MARILÓ GARCÍA MARTÍN |
El País | 04/09/2019
“Buscar
un grupo de referencia adecuado no solo nos hace más feliz sino que también
ayuda a alcanzar el éxito”
Imagina por un momento que eres J. R. R. Tolkien y acabas de
esbozar la que será la épica obra El
señor de los anillos. Si tuvieras la oportunidad de confiarle
tu borrador a alguien, ¿a quién se lo mostrarías? El escritor británico no lo
dudó y compartió sus hobbits, elfos y enanos de la Tierra Media con sus colegas
de un pequeño grupo literario que había creado junto a C. S. Lewis, el autor de
la no menos fantasiosa Las
crónicas de Narnia. Para Tolkien, "los inklings",
que era el nombre que le dieron a dicha asociación, venían a ser lo que años
después David McClelland llamaría "grupo de referencia".
Según la investigación de este psicólogo social de la Universidad de Harvard, las
personas con las que nos asociamos de forma habitual "determinan el 95 por
ciento de nuestro éxito o fracaso en la vida". Es evidente que, más allá
de su indudable talento, los comentarios y críticas de "los
inklings", su grupo de referencia, animarían al perfeccionista Tolkien a
finiquitar su obra magna. Podría decirse que parte del mérito del mítico libro
fue de sus colegas.
Ahora párate a pensar en tu "grupo de referencia",
ese que forma la gente de tu entorno, la familia, el trabajo, los amigos… Esos individuos a los que estás expuesto
habitualmente dan forma a quien eres. Como dice el
emprendedor Ricardo Llamas Martínez,
autor del libro Elígete a
ti mismo y haz que funcione (2015), "las personas con las
que pasamos más tiempo determinan las conversaciones que atraen nuestra
atención […] Con el tiempo, empezamos a comer lo que comen, a hablar como
hablan, leer lo que leen, pensar lo que piensan, ver lo que ven, tratar a la
gente del mismo modo, incluso vestir igual que ellos. Lo gracioso es que
normalmente ignoramos que nos parecemos tanto".
¿Con quién pasas más tiempo? ¿Quiénes son las personas que
más admiras? McClelland descubrió que los mismos individuos, teniendo los
mismos antecedentes, oportunidades y capacidades, haciendo las cosas del modo
correcto, dependían definitivamente de su "grupo de referencia". O lo
que es lo mismo, que si no eliges a las personas que te animen e impulsen, que
sean un aliciente en tu vida, lo más seguro es que fracases. ¿Y qué hay que
hacer entonces? Según el médico, emprendedor y conferenciante Sam Hazledine, "hay que elegir tu propio grupo de
referencia de forma consciente y no solo por proximidad. No
es algo común, pero tampoco es complicado". Para ello, te explicamos cómo
distinguir a la "gente tóxica", aquellas personas que hay que
mantener lo más lejos posible, y cómo invertir en aquellas otras que añaden
valor a tu vida.
Esforzarse en
buscar estas seis personas vale la pena.- Que no te compliquen la vida,
que sean personas positivas, que tengan iniciativa, asuman sus errores… Son cualidades que, en los otros, pueden multiplicar lo
bueno de nosotros mismos. "Hay que saber rodearse de gente motivada
e inspiradora, hará que aumente nuestro bienestar emocional, se incremente nuestra
capacidad de aprendizaje y vivamos un mayor crecimiento personal", asegura
Elena Cedillo, psicóloga clínica y cocreadora de People are not Resources.
Para Cedillo, así son los seis tipos de personas que más nos pueden beneficiar.
1 -Personas
motivadas.- Son comprometidas y activas. Se proponen objetivos, perseveran, son
entusiastas y no se suelen dejar paralizar
por los miedos. Son
el espejo en el que deberían reflejarse quienes se fustigan con cada error que
cometen, pues las personas motivadas tienen presente que
una equivocación es una experiencia de crecimiento y aprendizaje.
2 -Personas
inspiradoras.- Han tomado las riendas de
su vida, han cambiado lo que no querían o han mostrado una gran
capacidad de superación respecto
a circunstancias concretas. Tienen una constante actitud de perseverancia, y
creen en sí mismas y en sus posibilidades. Las
personas inspiradoras nos transmiten que no tenemos que dejar de luchar, que
nunca es tarde para crear propósitos y perseguir objetivos.
3 -Personas positivas.-
Nos ayudan a percibir el lado
bueno de las cosas, a asumir riesgos, a conseguir una resolución satisfactoria
de los problemas. Las personas positivas nos hacen creer en
nuestras posibilidades, a
responsabilizarnos de nuestra vida y a sonreír más. Y la sonrisa tiene un poder
innegable.
