ANA M. LONGO |
uppers.es | 15/01/2024
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Los abuelos llevan a cabo una encomiable labor que hay
que reconocer, pero esto no debe suponer que se descuiden ellos mismos
·
En la crianza de sus nietos deben decidir qué
responsabilidad quieren o pueden asumir y cuándo
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Te damos las claves para poner límites: “Definir bien
el papel que cada uno juega en la familia”, explican los expertos
Pasar tiempo con los
abuelos está muy bien cuando, como explican los profesionales, no se da un abuso ni obligación o se alteran
los papeles y los abuelos llegan
a ser más padres incluso que los propios progenitores: “Los abuelos
tienen derechos, entre ellos expresar en
qué y hasta qué punto quieren involucrarse en la atención a
sus nietos”, explican los psicólogos. No en vano, es un problema cada vez más
común: el 80% de las personas mayores de 65 años en España tienen nietos.
La clave es no dar por
sentado que los abuelos estarán siempre disponibles o han
de ser la primera opción para la atención a los niños. Es indiscutible que con
cierta edad ya habrán trabajado suficiente y su descanso es del
todo merecido. Por otro lado, la realidad se impone y no es fácil
conciliar trabajo con familia ni tampoco optar siempre por
contratar un servicio de cuidadores. “Tirar” de abuelos es un clásico, pero los
límites también deben dejarse claros.
La conciliación
Del Estudio de
Conciliación Laboral de Edenred 2023, con más de 1860 padres
y madres trabajadores españoles entrevistados, certificaba que el 69% tenía
problemas a la hora de ajustar ámbito laboral y cuidado de los hijos. Asimismo,
se pedían cosas concretas: “más tiempo” y “más flexibilidad
horaria”, además de “ayudas para la guardería”.
Del mismo modo, el pasado
año el informe 'Abuelos y crianza. El papel protagonista de las personas
mayores en el cuidado a la infancia', elaborado por Aldeas Infantiles SOS,
también dejaba cifras sorprendentes. Aproximadamente el 35% de las personas por
encima de los 65 años en nuestro país (el 80% de las personas mayores de 65
años en España son abuelos o abuelas) atiende a sus nietos diversos días la
semana. Concretando, puede hablarse de un promedio de 16 horas a la semana.
Con mis nietos, pero sin agobios
Sagrario, ama de casa, de
56 años, se convirtió en abuela hace dos. Su hija le pidió que se mudase a su
casa para ayudarles a su marido y a ella con las tareas del hogar y el cuidado
de su hija. “Durante los permisos de maternidad y paternidad se
hicieron cargo del bebé y yo colaboraba en las tareas del hogar. Tras reiniciar
los dos en sus puestos laborales yo me quedo con la niña todo el día, la
atiendo y organizo y arreglo en la vivienda como si fuese mi propia casa”, explica.
Esta madrileña comenta
que para algunas personas puede resultar un sacrificio enorme,
pero para ella de momento es algo que la hace distraerse.
“Me quede viuda y me sentía muy sola en casa. Estar
con mi nieta me ha devuelto la alegría, aunque no siempre es
fácil”.
En lo que sí puso límites
fue a los recados o responsabilidades a
mayores de lo imprescindible. “Entiendo que mi yerno y mi hija trabajen, es
más, han estudiado mucho para tener buenos puestos y con eso sacan adelante a
su hija y me ayudan a mí”, admite Sagrario.
Pero confiesa haberles
aclarado que no resolvería ciertos asuntos que le suponen más tiempo o
inconvenientes como si necesita trasladarse lejos a un lugar. “No voy a estar
fines de semana o fiestas en casa si ellos están libres y rechazar planes que
me puedan surgir con otras personas o estar relajada sin ruidos o llantos”.
El amparo de los abuelos
Eva, vendedora en una
tienda, de 37 años, tiene dos gemelos de cinco y está divorciada. Sus padres
viven en su misma calle y se ven con frecuencia. Ella les encarga que lleven y
recojan a los niños del colegio hasta que regrese del trabajo después de las
cinco de la tarde. “Les dejo a mis hijos y no me preocupo por nada. Mi madre
acaba de jubilarse y mi padre lo hará este año y
tienen más tiempo libre para ayudarme cuando me tocan a mí los peques”.
