miércoles, 1 de enero de 2020

Aprobado un derivado de la ketamina para tratar depresiones muy graves.

JESSICA  MOUZO  QUINTÁNS    |   Barcelona   |   El País   |   20/12/2019

"La EMA da luz verde a la esketamina, que se administrará en forma de spray nasal y será de dispensación hospitalaria"

La ketamina, ese viejo anestésico reconvertido en una potente droga recreativa, tendrá una nueva vida como fármaco para tratar las depresiones más graves. La Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), ha dado luz verde al uso de la esketamina, un primo hermano de la ketamina, para pacientes con depresión que no responden a los tratamientos tradicionales y tienen un elevadísimo riesgo de suidicio. El medicamento, de nombre comercial Spravato, se presentará en forma de spray nasal y será de dispensación hospitalaria. 

Desde que se sintetizó en 1962, la ketamina ha tenido muchas vidas. La sustancia, con propiedades anestésicas, se usó durante mucho tiempo como anestesia para niños y adultos. También se empleó en veterinaria. Su salto al uso recreativo se debe a sus efectos psicodislépticos, pues produce cambios mentales que distorsionan la percepción normal de la realidad y puede inducir alucinaciones.

Su nuevo uso, como parte del arsenal terapéutico contra la depresión, supone una vuelta de tuerca a los antidepresivos actuales, pues el mecanismo de acción es diferente. Mientras que los clásicos, como el Prozac, actúan sobre el núcleo central, como un inhibidor de la serotonina. La esketamina, un isómero de la ketamina, actúa sobre la corteza cerebral. En concreto, sobre el sistema glutamatérgico: "Una porción del glutamato está modulada por la esketamina y cuando actúa, cierta cantidad de glutamato no se libera y reduce la cantidad de estrés. Aunque la gente piense que una persona con depresión está como apagada, el problema es que su cerebro está hiperactivo", explica Eduard Vieta, jefe de Psiquiatría del Hospital Clínic de Barcelona y uno de los investigadores que participó en los ensayos clínicos con el Spravato.

Otra diferencia con respecto a los fármacos tradicionales es que la esketamina es altamente eficaz desde la primera toma. Con los antidepresivos clásicos había un tiempo de carencia de varias semanas hasta que comenzaba a hacer efecto en los pacientes. Sin embargo, con el nuevo tratamiento, los efectos se detectan a las pocas horas. "En la mayoría de los casos, los resultados se ven muy pronto y las ideaciones suicidas desaparecen a las pocas horas", apostilla Néstor Szerman, jefe del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. En Estados Unidos, la FDA (la agencia reguladora, homóloga de la EMA) ya dio luz verde al fármaco hace unos meses.

Con todo, advierten los psiquiatras, la esketamina no es la panacea ni pretende serlo. "El uso no es inocuo. Son fármacos que hay que utilizar solo en medios sanitarios y tiene que haber un manejo de los efectos secundarios", sostiene el doctor Víctor Pérez, jefe de psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona. De hecho, el nicho de potenciales pacientes está acotado a aquellos que sufren depresiones muy refractarias, que no han respondido, al menos, a dos antidepresivos tradicionales. "Son fármacos alternativos a la terapia electroconvulsiva. Es decir, para pacientes que no responden a otra cosa y tienen un riesgo de suicidio muy alto", advierte Pérez. En España, se estima que la prevalencia de la depresión es del 4% y, alrededor del 20% pueden ser resistentes a los tratamientos tradicionales.

El mayor riesgo que ven los expertos con este fármaco son los efectos secundarios son los estados disociativos —en los ensayos, según Vieta, el 25% de los pacientes sufrió "un estado de despersonalización"— y la probabilidad de adicción. "Son fármacos que tienen riesgos. No son la cura a la depresión, pero pueden hacer que los pacientes se encuentren mejor. Aunque no son medicamentos para toda la vida", avisa Marta Torrens, psiquiatra del Hospital del Mar.
El debate, no obstante, está abierto y el uso de los psicodislépticos sigue generando controversia. "Es como dar cocaína a un depresivo. La cocaína te da alivio, pero después es peor la caída. Creo que es un fármaco que está a medio investigar, que requiere más investigación sobre sus efectos indeseados", opina Joan Ramon Laporte, catedrático emérito de Farmacología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Otros expertos, señalan, no obstante, que riesgos como la adicción son asumibles. "Cualquier medicación puede generar abuso, pero eso ocurre en personas que tienen una vulnerabilidad de base. El 30% de los pacientes con depresión tienen abuso de otras sustancias, pero no nos preocupa porque el riesgo real está en la depresión. Lo que nos preocupa es salvarle la vida", apunta Szerman. Coindice Josep Antoni Ramos-Quiroga, jefe de Psiquiatría del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona y miembro del Comité asesor de este fármaco para Janssen, la farmacéutica que comercializa la esketamina: "Las dosis que damos están muy por debajo de las dosis anestésicas que generan adicción. Necesitarías 200 viales, al precio de 300 euros, para generar adicción".

