jueves, 6 de noviembre de 2014

Del otro lado del teléfono

·        Echávarri se encarga de recibir llamadas de personas en crisis emocionales

 KATHERINE PENNACCHIO* | Madrid | El Mundo | 10/09/2014

Suena el teléfono en la sede del Teléfono de la Esperanza en Navarra. El número que ha llamado aparece oculto, no hay manera de saber dónde se encuentra la persona que marcó el 902 500 002 buscando ayuda.  A Alfonso Echávarri los años de experiencia le permiten actuar de forma eficaz en este tipo de situaciones. Al otro lado del teléfono estaba ella, afectada por trastorno límite de la personalidad y recién abandonada por su pareja, pensando que la única solución posible era ponerle fin a su vida tirándose por la ventana. "Recuerdo que en este caso no le pregunte por qué, sino que para qué. Su respuesta fue clara y automática: para dejar de sufrir", explica Echávarri recordando aquella llamada. Como ella, miles de personas solicitan ayuda telefónica cada año cuando la idea de quitarse la vida les ronda por la cabeza, porque concede el anonimato y la posibilidad de hablar con alguien desconocido.

¿Es beneficioso el anonimato?
Sí, allí puedes profundizar muchísimo en su intimidad y es un arma que permite a la persona abrirse.  Por ejemplo, en el caso de la persona que comentábamos anteriormente, a mí me fue posible del otro lado del teléfono acceder a lo que, en ese momento estaba sintiendo.
¿Se lleva a cabo alguna metodología durante las llamadas?
Vamos dirigiendo la conversación. Son personas con mucha ambivalencia, dudan entre vivir y morir, y por lo tanto necesitan seguridad  y autoridad al otro lado del teléfono. Con esa dirección vamos explorando algunos aspectos de su vida y  elementos que le permitirían engancharse; explorar algún recurso que le permita querer seguir con vida. Normalmente en este tipo de llamadas, si tenemos la ubicación de la persona se activa un protocolo. También si se consigue controlar la crisis, se le dice a la persona que puede venir presencialmente para evitar que un futuro vuelva a recaer en este pensamiento.
En el caso que comentábamos anteriormente, ¿se activó un protocolo?
Era una persona que llevaba un número oculto y no era posible localizarla para movilizar a algún equipo de emergencia. Si tenemos los datos suficientes para movilizar un servicio de emergencia, lo hacemos. Lo más importante en ese momento es salvar la vida de quien llama.
¿Qué sucedió con esta persona?
No sé qué pasó con ella. Era un número oculto. Yo intenté sacarle más información pero ella no estaba dispuesta. Después del rato que hablamos, la angustia había desaparecido, esto le permitió tener opciones en su cabeza diferentes a poner fin a su vida. Lamentablemente, muchas de las llamadas que recibimos no sabemos cómo terminan. 
¿Cuál es el perfil de las llamadas que reciben con intención de suicidio?
Hombre, de unos 35 a 44 años. Pero realmente en la etapa de pensamiento suicida las que más llaman son las mujeres. ¿Quiere decir eso que ellas son más vulnerables? No, todo lo contrario. Las mujeres son más capaces de pedir ayuda. No debemos olvidar que el suicidio en la gente mayor es un gran problema, muchísima gente de la tercera edad se suicida. Quizás por la soledad, por la incomunicación. Son tantos los factores que influyen...
¿Por qué cree que han aumentado los suicidios en el último año en España?
La crisis económica que estamos viviendo tiene mucho que ver. No como la causa principal, pero sí quizás como desencadenante de otras crisis. Me explico. Una persona que tiene problemas con su pareja, se divorcia, queda en una situación económica precaria y, encima, es despedida del trabajo tiene más factores desencadenantes. Y estas situaciones son muy comunes últimamente.
¿Es necesario un plan estatal de prevención de suicidios?
Sería fenomenal que existiera un plan estatal de prevención de suicidios. La conducta suicida es un fenómeno universal. Sin embargo, poner de acuerdo a todas las autonomías puede ser complicado. Queda mucho trabajo por hacer.
¿Han recibido el apoyo económico que necesitan?
Necesitamos muchísimo más apoyo tanto de instituciones públicas como privadas. Mantener una estructura como ésta es costoso. El Teléfono de la Esperanza es un servicio de calidad y profesionalizado. Requiere dinero para que sea realidad constante.

