ALDARA MARTITEGUI
| Madrid – niusdiario.es |
18/06/2023
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Explicamos
qué es el pensamiento mágico o apofenia y por qué se produce este fenómeno que conecta
hechos que no tienen ninguna relación
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El
pensamiento mágico es un tipo de sesgo o atajo cognitivo que aplicamos de
manera automática para que sea más fácil comprender el mundo
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Cualquier
persona usa los pensamientos mágicos en algún momento de su vida y no tiene por
qué ser síntoma de un problema de salud mental
Aunque desde nuestra
mentalidad excesivamente racional la mayoría asumimos que la función básica de
nuestro cerebro es la de pensar, reflexionar, crear y descubrir nuevas maneras
de avanzar y progresar como especie, lo cierto es que el cerebro
humano está diseñado para facilitarnos la supervivencia. Le da bastante igual
el progreso. Su prioridad es mantenernos vivos y
funcionales, es decir, aptos para adaptarnos al contexto en el que vivimos y
así poder sobrevivir.
En ese ‘adaptarnos al
contexto’ tiene un papel importante comprender el contexto, darle un
sentido. A nuestro cerebro no le importa tanto que lo que vamos integrando del
mundo exterior sea cierto o no. Le importa, sobre todo, que encaje con nuestros
esquemas previos. ¿Por qué ocurre esto? porque nuestro cerebro
es ante todo tacaño, porque su prioridad es ahorrar energía… no vaya a ser que
tenga que usarla más tarde para ayudarnos a sobrevivir y se encuentre que la
gastó toda hace un rato tratando, por ejemplo, de comprender el extraño
comportamiento del vecino. Como dice el escritor y experto en temas
científicos Michael Shermer en su artículo publicado en Scientific American, “el cerebro está
programado para reconocer patrones y hallar significados, ya que esta es una
habilidad evolutiva que contribuye a sobrevivir como especie”.
El cerebro
crea patrones para comprender el mundo
El simple hecho de
integrar nuevos conceptos que ponen en entredichos ideas
previas ya consolidadas en nuestro sistema de creencias supone
un desgaste enorme de energía para nuestro cerebro. Por ello crea una serie de
patrones, sesgos o ‘moldes’ que le permiten encajar e integrar con rapidez y
comodidad nuevos estímulos que puedan aparecer y que generen distorsión. Esto
se debe a que el hecho de intentar resolver una disonancia o incongruencia es
una de las tareas que más desgasta a nuestro cerebro…¿Quién no
se ha sentido agotado física y mentalmente después de un día entero dándole
vueltas a algún asunto que no logra comprender?
Todo esto explica por qué
el cerebro humano está diseñado para encontrar patrones. La existencia de
estos sesgos, atajos mentales o heurísticos cognitivos, que en nuestra vida
aplicamos de manera automática, no es nada malo, es una manera de facilitarnos
la comprensión del mundo, la categorización de nuevos conceptos
y la toma de decisiones de manera eficaz, es decir que no suponga un gasto de
energía excesivo para nuestro tacaño cerebro. Lo que ocurre es que en ocasiones
nuestro cerebro puede creer detectar patrones que en realidad no existen. Es
aquí cuando se produce lo que conocemos como apofenia o
pensamiento mágico que, en un grado muy exagerado podría
llegar a convertirse en un problema.
Qué es
la apofenia o pensamiento mágico
El neurólogo y psiquiatra
alemán Klaus Conrad acuñó el término en 1958. La apofenia es un sesgo cognitivo
que conduce a la persona a ver un patrón o una conexión entre varios objetos o
eventos que en realidad no la tienen. No se trata de un trastorno mental en
sí mismo ni tampoco tiene porqué ser un síntoma de mala salud psicológica. Como
decíamos, este fenómeno simplemente responde a la necesidad humana de seguridad
y a la necesidad cerebral de ahorro de energía.
El fenómeno de apofenia o
pensamiento mágico se produce cuando la persona detecta conexiones de forma
inmotivada, sin razón. No es que vea patrones que a estaban ahí, es que los
imagina, supone, asume y los toma como ciertos sin que exista una evidencia que
lo sustente. Por ejemplo, una persona que se pone siempre la bufanda de su equipo de
fútbol de una determinada manera porque cree que ello hará
que su equipo gane el partido, o un estudiante que se dirige a hacer un examen
y como en el metro alguien le pone mala cara, asume que eso es
una señal de que va a suspender el examen.
Es decir, la persona con
este tipo de sesgo da un significado subjetivo a los hechos, de modo que
estos se toman como más importantes de lo que son y presume un significado
oculto detrás de su ocurrencia. No se asume que solo se
trata de eventos anecdóticos o aleatorios sin ninguna relación entre sí.
