablas de adicciones y aseguras que la mejor manera de protegerse ante ellas es no comenzar, no dar ese primer paso…
Puede ser un poco predicar en el
desierto porque tienen muy normalizado el tema de las drogas. Un niño de 12
años conoce, aunque no las haya probado, qué es el hachís, la marihuana… Pero
ese conocimiento que tienen hay que aprovecharlo para explicarles la realidad.
Porque el otro factor que me preocupa mucho es que muchos
adolescentes tienen la idea de que no pasa absolutamente nada por consumir
hachís y marihuana, cuando hay estudios que dicen que dañan todas las regiones
conocidas del cerebro.
Piensan que es algo natural, pero
hay muchas cosas naturales que no son buenas. En el libro les explico cuáles
son las consecuencias reales, más allá de lo que les pueda contar un youtuber o sus amigos.
En relación a la felicidad, ¿qué mensaje hay que transmitirles a los adolescentes: que es algo a perseguir, que es algo que viene y va…?
En el libro hay tres momentos en
los que hablo de la felicidad: cuando tenemos que proteger nuestro estado de ánimo y nuestra mente no consumiendo
demasiadas redes sociales, no fijándonos en lo que nos dicen
los demás, no entrando en los cotilleos… El segundo punto tiene que ver con
cómo cultivar la felicidad, y ahí es importante que entiendan que no existen las personas que son totalmente felices. Estamos
medicalizando muchos problemas normales en la vida: el chaval de 12 años que
tiene ansiedad por exámenes y lo medicamos; la pareja que tiene una ruptura y
se medica porque experimenta tristeza…
En la vida hay momentos buenos y
momentos malos, días en los que vas a estar bien y otros en los que no vas a
estar tan bien. Es importante normalizar que la felicidad no
es algo constante, sino que se percibe de forma intermitente, y
que la podemos cultivar teniendo buenas amistades, haciendo ejercicio físico,
cosas que nos gusten, evitando estar con personas que no nos traten bien… Todo
ello va a aumentar nuestra probabilidad de estar feliz, pero no hay ninguna
persona en el mundo que no tenga días malos.
Dedicas un espacio en el libro a ese primer amor adolescente. Desde la familia, cuando sufren su primera ruptura, ¿cómo habría que acompañarlos para no ser demasiado intrusivos, pero a su vez ayudarlos?
Lo que es
maravilloso es que en este momento haya muchos chicos que compartan con sus
padres que han conocido a alguien, que tengan esa confianza en la familia para
comentarlo, porque eso es ya un gran paso en relación a lo que vivimos en otras
épocas, donde nos daba vergüenza hablar de nuestros sentimientos y todo lo
llevábamos a escondidas con nuestros padres.
Cuando
hay una ruptura, lo mejor es acompañarlos, permitiéndoles estar tristes, quizá
podemos hacerles su cena favorita y explicarles que, como todo en la vida, a
veces las cosas no salen a la primera y que es normal porque estamos probando o
porque no hemos sabido gestionar desilusiones, conflictos… pero que son
oportunidades para aprender y afrontar la siguiente relación de una forma un
poco más sabia.