lunes, 7 de noviembre de 2022

¿Cansado de dar vueltas a todo? Cómo resetear la mente para una vida serena


PATRICIA RAMÍREZ      |      ABC (El lunes empiezo-Blog)        |      01/08/2021             

¿Eres de las personas a las que sus pensamientos les cuestan un sufrimiento? ¿Te sale caro a nivel emocional darle vueltas a la cabeza? ¿Empiezas a pensar y no puedes parar? ¿Tus preocupaciones y pensamientos te tienen secuestrado? Alguna vez has gritado, ¡necesito paz mental! O… ¡Por favor, que se calle mi mente!. 

Nos pasamos veinticuatro horas al día pensando, no siempre de forma intencionada. La mayoría del tráfico de pensamientos es no consciente. Tus pensamientos entran, salen, se agolpan, hablan sobre preocupaciones, ilusiones, fantasías, cosas reales o irreales. La mente también divaga y se queda colgada.

A pesar de que en el primer mundo tenemos pocas amenazas que pongan en riesgo nuestra vida, la mente de muchas personas sigue interpretando su entorno como un lugar hostil, peligroso, amenazante. Nuestras necesidades básicas están cubiertas, alimentación, cobijo, seguridad, salud, pero la mente sigue creando peligros como el miedo a una enfermedad, el miedo a perder el trabajo, miedo a envejecer, a hablar en público, miedo a perder la pareja, a que les pase algo a nuestros padres o hijos, miedo a decir algo fuera de lugar, a no gustar, a decepcionar, a no llegar a todo, miedo a conducir, a fracasar. 

La mayoría de estos miedos no suelen tener lugar, y si se presentaran, tendríamos recursos personales para afrontarlos. O cuando menos, la capacidad para pedir ayuda. Y racionalmente también sabemos que, si por el motivo que sea, nuestro problema no tuviera solución, como una ruptura de pareja, trabajar en la aceptación es una alternativa al sufrimiento. 

Y a pesar de la racionalidad, sufrimos, sufrimos y sufrimos. Perdemos el sueño, sentimos ansiedad, nos bloqueamos, abandonamos nuestros hábitos saludables porque no estamos de humor, nos mostramos irascibles o perdemos la paciencia. 

Pensar no debería ser equivalente a sufrimiento. Si uno lo desea puede reeducar la mente para que sus pensamientos no se conviertan en una esclavitud. Atento, que vamos a reiniciar el programa. 

Toma conciencia de lo que está pasando

¿Eres consciente de las vueltas que das a la cabeza?, ¿del tiempo que le dedicas?, ¿de la paz que te quita? Reconocer qué nos quita la serenidad es básico para empezar a tomar medidas. Si entendemos que tener miles de pensamientos aturdiéndonos es normal, si aceptamos que sufrir todo el día por lo que no podemos controlar es parte de la vida, seguro que no buscaremos soluciones para vivir más tranquilos.

Obsérvate durante una semana, no hace falta que anotes nada. Sólo toma conciencia de tus pensamientos. ¿Te hacen sufrir? ¿Te secuestran la mente? Es decir, ¿te gustaría estar leyendo, viendo una serie, pero eres incapaz de concentrarte en el placer porque la cabeza te da vueltas y vueltas? ¿A veces piensas que necesitas quietud mental? Y lo más importante, ¿piensas que todo eso que te obsesiona, a lo que das vuelta, no es controlable por tu parte, que no hay nada de lo que tú ahora, en este momento, te puedas ocupar? Si es así, ya has tomado conciencia.

No normalices este runrún. Tienes derecho a tu bienestar emocional. Y este, en gran parte, depende de la quietud mental.

Empieza a meditar

Igual te estás preguntando ahora que qué tiene que ver meditar con dejar de pensar en lo que es inútil. Tiene mucho que ver. Meditar tiene varias ventajas relacionadas con la quietud y serenidad mental.

La meditación entrena y favorece la atención plena, el mindfulness. Cuando meditamos aprendemos a estar a una sola cosa, como puede ser tomar conciencia de nuestra respiración. Uno de los estresores mentales es estar en varias cosas a la vez, con pensamientos que entran y salen, y que dan vueltas, como si nuestra mente fuera una lavadora. Al estar más atentos, y atentos a una sola cosa, podremos concentrarnos en tareas que suman, en lugar de dejarnos secuestrar por nuestros pensamientos. Es decir, cuando estés trabajando, estarás trabajando y no pensando en tu chequeo médico. Cuando estés leyendo, estarás leyendo, y no atormentándote por un comentario de tu jefe que no entiendes bien. 

Cuestión de prioridades

No puedes hablar, escuchar, razonar o atender a todos tus pensamientos. Porque entonces no harías nada más en todo el día. Sería completamente agotador estar todo el día escuchándote. Así que con los pensamientos pasa como con todo en la vida. Es cuestión de prioridades.

Decide cuáles van a ser los criterios para escucharte a ti misma, ¿a quién decides escuchar? Te propongo estas dos directrices:

·        Escuchar y atender esas preocupaciones de las que te puedas ocupar tú.

·        Escuchar y atender lo que puedas hacer ahora.

Para otro momento

Elabora una lista, por escrito, de “preocupaciones para otro momento”. Significa anotar en esa lista aquello que te preocupa pero que por el motivo que sea, no puedes atender, como es buscar piso dentro de unos meses porque el que ahora tienes se te queda pequeño. O en esa lista también están las que no dependen de ti, o porque no es el momento oportuno, o porque se necesita tiempo…

Tener tus preocupaciones escritas te permitirá relajarte con ellas. Tu mente no tendrá que hacer el esfuerzo de recordarlas para que no te angustie olvidarte de ellas. Sabrá que están recogidas en una lista para que cuando sea el momento de atenderlas.

Deja de juntarte con las malas compañías

¿Quiénes son las malas compañías mentales? Esas intrusas que nos hacen sentir mal a través de pensamientos que nos comparan, que nos humillan, que nos limitan, que nos dicen que no podemos, que no somos capaces. Las malas compañías también son ideas sobre asuntos que no dependen en absoluto de nosotros, como el ejemplo de cuándo doblegaremos a este virus. 

A las malas compañías no les vamos a dar ni un espacio en una lista. Sencillamente les vamos a decir, mentalmente o a voz en grito, “ya lo siento, Darling, pero no voy a hablar contigo”. Lo normal es que te entretengas a razonar, justificarte, juzgar, pensado que así las malas compañías dejarán de visitarte. Pero tu experiencia mental te dice que no es así. Así que un simple “anda, calla” o “ahora no es el momento de charlar contigo” bastará para que dejes de enredarte con lo que no toca.

Tira del cable

Esto es lo que hacemos cuando el ordenador se bloquea, ¿verdad? Desenchufamos de la corriente y que sea lo que Dios quiera. Los informáticos dicen que es una barbaridad, pero nos suele funcionar. Tiremos del cable con nuestras rumiaciones. 

Tirar del cable es un ejercicio simbólico para hacer un apago general. Cierra los ojos y visualiza que tiras del cable, que tu mente se reinicia y que eliges en qué focalizarla.

Queridos y queridas, no estamos entrenados para tener una mente serena, no viene de serie. Pero la psicología ahora ofrece herramientas probadas que nos ayudan a tener quietud mental. Y eso es lo que queremos para nuestras vidas, un poquito de paz.