ANTONI
GRAU | ITA,
especialistas en Salud Mental | 14/04/2020
ITA
está formado por una red de 31 centros ubicados por toda España, y
especializados en trastornos alimentarios, de conducta, las adicciones (drogas,
juego, comportamentales, nuevas tecnologías) y en la psiquiatría general. Su
modelo propio de terapia —imitado y validado nacional e internacionalmente— le
ha convertido en un grupo de referencia, donde más de 1.000 profesionales
tratan anualmente a más de 5.000 pacientes de entre 7 y 72 años.
-¿Cuándo
podemos hablar de trastorno mental?
Cuando
se produce una alteración del funcionamiento normal de nuestro día a día. Una
alteración biológica, psicológica o social que rompe nuestra continuidad, nos
crea sufrimiento y supone una disfunción en nuestra actividad normal diaria y
en nuestras relaciones sociales y familiares.
-¿En
qué se basa la metodología propia de ITA?
El
modelo ITA fue pionero, y continúa diferenciándose en cuatro aspectos. El
primero pasa por buscar la base de malestar que genera el trastorno y acabar
con éste de raíz. Atendemos los síntomas, pero lo más importante es resolver
los motivos que condujeron a la irrupción del trastorno. El segundo es que
nuestros tratamientos son interdisiciplinares, enfocados desde un punto de
vista médico, psicológico y social. Un tercer elemento pasa por la implicación
del entorno y la familia del paciente. Y en último lugar, actuamos como una red
que cubre todo el proceso asistencial desde la hospitalización, el centro de
día y las consultas externas.
-Tratan
a muchos adolescentes…
Comenzamos
en 1998 como especialistas en trastornos alimentarios, convirtiéndonos en
referencia nacional. Posteriormente, aplicamos algunos de nuestros ingredientes
terapéuticos a los trastornos de conducta. En el momento actual tratamos
patologías como las adicciones, los trastornos de la personalidad, trastornos
psicóticos y trastornos adaptativos entre otros.
-¿Por
qué se dan estas conductas en algunos adolescentes?
En
un primer lugar porque los adolescentes tienen cada vez una menor resistencia a
la frustración —los adultos también—; en segundo lugar una progresiva
devaluación de la idea de autoridad que establece roles y límites en la
familia, a lo que hay que añadir familias sobreprotectoras y familias donde no
existe un rol parental definido por motivo de desestructuración o por motivos
laborales. En tercer lugar una dilatación de la adolescencia. Y, por supuesto,
factores externos como la crisis económica de la que estamos viendo ahora las
consecuencias en la salud mental.
-¿Cómo
podemos saber que nuestro hija o hijo adolescente sufre este tipo de
trastorno?
La
rebeldía, si me permite la expresión, del adolescente es algo inherente a su
crecimiento. Ponerle una hora de llegada a las 22h y que llegue un poco más
tarde es normal. Nos está poniendo a prueba. En cambio cuando se transgreden
esos límites, no se respetan de forma reiterada; aparecen comportamientos
violentos verbales o físicos y se produce un sufrimiento tanto en el joven como
en la familia podemos hablar de trastorno. Algo que se agrava cuando hablamos
de consumo de drogas, haciendo a estos jóvenes más impulsivos, con problemas de
atención, baja tolerancia al frustración, etc.
-Por
último, desde ITA, ¿defienden la incorporación a la sociedad de sus
pacientes?
Absolutamente.
No hay cura en salud mental si no se rehabilita socialmente al paciente,
devolviéndole su ciudadanía y su derecho a vivir, trabajar y ser un individuo
plenamente activo en nuestra sociedad.
La
escesiva medicalización de la vida cotidiana
Para Antoni Grau, Director Clínico de ITA, nuestra
sociedad abusa de la medicalización de muchos problemas cotidianos. “Un duelo o
una separación se tratan como un problema médico, como si fuese un patología y
en muchos casos recurrimos a fármacos, cuando debe ser la propia persona la que
desarrolle mecanismos para recomponerse y superar la situación. No debemos
buscarles una justificación médica a situaciones que son propias de nuestra
vida cotidiana”. Grau señala que “es diferente cuando existe un problema de
base que con esa situación puede desencadenar un trastorno mental”.