Por ejemplo, imaginemos
una persona que está en la sala de espera de un hospital esperando que le den
el resultado de una importante prueba médica que determinará si lo que le
ocurre es grave o no. Lo normal es que ante situación esta persona esté
inquieta y busque la certeza (de que todo irá bien o de que no irá bien
dependiendo de la personalidad de esta persona). En una situación
como esta es más fácil que aparezca la necesidad de saber qué pasará, ya que el
cerebro no tolera bien la incertidumbre. Por tanto, es más fácil
que esta persona sucumba ante ‘señales’ que le den algo de calma: Por ejemplo,
si al sacar una botella de agua de la máquina esta le devuelve más cambio de lo
que le corresponde, puede pensar que se trata de una buena señal y que la
prueba médica ha salido bien. O, por el contrario, si la máquina de agua está
estropeada puede hacer la atribución de que eso significa que la prueba ha
salido mal.
Como explica el psicólogo
Fernando Azor en este artículo, el pensamiento mágico o apofenia “está asociado a
la necesidad de control, y a menudo las explicaciones que se
derivan de este tipo de pensamiento están basadas en supersticiones, creencias
o ideas religiosas. La personalidad de tipo obsesivo potencia
especialmente este modo de interpretar la realidad. Los
pensamientos mágicos son bastante frecuentes en personas que se sienten
inseguras, amenazadas o preocupadas por lo que puede pasar. Surge de la necesidad
de alcanzar la certeza de que no ocurrirá lo que uno teme”.
Como decíamos, cualquier
persona usa los pensamientos mágicos en algún momento de su vida. Salvo
que esta sea la única manera de relacionarse con el mundo no tiene por qué
ser indicador ni síntoma de ningún problema de salud mental. Sin embargo, hay
que decir que la apofenia o pensamiento mágico está presente en algunas
psicopatologías como los trastornos de ansiedad, el
trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y el juego patológico o adicción al juego.
Apofenia
y adicción al juego
La apofenia tiene
especial relevancia como factor de mantenimiento de una adicción al juego,
no tanto como desencadenante de esta conducta.
¿Por qué juega un jugador
a juegos de azar, en especial por qué juega de forma reiterada aun
sabiendo que el resultado del juego de azar no es predecible ni controlable, y
que la esperanza matemática y lógica de ganancia es negativa?
Una de las explicaciones,
según los expertos, es que juega porque tiene ciertos pensamientos irracionales (sesgos
o errores cognitivos como apofenia o pensamiento mágico) en relación con el
juego. Solo si una persona considera que puede predecir o controlar los
resultados del juego parece lógico que juegue, incluso que
arriesgue cantidades importantes de dinero, confiando en que finalmente va a
conseguir el premio.
Es habitual que la
persona con conducta de juego tenga la creencia en que el resultado del juego
depende más de la actuación propia que del azar. Se piensa que
ciertas estrategias permitirán controlar el juego y ganar. Por ejemplo, puede
pensar que apretar de determinada manera los botones de la máquina tragaperras
le ayudarán a ganar, o ponerse determinadas prendas de vestir para jugar. Se han descrito
incluso casos en los que el jugador cree que si habla de manera cariñosa u
obscenas a la máquina ganará
TOC de
pensamiento mágico
También tiene cierto
sentido que el pensamiento mágico esté presente en el trastorno obsesivo compulsivo
dado que, en este trastorno, las obsesiones recurrentes que
invaden la mente de una persona que sufre TOC le conducen a conductas
repetitivas con el único objetivo de aliviar toda la ansiedad que la misma
obsesión le provoca.
Como explica la psicóloga
Carolina Blanco en este artículo, existe una variante del TOC llamada precisamente
TOC de pensamiento mágico superstición en el que la
persona cree que una acción, pensamiento o ritual puede evitar que sucedan
cosas malas.
Algunos ejemplos de
obsesiones en este tipo de TOC serían: “Si toco 3 veces la
botella todo estará bien”, “Si uso el coche nuevo de mi mujer podría tener un
accidente”, “Si doy tres vueltas sobre mí mismo antes de entrar en casa todos
estarán a salvo”, “Si todos los interruptores están en una posición mañana irá
bien en el trabajo”.
Algunos ejemplos de
compulsiones encaminadas a aliviar la ansiedad que generan
las obsesiones serían rituales como tocar 3 veces la botella; comportamientos
como no pisar las líneas de la baldosa, no coger el coche “gafado” o poner los
enchufes en la posición requerida; y pensamientos como recitar frases de la
suerte, cantar un tipo de canción mentalmente, decir números, tener “buenos
pensamientos” para contrarrestar, etc. La persona cree que si cumplen
estos rituales, comportamientos o pensamientos podrá prevenir acontecimientos
desagradables o catastróficos.
Pensamiento
mágico y dopamina
Por último, hay que
señalar que, desde un punto de vista biológico, diversos investigadores han
relacionado la tendencia a identificar patrones y a crear este tipo de asociaciones
mágicas con la cantidad de dopamina presente
en el cerebro.
Se ha demostrado
que algunas sustancias que aumentan la presencia de dopamina en
el organismo como la cocaína, las anfetaminas y la medicación para el
TDAH favorecen la apofenia. Al contrario, otras sustancias que
contribuyen a disminuir el nivel de este neurotransmisor, como
los fármacos que se utilizan en el tratamiento de la esquizofrenia, hacen
que se perciban menos conexiones mágicas entre sucesos
que no tienen ningún tipo de relación causa-efecto.