LUCAS HANDLEY | es.gizmodo.com | 19/01/2025
Descubre cómo una frase
aparentemente inofensiva puede afectar el desarrollo emocional y académico de
tus hijos y qué puedes hacer para fomentar un crecimiento saludable.
Como
padres, queremos lo mejor para nuestros hijos: que sean felices, exitosos y emocionalmente
estables. Sin embargo, a
menudo no somos conscientes de cómo nuestras palabras pueden afectar su
desarrollo. Un destacado sociólogo de la Ivy League advierte sobre una frase
comúnmente utilizada que, lejos de ayudar, podría tener efectos negativos
duraderos. En este artículo exploraremos por qué es importante elegir bien
nuestras palabras y qué alternativas pueden marcar la diferencia en la crianza
de los hijos.
El
impacto de las palabras en el desarrollo infantil
El lenguaje que utilizamos con nuestros hijos no solo refleja nuestras emociones y expectativas, sino que también da forma a su percepción de sí mismos. Según Adam Galinsky, profesor de la Escuela de Negocios de Columbia, las palabras tienen el poder de construir o destruir la confianza y autoestima de un niño. En su próximo libro, Inspire: The Universal Path for Leading Yourself and Others, Galinsky profundiza en cómo ciertas expresiones aparentemente inocuas pueden tener un impacto significativo en el desarrollo emocional y académico de los niños.
Una de las frases más problemáticas es «estoy decepcionado de ti». Aunque muchos padres la utilizan con la intención de corregir errores o motivar cambios positivos, su impacto suele ser el opuesto al esperado. Según Galinsky, este comentario induce sentimientos de vergüenza en lugar de fomentar el aprendizaje.
El peligro de la vergüenza y sus consecuencias
La vergüenza, explica Galinsky, es una emoción debilitante y desestabilizadora. Cuando los niños se sienten avergonzados, tienden a evitar confrontar sus errores, lo que limita su capacidad de aprendizaje y resolución de problemas. En lugar de generar un ambiente donde puedan reflexionar y aprender, la vergüenza bloquea su pensamiento crítico y los lleva a la evasión.
Por otro lado, Galinsky señala una diferencia clave entre la vergüenza y la culpa. Mientras que la vergüenza paraliza, la culpa puede ser una fuerza motivadora. La culpa impulsa a los niños a reparar sus errores, enfrentando la situación y buscando soluciones. Esto es crucial para desarrollar habilidades de resolución de problemas y un sentido de responsabilidad.
“La culpa lleva a la reparación, mientras que la vergüenza suele llevar a la evitación”, afirma Galinsky. Este matiz es crucial para entender por qué ciertas frases pueden ser más perjudiciales que útiles en la crianza.
Alternativas para motivar y construir confianza
En lugar de recurrir a expresiones que generen vergüenza, Galinsky sugiere enfoques más constructivos y motivadores. Por ejemplo, si un niño no ha cumplido con una tarea, en lugar de decir “estoy decepcionado de ti”, se podría optar por una pregunta que fomente la colaboración: “¿Cómo podemos organizarnos para que puedas hacer tu tarea a tiempo?”. Este tipo de comentario no solo evita sentimientos negativos, sino que también abre la puerta a soluciones prácticas y refuerza la idea de que los errores son oportunidades de aprendizaje.
Cambiar el enfoque de la crítica a la cooperación crea un entorno más positivo, donde los niños se sienten apoyados en lugar de juzgados. Esto no solo mejora su autoestima, sino que también promueve habilidades fundamentales para el éxito, como el pensamiento crítico, la organización y la capacidad de resolución de problemas.
El rol de los padres en el éxito de los hijos
La crianza no consiste únicamente en corregir
errores, sino en guiar y motivar a los hijos hacia el desarrollo de su máximo
potencial. Elegir cuidadosamente las palabras que usamos con ellos es una
herramienta poderosa para lograrlo. Las frases que inspiran confianza y
colaboración pueden marcar una diferencia significativa en su desarrollo
emocional y académico.
Galinsky nos recuerda que el objetivo no es evitar que los niños cometan errores, sino enseñarles cómo enfrentarlos y aprender de ellos. Al adoptar un enfoque basado en la empatía y la resolución de problemas, los padres pueden ayudar a sus hijos a construir una base sólida para el éxito.
Para pensar y reflexionar
Las palabras
que usamos con nuestros hijos tienen un impacto profundo en su desarrollo
emocional y académico. Expresiones como “estoy decepcionado de ti” pueden
generar vergüenza y bloquear su capacidad de aprendizaje, mientras que enfoques
más positivos y colaborativos los ayudan a crecer y enfrentar desafíos con
confianza. Al ser conscientes de cómo nuestras palabras afectan a nuestros
hijos, podemos guiarlos hacia un futuro lleno de éxito y bienestar.