Un 1,5% sufre ya dependencia patológica de móviles y
tabletas
ESCUELA
DE PERIODISMO UAM | El País |
02/07/2015
Los jóvenes viven pegados al móvil. Es una
extensión de sus manos,les conecta con el mundo y les hace sentirse integrados.
Están enganchados al teléfono y, en algunos casos, esa dependencia ha derivado en adicción. Según un
estudio sobre conductas patológicas en Internet, realizado por la ONG Protégeles,
que colabora en programas de la Comisión Europea, el 21,3% de los jóvenes está
en riesgo de convertirse en adicto a las nuevas tecnologías. Y el 1,5% ya lo
es. No controlan su conducta, lo que afecta al trabajo y a las relaciones personales.
Es
el caso de Beatriz Valera, de 19 años y tecnoadicta. Los primeros
síntomas de su adicción aparecieron a los 16: pasaba el día sin compañía, sola
con el ordenador y el móvil. Empezó a suspender asignaturas y a descuidar a los
amigos y la familia. Sus padres se preocuparon al darse cuenta de que nunca
salía y solo hablaba de gente a la que conocía a través de la Red. “A mí no me parecía tan raro, es una forma como
otra cualquiera de hacer amigos”, cuenta ella.
No es algo extraño: el 30% de los menores
tiene contactos virtuales con personas a las que no conoce, según explica José
María Selva, catedrático de Psicología. Inmersos en la Red, se conectan a
lugares lejanos mientras se distancian de su entorno más cercano. Es un primer
paso hacia la adicción a las nuevas tecnologías. “El porcentaje de adictos es
muy bajo porque para diagnosticar esta patología tiene que haber un trastorno
del comportamiento muy extremo”, explica Selva.
Los tecnoadictos no
entienden su vida sin estar al tanto de todo lo que ocurre en su entorno
social, lo que puede llevarles a sufrir fomo (las siglas en
inglés de 'miedo a perderse algo'). A través de las redes, están
siempre pendientes de lo que hacen sus conocidos y eso les genera ansiedad
porque creen que ellos están disfrutando más de la vida. La necesidad de
sentirse parte de un grupo es lo que les engancha a estar conectados a la Red,
según cuenta Ricardo Rodríguez, psicólogo clínico experto en adicciones.
La dependencia patológica de Beatriz
Valera se tradujo en cambios de humor, aislamiento y una mala relación con sus
padres. Sus progenitores intentaron alejarla de las redes y empezaron a
castigarla sin utilizar pantallas (móvil, tableta u ordenador). Estos castigos
agravaron la adicción de Beatriz, que al final derivó en una depresión y en
problemas graves de ansiedad por no poder conectarse a Internet. La
visita al psicólogo fue el siguiente paso.
España, a la cabeza de Europa
España es el país con mayor número desmartphones en
la Unión Europea. Hay 23 millones de estos dispositivos. El 87% de la población
española lo tiene a mano las 24 horas del día y el 80% admite que lo primero
que hace por la mañana es coger su teléfono inteligente, según el informe La sociedad de la información en
España 2014 de Telefónica.
El auge de las nuevas tecnologías ha
modificado las conductas de comunicación. Según este mismo informe, el 35% de
los españoles prefiere comunicarse mediante mensajes, mientras que el 33,5% se
decanta por las llamadas telefónicas. Lo que ha pasado de moda es la
comunicación en persona: solo el 24% de los españoles prefiere hablar cara a
cara.
Para tratar a los tecnoadictos, lo
primero es enseñarles el uso controlado del ordenador y el móvil, según Mariano
Chóliz, profesor de Psicología especializado en adicciones tecnológicas. Más
adelante se aplican tratamientos muy parecidos a los que se administran a
drogodependientes, como separar a la persona del entorno en el que suele
consumir. “Esto es muy difícil porque a veces necesitan el ordenador o el móvil
para trabajar, y además hay conexión a Internet en cualquier sitio”, afirma
José María Selva.
Los adictos que reciben tratamiento suelen tener entre 14 y 30 años, según los
psicólogos clínicos consultados. Se trata de miembros de la generación millennial,
los nacidos en la era digital. Las chicas tienden a estar más enganchadas que
los chicos. Beatriz Valera se siente identificada con este perfil. Lleva casi
un año en tratamiento y ahora siente que ha empezado a recuperar el control de
su vida. “Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que era una adicción”,
reconoce. Hace poco tiempo que estrenó un nuevo móvil,
pero, acorde con la terapia que está siguiendo, solo le dejan conectarse a
Internet dos horas al día. “Ahora creo que muchos de mis amigos también están
enganchados, aunque no lo saben”, añade.
Esta dependencia por las nuevas
tecnologías es algo que no preocupa a los jóvenes porque la consideran propia
del tiempo en el que viven. Hasta el 85% son dependientes del móvil, las redes sociales
y la mensajería instantánea, según un estudio de la Fundación de
Ayuda contra la Drogadicción (FAD).
Los
expertos no saben si estas tecnoadicciones desaparecerán con
la edad porque son “demasiado nuevas y poco previsibles”. El Ministerio de
Sanidad aún no las incluye en su último estudio, aunque avisa: un 10% de los
jóvenes “abusa de Internet, el móvil y las redes sociales”. Lo que está claro,
según Selva, es que no es posible separar a esta generación de la tecnología.