JUAN PRIETO | granadadigital | 17/11/2024
Con más de un
millón de seguidores en redes sociales, la conocida divulgadora habla de su
nuevo libro ‘Cómo tener tiempo para todo’ y recuerda los años que vivió en
Granada
( Es una
entrevista continuación del artículo anterior)
P: Hay
que aprender a saber disfrutar la vida
R: Y para saber disfrutar de la vida, tenemos que soltar, hay
que decidir perdernos cosas para gozar de las que tenemos, o sea, desconectarnos
para conectar y también dejar preocupaciones que no son nuestras. Si tu hijo ha
suspendido un examen, no eres la responsable de eso. Es él quien no se ha
puesto. No puedes estar pensando: "Y porque no estuve encima, mira que
sabía que no se iba a ocupar". No, es la persona la que tiene que
responsabilizarse de su nota y aprender la consecuencia de suspender un examen
y cómo se siente uno cuando suspende, y ayudarle a tomar medidas para la
próxima vez. Pero no puedes sentirte responsable ni hundirte emocionalmente con
todo lo que pasa a tu alrededor que no depende de ti.
P: Hemos
vivido un drama terrible con una situación como la provocada por la DANA. ¿Cómo
se gestionan estas pérdidas? No solo las más importantes que, por supuesto, son
las vidas de quienes han fallecido, sino también los bienes materiales, lo que
ha cambiado tu vida en un momento, los recuerdos que se han perdido...
R: Esto es un proceso de duelo hayas perdido a una persona o
tu casa, porque el duelo es esa parte emocional que sentimos cuando se pierde
algo importante en la vida. Está claro que lo más importante que alguien puede
perder es un ser querido. Pero las personas que no han perdido un ser querido y
han perdido su vivienda hipotecada que tienen que seguir pagando, sus muebles,
sus fotografías o sus recuerdos tienen que pasar por un proceso y el duelo
tiene un proceso. Hay un momento de negación, de "esto no me puede estar
pasando a mí", y uno tiene la sensación de "por favor, que retroceda
la vida para que cambie el curso de la historia que estoy viviendo".
Cuando aparece ese momento de negación, hay veces en que sentimos esa tristeza,
depresión o ira contra los que vemos responsables de la situación. Luego llega
el momento de aceptación. Y esto depende un poco de las estrategias de
afrontamiento que tenga cada persona. Hay quienes vienen de vivir una desgracia
anterior que igual ya tienen herramientas para afrontarla o que esta se le
junta y hace que todavía sea mucho mayor. Va a depender de las herramientas
psicológicas que cada persona tenga para trabajar su resiliencia, que es la
capacidad de venirnos arriba ante la adversidad. Y una vez que uno lo acepta,
que esto ha pasado y que he perdido, empiezas a construir, a ser posible con
ayuda, bien del Estado, ayuda económica, ayuda de otras personas, ayuda de las
instituciones, ayuda para volver a construir otra vida y aceptar que eso es
así. Si te quedas anclado en el momento en el que debería llegar la fase de
aceptación, en seguir rumiando con el pasado de "la vida me debe
una", "esto por qué ha pasado" y no trabajas el perdón, al final
no despegas de ahí.
P: Y
también ayuda psicológica.
R: La ayuda psicológica es importantísima para hacerle
entender a la gente las diferentes emociones por las que atraviesan, para
validar esas emociones, porque igual hay una persona que se siente muy
deprimida por haber perdido su casa y se está culpabilizando porque hay otra
gente que ha perdido a personas y ella piensa que no debería sentirse de esa
manera. La ayuda psicológica que te enseña a validar emociones y a trabajar
estas fases del duelo es muy importante. Pero la ayuda psicológica en este
momento de crisis es, sobre todo, estar ahí dando apoyo y validando, porque
ahora poco puedes hacer hasta que la persona encaje mentalmente todo lo que le
ha pasado.
P: Hay
otra tragedia que pasa cada día en nuestra sociedad que es la violencia
machista o los abusos sexuales y una triste situación de que las mujeres
prefieren denunciar en las redes sociales antes que denunciar en los juzgados.
