miércoles, 22 de abril de 2020

El Defensor del Menor ve acertado que los niños salgan a la calle "porque están empezando a somatizar" - Coronavirus

ABC    |   Madrid    |    19/04/2020

El Gobierno permitirá que los niños salgan a la calle «con condiciones» a partir del 27 de abril, una medida que el Defensor del Menor considera acertada porque el sector infantil «está empezando a somatizar, a estar tristes». Así lo ha explicado el psicólogo y Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, en declaraciones a Europa Press Televisión, señalando que «lo lógico es que salgan los niños de 6-7 años porque están en un estadio evolutivo» y comienzan «a somatizar, a estar tristes».

«Es una pauta melancólica que a veces es el inicio de lo que puede ser una depresión que cursa de una manera sorprendente», ha subrayado, al mismo tiempo que ha manifestado que «hay niños que empiezan a tener síntomas de que podrían estar afectados en la salud mental, que también es parte de la salud». Asimismo, Urra cree que la medida se ha propuesto «justo cuando había que hacerla», porque «hay que anteponer la seguridad de los ciudadanos».
En cuanto a los adolescentes que de momento no podrán salir, el Defensor del Menor ha asegurado que «están dando una prueba de madurez» y que, aunque no pueden salir con sus amigos, «se mantienen conectados por la red».

Por otro lado, Urra considera que los hijos «están evaluando a los padres muy de cerca» y que se «adaptarán» cuando tengan que separarse de ellos y volver a la escuela porque «viven el presente».

El confinamiento, «una gran sorpresa»

La población española lleva confinada más de un mes, desde el pasado 14 de marzo cuando se decretó el estado de alarma, prorrogándose hasta ahora en dos ocasiones y a la espera de una tercera prórroga que será sometida a votación este miércoles en el Congreso de los Diputados.

Según el psicólogo, esto supuso «una gran sorpresa» en la ciudadanía y una «obediencia debida» porque «entendemos que es bueno para nuestra salud y para la de otras personas, ya que algunos están muriendo». Después del «shock», hay una «adaptación, quizás una tristeza que da paso a una ira que lleva a pensar que esto se pudo evitar», y más tarde surge «una gran angustia, una gran ansiedad por pensar en cuándo venceremos esta situación y convivir con la incertidumbre económica y laboral».

«Y mientras tanto, está la convivencia en el día a día, a veces con otras personas, a veces en la soledad», lo que tiene «grandes dificultades, por ejemplo, para los ludópatas, alcohólicos o personas con otras adicciones, los niños con autismo, con trastorno por déficit de atención o hiperactividad», ha explicado.
Sin embargo, ha señalado que «el verdadero peligro nos va a llegar a la salida», ya que «va a haber desesperanza y obsesión con el miedo». Por ello, señala que hay que ir generando «antídotos», como «acostumbrarse a convivir con mascarillas, con guantes, con dificultades», ya que esta situación va a «cambiar la forma de relacionarse».

Asimismo, ha asegurado que también «está sirviendo como lección para saber que somos vulnerables, que el mundo no tiene fronteras y para mirar mucho al interior, que es lo esencial en la vida». «El confinamiento no es la peor de las situaciones, aunque no es la elegida. Como dijo Cervantes en 'El Quijote', si hay algo que el ser humano precisa es la libertad», ha expresado.

Apoyo psicológico para quien lo requiera

Urra ha informado de que el Ministerio de Sanidad, en colaboración con el Consejo General de la psicología, «está dando apoyo psicológico con un equipo de 44 psicólogos que están atendiendo primero a los sanitarios, médicos, enfermeros y otros profesionales; y después a la ciudadanía en general, a través de los colegios profesionales».
«Es mucho más que escuchar, es hacer que la gente no entre en pensamientos de rumiación, generar un pensamiento alternativo de esperanza», ha explicado.
Por último, el psicólogo ha señalado que los aplausos de las 20:00 horas son «buenos para los ciudadanos», y ha hecho un llamamiento a «comunicarse» para que, sobre todo las personas que están sufriendo el duelo por perder a un ser querido y no poder velarlo, «puedan llorar y transmitir sus sensaciones».

El mayor mapa genético de los trastornos psiquiátricos

ABC-Madrid   |   13/03/2020

Un estudio publicado en la revista Cell ha descrito 109 variantes genéticas relacionadas con ocho patologías psiquiátricasel autismo, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo, la anorexia y el síndrome de Tourette.

Para ello, ha trabajado con cerca de 230.000 pacientes de todo el mundo. Se trata de la investigación más detallada que se ha publicado hasta ahora sobre genética de trastornos psiquiátricos.

Más allá de elaborar una lista de posibles factores genéticos que predisponen a desarrollar estas patologías, la investigación determina qué factores de riesgo comparten los diferentes trastornos psiquiátricos.

Un 25 % de la población mundial está afectada por algún tipo de trastorno psiquiátrico que puede alterarles la capacidad intelectual,la conductala afectividad y las relaciones sociales.

El estudio ha definido tres grupos de trastornos genéticamente afines: los que responden a comportamientos compulsivos (anorexia nerviosa, trastorno obsesivo-compulsivo, síndrome de Tourette); los trastornos del humor y psicóticos (trastorno bipolar, depresión mayor y esquizofrenia) y los del neurodesarrollo de inicio precoz (trastorno del espectro autista, TDAH y síndrome de Tourette).

