jueves, 4 de agosto de 2016

Ser injusto es contagioso , pero existen soluciones

PSICOLOGÍA

  Canalizar la experiencia por escrito podría ser el remedio.

 ROCÍO NAVARRO | La Vanguardia | 23/06/2016

Si coges el coche por la mañana te expones a una serie de desencuentros, muchos de ellos injustificados. Puede que alguien te increpe por tu cautela o que comentan una negligencia y, además, sus gritos caigan sobre tus oídos. Pues ese comportamiento negativo dejará una semilla en tu ánimo que podrá reproducirse a lo largo del día.
Se trata de un fenómeno denominado como “reciprocidad negativa generalizada” que ha sido estudiado por la Universidad de Bonn. En conclusión, la injusticia se transmite hacia terceras personas ajenas al proceso.
Aunque la respuesta espontánea es traducir la frustración en otro comportamiento abusivo aleatorio, los científicos han descubierto una forma sencilla para romper la cadena.

Efecto dominó
Las emociones negativas que vivimos en nuestra propia piel, como la injusticia, pueden tener efectos secundarios sobre otras personas.
Los investigadores han llegado a una conclusión: los humanos somos tremendamente sensibles a la injusticia. Cuando la vivimos en la propia piel se producen fuertes emociones negativas que influyen en las posteriores decisiones.
En el acto de injusticia va implícita cierta carga violenta. “La violencia es efectiva a corto plazo, si yo soy más fuerte que tú y te impongo algo, o consigo más rápido lo que deseo. Quien ejecuta la acción no se detiene en sus efectos secundarios”, indica Guillermo Fouce Fernández, doctor en psicología y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
Y reaccionamos como un espejo, como una fórmula para conseguir lo que queremos o canalizar la experiencia. “Si alguien se impone y me obliga a algo de manera injusta tenderé a hacerlo yo también con quien pueda. Los modelos de violencia, como los de adicciones tienen cierta tendencia así a repetirse”, continúa el también presidente de la fundación Psicología sin Fronteras.

Emociones en negativo
La frustración, el malestar y las ganas de agredir son algunos de los sentimientos que se desencadena la injusticia En cualquier caso las impresiones que se reciben provocan una corriente de aspectos de signo negativo. “Frustración, malestar, ganas de agredir” son algunos de los sentimientos que se desencadenan según Guillermo.
Esto deriva en una acumulación de tensión que provoca que se repliquen los comportamientos injustos.

El caso de estudio
En una primera prueba sometieron a los participantes al 'juego del dictador' en el que algunos debían encargarse de distribuir una cierta cantidad de dinero sin tener en cuenta la voluntad del grupo
Este fue el aspecto sobre el que trabajaron los investigadores de la Universidad de Bonn. Su objetivo fue detectar el método más efectivo para frenar el efecto dominó. Para ello seleccionaron a un grupo de 237 personas que se sometieron al “juego del dictador”.
Del total, 24 fueron nombrados dictadores y su objetivo era distribuir una cierta cantidad de dinero de la forma que eligiesen sin tener en cuenta la voluntad del grupo. El 83% de quienes estaban al mando fueron considerados como injustos.

En una segunda fase del estudio, el grupo volvió a dividirse en tres para comprobar las distintas formas de imitación del mecanismo. Al primero se le concedió un descaso para comprobar si esto podría romper el desapego con el comportamiento del dictador.
Al segundo se le pidió que describiesen una imagen no relacionada con el suceso anterior para distraerlos del comportamiento que les producía emociones negativas. El último tuvo permiso para escribirle una carta al cacique con sus frustraciones.

Cómo detener el ciclo
Los participantes del estudio que enviaron la carta fueron los únicos capaces de superar su enfado. Es un ejercicio de analizar, digerir y canalizar las emociones negativas
Tras analizar todas las situaciones dadas, se percataron de que los que enviaron la misiva, fueron los únicos capaces de deshacerse de su enfado.
“La forma de superar las emociones negativas provocadas por estas prácticas es analizarlas, digerirlas y canalizarlas”, señala Fouce.
Asimismo, el estudio concluyó con una tercera fase en la que los participantes tuvieron que asignar una cantidad de dinero para ellos mismos y una tercera persona. Quienes escribieron el mensaje a la persona injusta hicieron mayores asignaciones al tercero.

Por lo tanto, parece ser que escribir la frustración generada por la experiencia injusta, como una estrategia para canalizar las emociones, puede interrumpir la cadena de injusticia.
“Es posible romper la cadena, pero siempre hay que trabajar las emociones y reeducar lo aprendido en negativo. Por ejemplo, cuando suceden estos comportamientos en niños hay que trabajar la empatía. Hay que poner a los niños agresores en el lugar de los agredidos para que adquieran estos sentimientos y vivencias”, asegura el experto.