R: ¿Cómo van a denunciar si cuando lo hacen las culpan, las
cuestionan, las juzgan...? Y por qué decidiste, por qué fuiste, por qué lo
acompañaste, es que no te diste cuenta, te subiste al ascensor, fuiste a
su casa... Además de víctima, te vuelven a victimizar otra vez. Es muy duro
tomar la decisión y, sobre todo, cuando la persona tiene poder y piensas cómo
denuncio a esta persona con el prestigio que tiene, la repercusión, la
credibilidad, lo que difunde, las ideas que tiene, nadie me va a creer a mí.
Tomar la decisión es muy complicado.
P: ¿Qué
consejo desde un punto de vista psicológico se le puede dar a estas mujeres?
R: Por supuesto, denunciar. Es que si no se denuncia a esa
persona sigue abusando de otras mujeres, ya sea a través del poder, de la sexualidad
o de lo que sea. Hay que denunciar y, sobre todo, tenemos que trabajar las
propias mujeres esta sororidad de tratar de comprender, apoyar y no juzgar y no
saber cómo actuarías en esa situación porque no sabes los miedos que tendrías
ni las inseguridades. No digas de este agua nunca beberé porque no sabes si en
ese momento te sientes segura para acompañar a esa persona y luego, en un
momento determinado, dices que no quieres estar ahí y quieres huir, pero no
puedes. Ojo porque ponernos en los zapatos de otra persona es muy complicado.
Si no eres capaz de ponerte en el lugar de otra persona, no juzgues. En el
feminismo tenemos que estar todos, los hombres y las mujeres, para apoyarnos y
para apoyar lo que es justo.
P: Has
regresado a Granada para presentar tu nuevo libro. ¿Qué supone para ti esta
ciudad en tu vida?
R: Para mí, volver a Granada es un momento muy bonito. El año
pasado traje a mis amigos de Zaragoza a la Semana Santa y fue un lujo poder
enseñarles la ciudad, los rincones, aunque vimos muy pocas procesiones, pero
pudimos ver la del Silencio y fue un disfrute tremendo. Cuando vuelvo a Granada
son veinte mil recuerdos. Llegué de estudiante, porque mis padres no vivían
aquí, y me hice una familia aquí, que es un grupo de amigos con el que llevo
teniendo una relación desde los 19 años. Para mí es mi familia. Ayer empezamos
a tomar café a las cuatro y terminamos cenando luego. Se te van ahí las horas
recordando tantas cosas... Los miraba y les decía si se daban cuenta de que
somos iguales, que aprendimos a convivir juntos a una edad en la que fuimos
conformándonos como personas y que hemos vivido nuestros matrimonios, nuestros
hijos, la separación de alguno, como la mía, nuestro trabajo, nuestros
fracasos, nuestros éxitos y que jamás hemos tenido una discusión como amigos,
nunca hemos tenido esa piel sensible para que algo nos moleste, hemos sido
compasivos y tolerantes, siendo todos tan distintos, incluso, con algunas
ideas. Para mí, Granada es hogar, es familia, mis dos hijos son granadinos, mi
experiencia profesional empezó y se fraguó en Granada y hago un montón de cosas
aquí. Cuando vuelvo es regresar a un sitio en el que me dejé el corazón, el
alma y muchas cosas. Ahora paseo por Granada con la mente de quien visita, y no
de quien vive aquí, y me voy fijando que en cualquier lugar hay belleza. Cada
vez que vengo tiene más encanto.
P: Aunque
eres de Zaragoza y a los cinco años te fuiste a vivir a Canarias, llegaste a
Granada para estudiar en la Universidad. ¿Por qué elegiste Psicología?
R: Cuando estaba en Canarias, en un colegio alemán, tuve una
profesora de Filosofía que fue para mí un 'Pigmalión', alguien inspirador, esa
persona que llega a tu vida, te saca lo mejor, te descubre, te valida, te
potencia y te hace ver tu dignidad como persona. Pensé el bien que esa mujer
había causado en mí y solo quería ser como ella, que había estudiado
Psicología. Por eso estudié Psicología. Mi segunda opción era INEF, porque
hacía gimnasia deportiva, y la tercera era periodismo. Al final he terminado
mezclando la divulgación y la psicología en mi vida y al deporte como hobby,
así que no he renunciado a nada.
P: Fuiste
pionera en la psicología deportiva.
R: El primer deportista con el que trabajé fue Paquillo Fernández.
