sábado, 12 de septiembre de 2020

Abulia: cuando falla la voluntad, las ganas, la motivación

VALERIA SABATER   |   La Mente es Maravillosa   |   17/07/2020

La abulia va más allá de la apatía y la falta de motivación. En gran parte de los casos, puede haber una depresión latente. En otros, alguna alteración cerebral que media en esa falta de energía y embotamiento emocional.

A veces la pereza resulta dolorosa. El mundo nos pesa en exceso y no solo falta el entusiasmo y la motivación, sino que además uno se siente incapaz de decidir ni hacer nada. Es otro tipo de cansancio, muy diferente al que podemos sentir tras un largo día de trabajo. La abulia surge sin necesidad de realizar esfuerzos y es, de hecho, un estado en el que cuesta hasta pensar.

Cuando alguien atraviesa un estado de estas características, es común que su entorno intente animarlo y sugerirle algo tan simple como «tómate unos días de descanso», «sal e intenta desconectar, anímate un poco». Sin embargo, nada de esto sirve, son parches inútiles ante esa realidad psicológica que no entiende ya qué es la alegría y que no encuentra tampoco, alivio al dormir 10 horas seguidas.

La abulia puede confundirse a veces con otras terminologías parecidas, como la anhedonia o la astenia. Es cierto que las tres orbitan muy cerca de los trastornos depresivos y, en ocasiones, pueden aparecer juntas, conformando un tridente muy desgastante. Sin embargo, cada una de ellas tienen particularidades propias.

Conozcamos por tanto el relieve de esta realidad que afecta a cientos de personas.

Abulia, la desmotivación patológica

Abulia significa literalmente ‘sin voluntad’. Por sí misma no configura un trastorno mental, se trata de un síntoma, de una dimensión que puede estar detrás de múltiples realidades clínicas. Y todas ellas de elevado sufrimiento. Desde un punto de vista médico, se concibe como una alteración de la motivación, la cual tiene su origen en muchos casos en una alteración neurológica.

Es cierto que todos podemos pasar por esas épocas en las que nada nos motiva y se pierden las ganas, la energía y la voluntad. Sin embargo, son casi siempre situaciones puntuales que no llegan a agravarse. Ahora bien, hay casos que van mucho más allá. Hay personas que llegan incluso a dejar de comunicarse, a mostrar un mutismo sumado a una necesidad evidente por aislarse de todos y todo. Son casos extremos. Porque la abulia entra también dentro de un espectro, es decir, hay quien muestra una sintomatología más leve y otros en cambio derivan en estados muy patológicos y dolorosos, tanto para el propio paciente como para el entorno. Conozcamos más datos.

¿Cuáles son los síntomas de la abulia?

La abulia no cursa únicamente con la apatía y las escasas ganas de cumplir con nuestras obligaciones. Es algo más profundo, persistente y hasta llamativo:

·        Falta de energía para llevar a cabo las tareas cotidianas.

·        Cansancio, falta de motivación, de iniciativa.

·        Movimientos motores lentos.

·        Falta de capacidad para reaccionar ante los estímulos.

·        Incapacidad para tomar decisiones, para responder a las demandas del entorno.

·        Indecisión.

·        Habla enlentecida, a la persona le cuesta incluso poder escuchar lo que le dicen.

·        Embotamiento emocional: se sienten muchas emociones, pero todas a la vez y eso causa           agotamiento.

·        Hay personas que acaban sin poder hablar, evidenciando mutismo.

Asimismo, cabe señalar que debemos tener especial cuidado con niños y ancianos. A menudo, podemos pensar que esa apatía y desmotivación se producen por la edad (por ser muy jóvenes o por ser muy mayores). La abulia está presente también en este sector poblacional y es importante saber qué la origina.

Causas detrás de la falta de voluntad

Hace unas décadas se pensaba que la abulia era una forma de retraso mental. Se daba por sentado que alguien, de pronto, podía presentar ese retroceso intelectual, emocional y motor en el que se evidenciaba una especie de involución psíquica. Afortunadamente, a día de hoy, comprendemos un poco más esta característica.

·     La abulia suele ser, por término medio, un síntoma de una depresión mayor.

·     Ahora bien, también puede ser un síntoma de un trastorno neurológico. Sufrir un accidente, un ictus o cualquier otra condición que afecte al cerebro, puede derivar en la aparición de la abulia.

·     Estudios como los llevados a cabo en la Universidad de Washington evidencian que una lesión en el cuerpo estriado o el núcleo talámico tienen como resultado esta característica.

·     Ocurre lo mismo si sufrimos cualquier alteración en los centros de la motivación y el movimiento como el área frontal del cerebro, los ganglios basales o el cingulado anterior.

·     Por otro lado, también es conveniente saber que la escopolamina (burundanga) cursa con estados de abulia, en los que la persona pierde por completo la propia voluntad.

 ¿Qué tratamiento existe para la abulia?

El tratamiento para la abulia partirá siempre del origen, el trastorno o la condición médica que origina ese estado. No es lo mismo tener un paciente que ha sufrido una lesión cerebral a raíz de un accidente, que tener a alguien con una depresión mayor.

Ahora bien, en gran parte de los casos se parte dando una respuesta farmacológica. Estudios, como los realizados por los doctores Daniel A. Drubach, M.D., Gabriel Zeilig, nos hablan de la utilidad de la carbidopa y la levodopa para tratar los síntomas de los pacientes con abulia. Estos medicamentos son efectivos porque mejoran la producción de dopamina y benefician al sistema nervioso central.        

Por otro lado, también es muy adecuada la terapia psicológica. En este caso, el objetivo estaría en dotar a los pacientes de herramientas para mejorar la motivación, cuidar de sus pensamientos, regular sus emociones e iniciar nuevas conductas para recuperar el control de su realidad.  

·      Asimismo, se han visto interesantes beneficios en las terapias físicas y deportivas, así como en la fisioterapia. Favorecer que la persona vuelva a moverse, que ponga en marcha su cuerpo mediante actividades sencillas, pero motivadoras, incrementa la producción de endorfinas y les permite tomar contacto de nuevo el plano físico.

       Para concluir, la abulia es un síntoma que no conviene dejar pasar. En caso de que el desánimo y la falta de voluntad sean persistentes y muy limitantes en alguien cercano, es necesario consultar con un profesional. Tengámoslo en cuenta.