Con todo, para combatir los eventuales riesgos, la dispensación sería hospitalaria y bajo control médico. "Se lo administra el propio paciente, pero con la instrucción del sanitario. Dos tercios de los pacientes mejoran con este fármaco", sentencia Vieta. En los ensayos, se probó la esketamina en combinación con otro fármaco antidepresivo de los tradicionales, pero Vieta matiza que la EMA ha dado luz verde a la administración a solas de la esketamina. "Quedará a elección del psiquiatra si lo combina o no", concluye el médico del Clínic. La pauta de tratamiento empieza con varias dosis entre semana al principio, para luego ir espaciando la administración del fármaco.

Ramos-Quiroga adelanta que hay un estudio en marcha para analizar los resultados a largo plazo. "En el estudio de seguimiento a 84 semanas, en los pacientes estables que habían remitido tras la administración de la esketamina, el riesgo de recaída se redujo un 51%", apunta el psiquiatra de Vall d'Hebrón.

La ketamina no es la única sustancia de uso recreativo que se ha puesto a disposición de la medicina para combatir enfermedades. El éxtasis o la psilocibina (presente en un tipo de hongos), también se están probando con potencial uso terapéutico. Durante una jornada de debate celebrada la semana pasada en el Hospital del Mar de Barcelona, el jefe de Psiquiatría del centro, Víctor Pérez, admitió que son "temas conflictivos". "El uso no es inocuo y la duda que tenemos es qué tenemos que hacer para seguir investigando, pero sin generar problemas indeseados", apunta.

Como la esketamina, el éxtasis y la psilocibina pueden actuar contra la depresión, aunque su potencial de riesgo no es la adicción, sino "un mal viaje", resume Pérez. Es decir, un cuadro psicótico. Un derivado del mdma (éxtasis) también se está investigando para tratar el estrés postraumático. "Estas investigaciones son una oportunidad que no podemos desperdiciar, pero hay que controlarlo bien", agrega la psiquiatra Marta Torrens.


Un videojuego contra el TDAH

JAVIER ÍÑIGUEZ DE ONZOÑO    |   El País   |   Mataró   |   07/08/2019


Una empresa de Mataró desarrolla un mecanismo para fijar la atención y controlar la pantalla con la vista.

La mecánica de Duck, el videojuego desarrollado por la empresa emergente Braingaze, es sencilla. El jugador debe disparar a una serie de objetos móviles (una diana, un huevo dorado…) y esquivar a las aves que aparecen en la pantalla. Su aspecto más novedoso llega gracias a un dispositivo sueco, Tobii Eye X, que permite controlar el disparador con el movimiento de los ojos. Un videojuego que pretende ser una ayuda para los pacientes con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

“Si se entrena el control del movimiento de los ojos, creemos que mejorará el proceso de neurotransmisión”, argumenta Hans Supèr, primer ejecutivo de Braingaze, empresa con sede en el campus tecnológico de Mataró (Maresme).

La revista científica Psychiatrist publicó este año parte de las investigaciones de Supèr respecto al seguimiento ocular como posible tratamiento del TDAH. Braingaze desarrolló un experimento para comprobar si Eye X mejoraba la concentración de los menores: se dividió a 28 niños de entre 8 y 15 años en dos grupos y, durante tres semanas, jugaron a RECOGNeyes, una versión primigenia de Duck. Uno de los grupos utilizó la tecnología de Eye X para controlar la pantalla con los ojos, y el otro empleó un simple ratón de ordenador. Los primeros mejoraron ciertos patrones de atención.

“La hipótesis es que el sensor ocular mejora los movimientos del ojo y, consecuentemente, la atención”, resume Supèr. El TDAH es un trastorno neurobiológico que suele diagnosticarse en niños y adolescentes, pero acompaña al adulto el resto de su vida. “Se caracteriza por un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad que interfiere en el ámbito personal y profesional”, explica la doctora Núria Mallorquí, responsable de la unidad de TDAH del Hospital Universitario Dexeus.

La empresa planea alquilar los dispositivos para controlar el disparador con la vista al precio de unos 150 euros. El lanzamiento del software de Duck se prevé para el próximo mes de septiembre.