Se había retirado en Edmonton cuando su entrenador, Manuel Alcalde, estaba con
el cáncer y él estaba tan preocupado por él. Ahí empezamos a trabajar y a los
tres meses batió el récord del mundo en Turku, en Finlandia. A partir de ahí
empezó a llegar un montón de trabajo.
P:
Después el CB Granada y el fútbol profesional. La gente no estaba habituada a
que una psicóloga entrara en un vestuario.
R: No, ni una psicóloga ni un psicólogo. Lo hizo Benito Floro hacía
muchísimo tiempo y también había psicólogos en las canteras, pero no era lo usual.
En mi caso, por mi trabajo con Paquillo, me conoció Gregorio Manzano y fuimos
hablando, le fui presentando un poco mi manera de trabajar y me dijo que la
siguiente vez que tuviera equipo trabajaríamos juntos. Y así fue. Llegué al
Mallorca, donde estuvimos seis temporadas y de ahí fui al Betis, que me llamó
Pepe Mel. Y después también en el Granada CF.
P: Desde
ahí, en 2013, ha llegado un boom de Patri Psicóloga en la última década.
R: Sí, pero ha sido como muy orgánico porque nunca he sido
una persona que haya ido buscando nada. Recuerdo que cuando estaba en el Betis,
el primer año vivimos aquel ascenso increíble, que es una de las emociones más
intensas que he vivido en mi vida, con una relación muy especial con todos
los jugadores. Siempre me he sentido muy acogida, muy querida y muy respetada
por ellos. Formamos un equipo y era un miembro más del cuerpo técnico, viajaba
con ellos y la verdad es que el trabajo que hicimos tanto en el Mallorca como
en el Betis fue muy bonito. Tras el ascenso, el primer año del Betis en Primera
División empezamos muy bien y ganamos los cinco primeros partidos y me
invitaron a una entrevista en televisión. De ahí, la editorial con la que antes
trabajaba antes me vio y me ofreció escribir un libro. Al final de esa temporada,
estaba publicado mi primer libro, 'Entrénate para la vida', que fue un bombazo.
Fui a presentarlo a La 2 de Televisión Española y Quim Cuixart, el
director, me ofreció hacer un espacio de psicología. Y ahí me quedé y llevo
catorce años en 'Para todos La 2'. Todo ha sido un poco así. He escrito en
Marca, El País Semanal, en ABC Bienestar, en Sportlife... Pero todo eso lo he
ido dejando, por la teoría que hablo en el libro del 'mete saca', dejen salir
antes de entrar. Cada vez que me involucro con algo nuevo saco algo de mi vida,
porque el todo no cabe. Obras de teatro
P: Desde
hace un tiempo, estás también haciendo obras de teatro que, además, sorprenden
porque son muy originales, la gente se ríe muchísimo y aprende.
R: Antes de la pandemia hice una charla teatralizada con otra
compañera que se llamaba 'Diez maneras de cargarte tu relación de pareja', y la
dirigió Rafa Blanca, que es actor y director. En pandemia, Rafa y yo pensamos
que había que hablar de la ansiedad y empezamos con un proyecto. Luego alguien
nos dejó tirados y tuvimos que darle un giro, pero Rafa me dijo que él iba a
hacer de ansioso. A partir de ahí empezamos los dos a hacer obras de teatro.
Con 'La ansiedad no mata, pero fatiga', que llevamos ya tres años de gira,
empezamos a divulgar psicología a través de la comedia. Lo que hacemos es
divulgar herramientas psicológicas, pero dentro de una obra de teatro. Tiene un
guion, sus escenas donde él hace de, en este caso, ansioso. Hay otra, ‘Tenemos
que hablar’, que es sobre relaciones de pareja y relaciones sexuales, y él hace
de la libido. En todas hace de un personaje con el que puedo jugar para
transmitir esas herramientas de psicología.
P: ¿Te
habías visto alguna vez como actriz? ¿Lo habías pensado?