El Teléfono de la Esperanza lleva 43 años de andadura. Se dedican a trabajar con personas en crisis y a promover la salud emocional. Su ámbito de trabajo abarca tanto la atención telefónica como personalizada. Está presente en 27 sedes físicas en España, pero también en Europa, Sudamérica y, recientemente, EEUU. En su memoria de 2013 indica que en España recibieron en ese año 1.567 llamadas con intención suicida, lo que representa un 3,2% del total de las llamadas que reciben. "Hablando de conducta suicida, 1.567 llamadas son muchas.  De ellas, unas 50 ya estaban llevando a cabo su intento", indica Echávarri.  En España no hay datos oficiales del número de intentos de suicidio en la población. Ni siquiera el Instituto Nacional de Estadística (INE) dispone de esos datos.  El jefe del servicio de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz en Madrid, Enrique Baca, lleva algunas estimaciones sobre intentos suicidas: "Aproximadamente un hospital que tenga un área entre 300.000 y 400.000 habitantes, como son la mayoría de los de Madrid, presentan de uno a dos suicidios diarios." Sin embargo, el doctor Baca asegura que no hay datos oficiales porque las estadísticas de intentos de suicidio son muy complejas de analizar ya que necesitan un sistema de vigilancia intensivo, y eso significaría inversión de tiempo y dinero.

*La edición de este reportaje corrió a cargo de Antonio Rubio Campaña, director del Máster en Periodismo de Investigación, Datos y Visualización.



Lo que la adicción esconde

PATOLOGÍA DUAL Cuando enfermedad mental y adicción van de la mano
·        Siete de cada 10 adictos padece, además, otro trastorno mental
·        Un abordaje integral de la patología dual mejoraría los tratamientos
LAURA TARDÓN | Madrid | El Mundo | 06/10/14

Lo llaman el síndrome de la puerta equivocada. Ni lo tratan por sí solos los centros de atención a la adicción ni tampoco las unidades de Psiquiatría del sistema público de salud. La patología dual, en la que conviven los trastornos mentales y el consumo de sustancias psicoactivas, aún parece ser invisible a pesar de su magnitud. Al menos el 70% de los pacientes adictos padece una alteración psiquiátrica y se calcula que alrededor del 51% de las personas con enfermedad psiquiátrica tiene problemas con el abuso de sustancias, incluyendo el tabaco.
Una doble afectación que, en la mayoría de los casos, se ignora, por lo que resulta imposible establecer un abordaje correcto y eficaz. "Si tienes un paciente con esquizofrenia y no consideras su adicción, las drogas que ingiera van a interferir en su tratamiento antipsicótico, requiriendo dosis mucho más altas, lo que conlleva efectos secundarios y, al final, el paciente abandona la medicación", expone a EL MUNDO una de las expertas más relevantes en esta materia, Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU.
Si lo que se desconoce del adicto es el trastorno mental que puede haber detrás, el fracaso de la terapia está casi asegurado. Teniendo en cuenta, tal y como argumenta la experta, que, por ejemplo, entre las personas con trastornos de la ansiedad aumenta enormemente el riesgo de alcoholismo" (el 80% de estos enfermos abusan del alcohol), por mucho que los profesionales aborden su adicción, la lucha contra la ansiedad que le lleva a beber está prácticamente perdida. Su tratamiento, remarca Volkow, "debería incluir el problema de la dependencia a sustancias". Si los cambios cerebrales que explican las conducta adictiva del paciente, continúa, "no se atienden adecuadamente permanecerán, haciendo por lo tanto que la adicción sea una enfermedad crónica como la hipertensión".
"Tenemos que mejorar muchísimo", afirma la especialista. Se puede decir que no hay ningún país del mundo que sirva de ejemplo en el abordaje integral de esta patología porque directamente no está reconocida ni por el último Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (el llamado DSM5, una especie de biblia de la Psiquiatría) ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Sigue predominando la visión conservadora que asume la adicción como un problema de debilidad de carácter o vicio y no como una enfermedad cerebral y mental", explica Volkow. Paradójico teniendo en cuenta que ya en los años ochenta se demostró que en las personas adictas existe un desajuste cerebral que afecta al funcionamiento de las áreas que permiten ejercer el control sobre los deseos, es decir, interfiere en la capacidad para dominar los impulsos. ¿A qué se debe este desajuste? Al igual que en otros trastornos mentales, existen factores neurobiológicos, ambientales y genéticos. "Sabemos que -claramente- hay diferencias genéticas que determinan que una persona sea mucho más vulnerable que otra", asegura Volkow.

