MARIANA ALVEZ GUERRA | Uruguay | Psicología Positiva | 11/07/2024
Carl Jung fue
uno de los fieles discípulos de Freud, pero sus discrepancias en cuanto a
ciertas miradas los alejaron y fue la inspiración para que Jung desarrollara su
propia corriente psicológica conocida como Psicología Analítica.
Desde esta perspectiva, se habla de la existencia de un inconsciente
colectivo donde habitarían varios arquetipos (patrones
de comportamiento, imágenes universales, conocimiento humano heredado de
nuestros ancestros), así como un inconciente personal donde viven los
conflictos de cada persona. Esto con el tiempo irá evolucionando en cada uno
hasta construir su identidad.
De acuerdo a la Psicología Analítica, el arquetipo de la sombra representa
el lado más oscuro de nuestra personalidad, rasgos como celos,
agresividad, culpa, avaricia, soberbia, lo que no nos agrada reconocer como
propio y los escondemos de nosotros mismos.
La sombra es más destructiva y peligrosa cuando
más la reprimimos y la negamos.
Y ella siempre busca la forma de expresarse. Es entonces cuando “se proyecta”,
depositamos esa oscuridad en los demás y ellos nos sirven como espejos. Sino la
trabajamos a través del autoconocimiento, solo podemos verla a través de las
acciones y rasgos de los demás, fuera de nosotros mismos.
Lo que criticamos o juzgamos exageradamente de otros puede llegar a
pertenecernos. Nuestras emociones reprimidas tienen fuerza y siempre
encuentran alguna forma de manifestarse, ya sea a través de patologías
psicológicas o somáticas.
Haciendo conciente lo inconsciente, poniendo sobre la mesa quiénes somos en toda
nuestra complejidad, nos ayuda a integrar esa parte que aunque no nos guste,
también es nuestra y parte de nuestra historia.
Conocernos permitirá poder expresar esa oscuridad de una manera más saludable,
lo que llamamos sublimar. Si una persona posee mucho odio por
situaciones injustas que ha recibido en su vida, puede transformar toda esa
potente energía psíquica en construir posibilidades para salir del lugar de
donde está de una forma material o simbólica, podría usar ese enojo para
defender causas sociales o defender a quienes viven situaciones de
vulnerabilidad.
En la consulta psicológica, debemos ayudar a las personas a reconocer y
mencionar aquellas cosas que no le agradan de sí mismo, ponerlas sobre la mesa
y pensar estrategias que posibiliten maneras saludables de expresar esa
oscuridad propia. La palabra conciencia es clave, ¿cómo podemos cambiar aquello
que ni siquiera reconocemos en nosotros?
Como decía Jung, uno no se ilumina imaginando
figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad, es decir, confrontando la sombra. Una
aceptación radical comienza también integrando “nuestra sombra” en la
personalidad y trabajar con ella, descuidarla nos puede desequilibrar.
Esto nos beneficia ya que favorece nuestra individuación, nos ayuda a
alcanzar el bienestar porque entramos en paz con nosotros mismos, ayuda a la
libertad personal.
Así que no temas mirar el abismo, ve a lo profundo de tu ser y en
esa oscuridad podrás traer la luz y transmutar aquello que te hace humano y
acercarte un poco más a lo divino.