R: No, en mi vida. Me he sentido siempre muy cómoda dando
conferencias. Nunca he tenido miedo escénico o de hablar en público. Me he
dedicado a dar clases en másteres, en formación, durante mucho tiempo di clases
en la ONCE, en formación profesional... Y como la primera vez fue una charla
teatralizada... Pero en 'La ansiedad no mata, pero fatiga' ya llega un momento
que tengo un papel que ya no es psicóloga, sino que es un papel puntual que,
además, aparece en diferentes obras, que es 'la terapeuta fake', que es una
terapeuta que está loca como una regadera, sin ninguna formación de psicología,
sino de estas de los chakras y demás, y ahí me meto en ese papel. A veces me
digo que me estoy creyendo que soy esta zumbada que dice auténticas animaladas,
ironizando o sacando de contexto todo aquello que no debería hacer un
terapeuta.
P: En tu
papel de divulgadora has conseguido algo que es muy importante y es bajar la
psicología de ese púlpito en el que estaba y convertirla en algo simpático y
popular, pero que cala el mensaje.
R: A mí me divierte muchísimo y lo paso bien. La gente nos
dice que ha llorado en la obra de la risa porque, además, Rafa Blanca es un
cómico espectacular. Y divulgas en un ambiente de ocio relajado, en el que la
gente empatiza con el personaje que está viendo porque Rafa, por ejemplo, en la
obra 'La ansiedad no mata, pero fatiga', hace de un hombre que ha decidido
dejar de ser heterobásico y hace un curso para ser un padre comprometido, como
dice él, "un padre presente pretérito futuro". Y cómo se le empieza a
liar la vida cuando deja de ser heterobásico, pues las mujeres empatizan con
él. Y es muy fácil entonces aprender psicología en ese ambiente. Es una forma
de divulgar que me parece muy chula.
P: En
España se puede acudir al psicólogo en consultas privadas, pero quizás falten
más psicólogos en las empresas, en la Seguridad Social, en los centros
educativos... Que el psicólogo sea uno más de la plantilla al que el trabajador
que lo necesite pueda acudir. En otros países sucede así, pero en España, no.
R: Te pongo el ejemplo del fútbol. Estuve en cuerpos
técnicos muchos años, tuvo repercusión y éxito, porque funcionó bien, y pienso:
"¿Cómo haciendo eso hace un montón de años ahora no hay un psicólogo en
cada equipo?". El planteamiento es muy fácil. Si en un equipo de fútbol tienes
que elegir entre meter un fisioterapeuta más para los jugadores o un psicólogo,
eliges un fisioterapeuta. O un nutricionista. Todavía estamos a la cola de las
necesidades. Primero es una cuestión de dinero, la gente no prioriza la salud
mental, pero si hubiera un psicólogo en las empresas nos daríamos cuenta de que
los trabajadores estarían mucho más tranquilos, el trabajo sería hasta más
exitoso, habría otro tipo de ambiente, tendríamos menos bajas laborales por
factores relacionados con la psicología. Pero aun así, hasta que esto llegue,
no sé si lo voy a ver.
P: Porque
es verdad que estamos en una sociedad con enormes problemas de salud mental.
R: Totalmente. Graves problemas de salud mental.
P: ¿Somos
conscientes de ello o es una de las cosas que aparcamos?
R: Somos conscientes de ello, pero no tenemos tiempo para
pararnos y abordarlo porque estamos en ese bucle que decía antes de la rueda
del hámster y, a pesar de que sé que voy agotada, que tengo un carácter
irascible, que me duele la barriga, que se me cae el pelo, que no estoy bien, a
pesar de eso, no paro. Y la gente tiene que parar y tomarse en serio toda esa
sintomatología para que no desemboque en algo más grave.
P: ¿La
terapia online es igual de efectiva que la presencial hoy día?
R: Nosotros hacemos terapia online y funciona exactamente
igual que la terapia presencial.
P: Ya has
comentado cómo ves Granada cuando regresas, pero me gustaría que le sacaras
algún defecto, algo en lo que la ciudad tenga que mejorar. ¿Qué le falta a
Granada?
R: Es un problema de logística. Me fui a Zaragoza por amor,
pero ya antes de irme, se me complicaba mucho trabajar fuera. Daba muchas
conferencias en Madrid, iba al programa de televisión en Barcelona y salir y
entrar en Granada es complicado. Es cierto que ahora hay un AVE, pero es un AVE
lento. Vivir en Granada, si trabajas en Granada y no sales de viaje, es
maravilloso. Pero si vives en Granada y tienes que viajar mucho, para mí se
convirtió en un problema. Es una de las cosas que tenemos que mejorar.