4 -Personas
abiertas.- Están razonablemente
libres de prejuicios, y siempre se muestran dispuestas a escuchar diferentes
criterios y opiniones, aunque no coincidan con sus puntos de vista. Empatizan
más con los demás y no tienen tanto miedo al cambio. Aceptan mejor las críticas (y
eso es muy importante porque su efecto es mucho más potente que el de los
halagos) y
viven más despreocupados por lo que otros piensen sobre ellos. Las
personas abiertas nos aportarán mayor flexibilidad, nos enseñarán a ser más dialogantes, a aceptar mejor las críticas y a mantener un
mayor equilibrio emocional.
5 -Personas
apasionadas.- Viven con entusiasmo,
disfrutan cada momento e invierten tiempo en lo que realmente les apasiona. Su
alta motivación es un potente motor. Las personas apasionadas nos enseñan una
gran lección: "si encuentras tu verdadera pasión, jamás va a faltar motivación".
6 -Personas
agradecidas.- Las personas solemos
centrarnos más en los aspectos que no tenemos satisfechos en vez de colocar el
foco en las cosas buenas que nos ocurren constantemente. Potenciar la gratitud
o estar
con personas agradecidas incrementará nuestro bienestar emocional, nos situará en nuestro
presente y
nos alejará de la queja inútil.
Cuidado con estos tipos de personas, no aportan nada bueno.- Ya lo decía Bernardo Stamateas en su superventas Gente tóxica: hay que evitar a las personas que te compliquen la vida, que abusan si no se les ponen límites, "vampiros emocionales" que se sienten bien destruyendo, en vez de aportando. "En toda organización hay una 'manzana podrida' que podrá, en algún momento, afectar con su comportamiento a los buenos trabajadores y en consecuencia, a toda la empresa", afirma Valeria Sabater, psicóloga social y experta en neurocreatividad. Para ella, así son los seis tipos de personas que debemos intentar evitar.
1 -Personas
que se quejan.- Quienes viven
en la espiral de la queja constante tienen un problema para cada solución, y
hacer de la queja su estilo de vida suele
conllevar crear cautivos: nos buscan para desahogarse o para convertirnos en el
motivo de sus quejas. Lo mejor es hacerles ver que con su comportamiento derrotista no solucionan ni ganan nada. Si no
cambian no debemos contagiarnos de su actitud, ni dar valor a sus comentarios
negativos.
2.-Personas envidiosas.- En el
momento en que alguien experimenta la envidia se percibe como inferior o como
perdedor, y eso no solo genera frustración, también produce
algo muy peligroso que es la rabia. De hecho, hasta eso que llamamos "envidia sana" esconde el deseo de algo que no se posee y
esto puede dar forma a situaciones incómodas, en las que se pierde la confianza
en nuestras relaciones. Siempre será mejor la admiración que la envidia. Quien
te envidia, ni te quiere ni te respeta.
3 -Personas
que cotillean.- Están siempre más
preocupadas por lo que hacen los demás que por responsabilizarse de sí mismas.
Tienen un tipo de personalidad que es muy dañina en un entorno laboral porque
intoxica el ambiente, crea problemas donde no los hay y dificulta la
productividad; no hay que caer en su juego. El chisme muere cuando llega al
oído inteligente que opta por detener ese rumor o cotilleo. Este tipo
de persona disfruta entrando en estos juegos porque adquiere poder, así que lo mejor es no dar valor ni al chisme
ni aún menos al chismoso.
4 -Personas
que se sienten culpables.- Usan
el victimismo como estrategia manipuladora, un detalle que hay que tener en
cuenta porque puede ser un arma de doble filo. Al mostrarse deprimidos (los hay que lo están y no se
nota) y arrastrando sobre
sus espaldas el peso de la culpa, están usando en realidad una afilada
manipulación emocional. Son
personas que siempre están pidiendo perdón y que suelen mostrarse sumisas para
obtener beneficios.
5 -Personas agresivas.- Carecen de empatía, son autoritarias, usan la comunicación violenta y
priorizan en exclusiva sus necesidades y derechos. Convivir con este tipo de
personalidad puede erosionar gravemente nuestra autoestima, y no podemos dejar
de lado que estamos ante un tipo de maltrato. Lo mejor en estos casos es poner
distancia. Convivir con alguien agresivo, ya sea en el ámbito familiar o
laboral, deja serias secuelas a todos los niveles.
6 -Personas
psicópatas.- Hay un dato
interesante: las personas con
comportamientos psicopáticos tienen mayor probabilidad de optar a puestos
directivos o de poder. La
explicación está en que su personalidad agresiva, su falta de empatía o la
habilidad para manipular usando su encanto para obtener objetivos son
características demandadas en determinadas categorías laborales. Este tipo de
perfil suele sortear la legalidad o lo permisible
para obtener beneficios. Ante
el psicópata lo mejor es marcar límites, dejar claras las consecuencias de sus
actos y sobre todo, no ceder nunca.