“Recientemente me
advirtieron que les apetece mucho viajar y tener tiempo para
ellos, entonces, no siempre podré contar con su disposición. Esto me ha hecho
pensar en dejarlos en el comedor del colegio algunos
días o con alguna vecina”, señala resignada.
Eva afirma que es difícil
organizarse con trabajo e hijos y cuando una no tiene pareja la vía de escape más
sencilla y rápida son los abuelos. “Mi madre me dijo que ya nos cuidó a mi
hermano y a mí y que puntualmente me ayudarán, pero no a diario ni
por norma y, lo entiendo”.
Las normas de crianza
Como resalta Sandra Puertas
Vélez, psicóloga infantil y psicopedagoga, la falta de medidas
que posibiliten una conciliación real para que los padres trabajadores puedan
pasar tiempo con sus hijos se evidencia en “la ausencia de los referentes
primarios en la rutina de los menores”.
Puertas, también, asesora
de escuelas infantiles, asegura ver a diario a abuelos a la hora del inicio y
término de las clases en las escuelas infantiles. También,
cuando hay que llevar a los niños a actividades extraescolares, en
visitas al pediatra, cuando están enfermos y
no pueden asistir al centro educativo o en vacaciones.
“Podemos hablar de un
porcentaje destacado de abuelos que trabajan a jornada completa cuidando
de sus nietos. Teniendo en cuenta las diferentes perspectivas
sobre la crianza de una generación y
de otra pueden tener lugar conflictos referentes a las normas que los padres
implantan para sus hijos y las que finalmente aplican los abuelos”, asevera la
psicóloga infantil.
Frente a esto, Puertas
recomienda que exista una conversación previa al cuidado
de los nietos exponiendo los padres las normas de crianza que
quieren que se sigan para evitar mensajes contradictorios que
afectarían a la educación de los menores. “Los padres deben establecer las
normas de crianza y los abuelos respetarlas. Si se dan discrepancias conviene
dialogar desde la calma y no el
reproche y plantearlo desde las necesidades del
niño”.
Como sostiene no hay que
olvidar reconocer la tremenda labor de los abuelos, en especial, de
“quienes compensan la carencia emocional de algunos niños”
frente a la ausencia de uno o los dos progenitores gran parte del día.
También subraya lo óptimo
de que los mayores acepten a no descuidarse ni desatender
sus espacios de descanso. “Además, tiene derecho a decidir
qué responsabilidad quieren o pueden asumir respecto a
la crianza de sus nietos”.
Cómo llegar a acuerdos
Para que los padres no
tuviesen que recurrir tan a menudo a los abuelos, Diana Crego,
psicóloga sanitaria, destaca que sería conveniente una intervención
política para poner a las familias en el
centro, es decir, ofreciendo medidas que
posibilitasen un equilibrio entre trabajar y
cuidar de los hijos, como: “una mayor flexibilidad laboral, permisos de maternidad más
largos y subvenciones para la crianza”, afirma.
Considerando que muchos
de los abuelos, a día de hoy, rondan los 70 años, hay que entender la necesidad
de condiciones y que hacerse cargo de pequeños supone un esfuerzo físico, mental y
emocional relevante. La, también, psicóloga perinatal en
Mi Tribu Psicología Perinatal, subraya algunas estrategias
conciliadoras y no confrontativas para que los hijos
entiendan que los abuelos no son cuidadores ilimitados o padres sustitutos:
·
Abrir un canal de comunicación para ambas partes,
donde abuelos y padres, puedan expresar cuáles son sus necesidades para poder
llegar a un acuerdo. Por ejemplo, si uno de los abuelos tiene mal las
articulaciones, se podrá entender que de esa persona no se puede esperar que
corra o se agache con facilidad. Por lo tanto, esos padres tendrán que aceptar
la limitación que eso supone cuando se quedan a cargo de los hijos.
·
Los padres han de ser conscientes que el rol de los abuelos no
es criar a los nietos, sino ayudar en el cuidado. Resulta esencial definir bien
el papel que cada uno juega en la familia.
·
Se podrían establecer los días y horas para el cuidado de los
nietos, algo que ayudará a los padres de los niños a saber
cuándo y por cuánto tiempo pueden contar con los abuelos y en función de ello,
organizarse. De igual modo, los abuelos también podrán planificar el resto de
su semana a su antojo.
· Como abuelos, se podría dejar claro a los padres que ellos también pueden exigir su descanso, ocio y llevar una vida más calmada, pero que no impedirá que les echen una mano en la atención de los niños.