NEUROLOGÍA | Especial
25 años
·
Los
avances científicos han permitido que el cerebro deje de ser un órgano
insondable
· Ya se piensa en la posibilidad de regenerar ciertas áreas cerebrales
· Ya se piensa en la posibilidad de regenerar ciertas áreas cerebrales
AINHOA
IRIBERRI | Madrid |El Mundo | 23/06/2014
«El
cerebro ha dejado de ser una caja negra que dejábamos aparte
por creer que éramos incapaces de entenderlo». Con esta frase resume la
profesora de la Universidad Autónoma de Madrid Carmen Cavada, directora de la
Cátedra de Neurociencia de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, lo
que ha avanzado esta especialidad en el último cuarto de siglo, en un momento
en que parece que todo está por hacer.
Así
lo demuestran los dos grandes proyectos impulsados respectivamente por el
Gobierno de Barack Obama en Estados Unidos y la Comisión Europea, la iniciativa BRAIN y el Human Brain Project que,
con una financiación millonaria, se han puesto en marcha en el último año casi
de forma simultánea.
Con
ambos se pretende avanzar aún más en el conocimiento del cerebro, hasta el
punto de que los neurocientíficos no se ponen barreras. «Aspiramos a lograr
regenerar el cerebro; ya hay fármacos prometedores en fase de
investigación, aunque aún nos suene a ciencia ficción», afirma el presidente de
la Sociedad Española de Neurología (SEN), Alfredo Rodríguez-Antigüedad.
Los
retos pendientes afectan sobre todo a distintas enfermedades relacionadas con
el cerebro, sobre las que aún son más las lagunas que las certezas. Cavada las
resume en estos tres grupos: las enfermedades mentales, las neurodegenerativas y
las que afectan al sistema nervioso central, sobre todo las más
prevalentes en niños, como el autismo. «Son patologías que afectan al núcleo
mismo de la persona», resume.
Pero,
para ni siquiera plantearse llegar a este punto, ha sido necesario un impulso
en la investigación del que los últimos 25 años han sido testigo de excepción.
Los avances tecnológicos han sido el pilar de este cambio de
paradigma, que ha hecho que el cerebro deje de ser un órgano insondable y sea
ahora el protagonista de los proyectos de investigación más ambiciosos. Como
subraya Cavada, ha entrado en esta liga por detrás de otros grupos de
enfermedades, como las cardiovasculares o el cáncer. Pero la irrupción de las
pruebas de diagnóstico por imagen, con especial mención a la resonancia
magnética, han logrado que estudiar el
cerebro vivo fuera posible, algo que parecía ciencia ficción hace 40 años.
En
este tiempo, se ha logrado mejorar el diagnóstico y tratamiento de
distintas enfermedades neurológicas. Aunque el Alzheimer siga siendo incurable, ese
estatus lo han abandonado otras dolencias al menos igual de comunes.
Rodríguez-Antigüedad menciona dos: la esclerosis múltiple, para la que hasta
hace 15 años no existía tratamiento y era la primera causa de discapacidad en
adultos jóvenes; y el ictus, que comparte especialidad con la
Cardiología y ha logrado ser tratado en su fase aguda, consiguiéndose deshacer
los trombos sanguíneos que lo provocan y que muchos pacientes sobrevivan sin
secuelas.
Detrás
de estos espectaculares avances no sólo está la tecnología de diagnóstico por
imagen. Como explica Cavada, la I+D, sobre todo en animales, ha permitido que
los neurocientíficos comprendan qué circuitos cerebrales están activos en
distintos procesos, algo que también ha tenido impacto en el diseño de
tratamientos personalizados. El presidente de la SEN habla también de la
importancia del avance del diagnóstico genético y molecular, algo que ha afectado
a todos los aspectos de la Medicina pero que ha tenido aún más impacto en esta
especialidad, quizás porque hacía más falta.
«Conocemos mejor la base de muchas enfermedades,
como la epilepsia e incluso el Parkinson, estamos en un momento
esplendoroso», afirma Rodríguez-Antigüedad. Sin embargo, el lado oculto de este
momento de gloria lo da la cada vez más elevada prevalencia de enfermedades
neurodegenerativas que se asocian a un mayor envejecimiento de la población. La
principal es el Alzheimer, para la que aún no existe cura. «Es una
auténtica epidemia», enfatiza Cavada. Aún así, muchas son las esperanzas
puestas en la investigación actual, que hacen ver a estas inescrutables
dolencias como un enemigo próximo a vencer, aunque aún no se haya dicho la
última palabra.