Según detalla Bru Cormand, de la Universidad de Barcelona, centro que participa en el trabajo, «los trastornos clasificados dentro de un mismo grupo tienen tendencia a compartir más factores genéticos de riesgo entre ellos que con los otros grupos. Además, también comprobamos que estas agrupaciones, basadas en criterios genéticos, concuerdan con el tratamiento clínico de las patologías».

Ahora bien, agrega Cormand, «el nuevo trabajo no hace hincapié en los genes que comparten los miembros de un mismo grupo, sino en los genes compartidos por el máximo número de trastornos». Es decir, aquellos factores que darían lugar a un cerebro ‘sensible’, más propenso a sufrir cualquier trastorno psiquiátrico. «Que acabe siendo uno u otro trastorno dependería de factores genéticos más específicos, sin olvidar los factores ambientales».

Es conocido que los pacientes tienden a manifestar muchos trastornos psiquiátricos al mismo tiempo o secuencialmente, a lo largo de su vida.

Según los resultados del trabajo, el gen DCC (relacionado con el desarrollo del sistema nervioso) está presente en los ocho trastornos estudiados. A su vez, el gen RBFOX1 (que regula el proceso de corte y empalme de material genético) está implicado en siete de los ocho trastornos.

También se ha visto, por ejemplo, que el TDAH y la depresión comparten un 44 % de los factores genéticos de riesgo que son frecuentes en la población general. Y en el caso de la esquizofrenia y del trastorno bipolar, la cifra llega al 70 %.

Por su parte, Josep Antoni Ramos-Quiroga, miembro del Vall d'Hebron Instituto de Investigación, opina que «estos resultados ayudan a entender mejor el trastorno TDAH y las razones por las que estas personas pueden sufrir depresiones con más frecuencia. También es una nueva demostración científica de la persistencia del trastorno a lo largo de la vida, incluso en adultos. Esperamos que todo ello ayude a reducir el estigma social alrededor del TDAH y del resto de trastornos mentales», manifiesta.

Cormand destaca que «ahora sabemos que esta coocurrencia de trastornos psiquiátricos tiene, en parte, una base genética. Por tanto, en el caso de una persona afectada por TDAH, podemos llegar a estimar el riesgo de que desarrolle otros trastornos –por ejemplo, la adicción a drogas– y así tomar medidas preventivas. Sin embargo, estas predicciones son de carácter probabilístico y no hay certezas sobre ellas», aclara.

El trabajo se adentra, por ejemplo, en el impacto de la expresión génica en regiones específicas, como los órganos, regiones del cerebro, etc. Así como en el momento en el que se activan y se desarrollan.

El estudio revela que los genes que son factores de riesgo para más de un trastorno suelen expresarse más durante el segundo trimestre del embarazo, coincidiendo con un momento decisivo en el desarrollo del sistema nervioso.

Curiosamente, algunas variaciones genéticas pueden ser un factor de riesgo para un trastorno determinado pero tener un efecto protector en otros casos. «En el estudio se han identificado once regiones del genoma en que los efectos son contrarios en diferentes parejas de trastornos», detalla la profesora Raquel Rabionet, que confirma que todavía estamos lejos de poder resolver el puzle puesto que las relaciones entre los genes son más complejas de lo que pensábamos.

Los cambios en un único nucleótido del ADN –SNP– podrían explicar menos de un tercio de la base genética relacionada con estas patologías. Los otros dos tercios pueden corresponder a otros tipos de alteraciones genéticas, como las variantes raras, que no son tan frecuentes en el genoma humano.

Según apuntan los expertos, los trastornos psiquiátricos tienen un origen multifactorial. «Por ejemplo, gracias a los estudios en gemelos sabemos que el TDAH tiene una carga genética de cerca del 75 %, mientras que el 25 % restante se explicaría por el impacto de factores ambientales, como experiencias traumáticas en la infancia, exposición a toxinas, etc. ».

«Es decir, los SNP tienen un peso importante, pero todavía hay muchos otros factores por explorar», detallan los autores.
«Gracias a los estudios en gemelos sabemos que el TDAH tiene una carga genética de cerca del 75 %», dicen los autores.

En el futuro, una de las prioridades del Consorcio de Genómica Psiquiátrica es completar el paisaje genético de los trastornos mentales mediante el análisis de otras variaciones genéticas, por ejemplo las variaciones del número de copias o CNV, que afectan a segmentos largos del ADN.

Desde la perspectiva de la epigenética –en especial, la metilación del ADN– también se quiere analizar las interacciones entre genes y ambiente, que pueden ser decisivas en psiquiatría.

Además, será importante entender cómo las alteraciones genéticas se traducen en la enfermedad y ello implica estudiar en detalle la función de genes concretos señalados por los estudios genómicos –con modelos animales o celulares–.

«En cualquier caso, el objetivo final será siempre utilizar la genética para mejorar y personalizar el diagnóstico, el pronóstico y la terapia de estas patologías tan prevalentes y, a menudo, tan incapacitantes para las personas que las sufren», concluyen.