Estas particularidades cerebrales se han constatado, en buena medida, gracias a las investigaciones de la doctora Volkow, reconocida mundialmente por ser pionera en el uso de imágenes cerebrales para estudiar los efectos tóxicos de las drogas y sus propiedades adictivas. Sus trabajos han documentado los cambios que se producen (por culpa de las drogas) en el sistema de la dopamina y que afectan las acciones de las regiones frontales del cerebro involucradas en la motivación, el impulso y el placer, así como la disminución de la dopamina en el cerebro. Hallazgos que verifican que la drogadicción es una enfermedad del cerebro, "un problema médico que puede ser tratado y rehabilitado, como se hace con otro tipo de enfermedades que tienen que ver con el cerebro, como la epilepsia", comenta Volkow.

Sin embargo, y a pesar de las evidencias científicas, los consensos profesionales continúan excluyendo la patología dual del católogo oficial de enfermedades psiquiátricas, por lo que los afectados siguen sin tener una puerta abierta que les brinde un abordaje integral, correcto y eficaz. Al ser tratados sólo en un aspecto, expone Nestor Szerman, jefe de servicio de Salud Mental en el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, "esta doble enfermedad mental se alarga" y se enmaraña. Surgen recaídas, conlleva mayor riesgo de hospitalización, violencia, complicaciones médicas y encarcelación".
En palabras de Nora Volkow, "la falta de diagnóstico y tratamiento inciden en la elevada morbilidad y mortalidad de los pacientes" y el sufrimiento de sus más allegados. "De todas las enfermedades, la que más destruye la vida familiar es la adicción".

Un abordaje integral no sólo evitaría estas consecuencias y lograría un tratamiento eficaz, además, desde el punto de vista de la eficiencia, "también se reducirían costes", asegura Szerman, porque, directamente, "disminuirían las duplicidades que hay en los recursos disponibles". En los servicios paralelos, agrega, "son frecuentes las dificultades de accesibilidad, poca adherencia, atención, continuidad de los cuidados, mensajes contrarios...".
Esta terapia conjunta, puntualiza la investigadora estadounidense, "incluye también la atención médica a otros problemas clínicos que coexistan con la patología dual que son bastante frecuentes. Por ejemplo, los que tienen dolor crónico son muy difíciles de manejar y en ellos, la prevalencia del consumo de drogas es mucho más alto.
Los más adelantados en este asunto, señala Volkow, "son los psiquiatras españoles". De hecho, el término se acuñó en nuestro país por el profesor Miguel Casas que, junto con Nestor Szerman, han situado a la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD, constituida en 2005)a la cabeza mundial en este área científica. Incluso con liderazgo, se puede decir que en España también se cierran los ojos ante una realidad clínica que no por obviarla deja de existir. Según estudios realizados por la SEPD, entre las personas bipolares, más del 60% sufre adicción a sustancias; entre los pacientes con depresión, el 30% y hasta el 80% de quienes padecen trastornos de ansiedad tienen problemas específicamente con el alcohol. "Junto con el tabaco y la marihuana, son las que más problemas de adicción producen", aclara Szerman.

Sólo cinco centros en España
A pesar de la evidencia sobre la utilidad del tratamiento integral de la patología dual, "sólo hay cinco centros públicos en España que ofrezcan esta terapia integral: tres en Barcelona, uno en Madrid y uno en Castellón. Además, hay otros privados repartidos por diferentes comunidades: Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Murcia, La Rioja, Navarra y País Vasco", puntualiza el doctor Szerman. "Hemos propuesto a las autoridades españolas la necesidad de reconocer la patología dual y realizar un tratamiento conjunto", señala este especialista. Aunque algunas regiones sí disponen de redes integrales de salud mental y adicciones, aún queda camino por recorrer. "Encontrar un paciente con un trastorno mental que, además, presente una adicción -o viceversa- no es nada excepcional. Todo lo contrario", apunta Szerman. Sin embargo,"no todos los psiquiatras son conscientes de este hecho". En vista de los datos, "deberíamos pensar en patología dual ante cualquier sujeto que demanda atención por una adicción o diagnóstico psiquiátrico", apunta. Los expertos señalan que es preciso implementar medidas que permitan un acercamiento de ambas redes de recursos, establecer mecanismos de coordinación, protocolizar la actuación conjunta y potenciar la formación continuada de los profesionales. Hasta entonces, y sobre todo, hasta que la comunidad médica reconozca la existencia de la patología dual, esta realidad "supone un desafío tanto para los sistemas sanitarios como para los propios clínicos, por la desinformación actual".