TOMÁS SANTA CECILIA | Psicología y Mente |
10/07/2022
Algunas estrategias para no caer una y otra vez en las
conductas impulsivas.
La impulsividad es la predisposición a actuar rápidamente y sin pensar
antes en las consecuencias negativas de los propios actos. En algunos contextos
resulta útil, porque a veces detenerse a pensar en qué decisión tomar es
contraproducente; sin embargo, hay quienes sistemáticamente caen siempre en la
impulsividad, lo cual es un problema.
Las personas impulsivas tienen verdaderos problemas para comportarse de
manera adecuada a las exigencias de una situación social determinada, lo que
afecta de manera decisiva a su salud mental. Por eso, los profesionales de la
psicología han establecido una serie de pautas que se utilizan en psicoterapia
pero que, en su versión simplificada, pueden ser aplicadas por personas
impulsivas que quieran mejorar sus hábitos desadaptativos.
¿Cómo evitar caer en la impulsividad una y otra vez?
Estos son algunos consejos generales para no caer una y otra vez en los
patrones de conducta impulsivos.
1. Identificar el origen
Identificar en todo momento el origen o el detonante de nuestra impulsividad
es esencial para aprender a controlar nuestra conducta y a comportarnos
correctamente en cualquier contexto social en el que nos encontremos.
Esta identificación de situaciones, contextos, estímulos o momentos en los
que somos más propensos a actuar compulsivamente nos permitirá conocernos mejor
a nosotros mismos y nos ayudará a dar solución a nuestra impulsividad en su
etapa más inicial.
Esta identificación puede hacerse de muchas formas, la más común consiste
en apuntar todos los detonantes que nos provocan la impulsividad en un papel, y
nos permitirá evitar cualquier situación crítica o bien trabajar para superar
dicho problema.
2. Aprender mecanismos de relajación
Si eres de las personas que tiene problemas de impulsividad, otra de las
estrategias que pueden servirte para mejorar tu problemática es el
entrenamiento y aprendizaje en diversas técnicas de relajación.
Algunos de los mecanismos de relajación más habituales que podemos
aprender son el
Mindfulness o técnica de la atención plena, el yoga o la relajación muscular
progresiva.
3. Realizar respiraciones profundas
Aprender a realizar respiraciones profundas y conscientes en momentos
determinados es una de las mejores formas de relajarnos y tomar el control de la
situación en casi cualquier momento.
La respiración profunda propia del Mindfulness nos ayuda a reducir las
pulsaciones y mantenernos suficientemente calmados para reaccionar de manera
adaptativa a cualquier situación.
4. Crear pautas de actuación
Establecer pautas de comportamiento claras y estructuradas
de antemano para llevar a cabo
en situaciones estresantes que puedan precipitarnos hacia la impulsividad es
una muy buena forma de entrenarnos a nivel conductual para superar a largo
plazo la impulsividad.
Estas pautas son un conjunto de acciones que debemos memorizar y poner en
práctica en caso de atravesar por un episodio de impulsividad; así sabremos en todo momento qué hacer si esto ocurre y con el tiempo interiorizamos
cada una de dichas acciones hasta que se conviertan en una respuesta natural.
5. Poner en práctica hábitos de vida saludables
Unos hábitos de vida saludables puestos en práctica diariamente nos ayudarán a tener una vida más relajada y controlada, con la que podremos evitar con mayor seguridad cualquier tipo de impulsividad en el día a día. Esto se debe a que cuanto mejor estemos físicamente, menos vulnerables seremos al estrés y a la ansiedad.