Gema Sánchez
Cuevas |
La Mente es
Maravillosa | 26/04/2022
Escrito por Edith Sánchez
En general, privan a sus hijos de la posibilidad de construir
relaciones íntimas y valiosas con los demás. Además, siembran en los pequeños
la tristeza y el temor al contacto social.
Los padres emocionalmente ausentes producen un
daño silencioso, pero no por ello menos grave que el de otras formas de abuso
y abandono. Estas circunstancias dejan huellas que, por lo general, permanecen
durante toda la vida. Las personas afectadas sí pueden superar en gran medida
esta situación, pero nunca del todo.
Al hablar de padres emocionalmente ausentes, hacemos referencia a
aquellos progenitores que no establecen una conexión emocional y afectiva con
sus hijos. Están presentes físicamente, pero muy distantes
desde el punto de vista emocional.
Lo anterior se expresa en conductas como el autoritarismo , la indolencia, la falta de
disponibilidad, la irresponsabilidad, el excesivo control o los comportamientos
vengativos. Todo ello provoca diversas formas de sufrimiento y
de carencia en sus hijos, y moldea de manera negativa su futuro.
Los principales efectos de
unos padres emocionalmente ausentes son los siguientes.
“¿Qué es un niño desatendido? Es un niño no planificado, no
deseado. El abandono comienza, por lo tanto, antes de que nazca”. –
Pearl Buck –
Los padres emocionalmente ausentes generan una sensación de desesperanza y
desconexión.
1.
Actitud defensiva
Uno de los mecanismos para sobrellevar a unos padres emocionalmente
ausentes es desarrollando actitudes defensivas. Esto suele manifestarse
como desconfianza y escepticismo.
No quieren creer en nada ni en nadie, porque tampoco quieren desilusionarse.
Esa dificultad para confiar en los demás se puede traducir también
en una gran inseguridad que produce, por ejemplo, celos y
envidia con facilidad. También son muy vulnerables a sentirse ignorados, por
eso les cuesta construir relaciones valiosas y genuinas.
2.
Miedo al amor y al apego
Las personas que han crecido con unos padres emocionalmente ausentes aprenden a identificar el amor
con la amenaza. Parten de la premisa de que amar duele. Saben
que el amor también proporciona dicha, pero eso mismo les hace sentir que se
trata de un terreno peligroso.
Es muy habitual que esa huella de ausencia los lleve a convertirse en
personas distantes, cuando no herméticas. No permiten que nadie
los conozca, y ven la proximidad de los demás como un riesgo del cual deben
alejarse si no quieren sufrir.
3.
Narcisismo
Muchas veces se compensa la falta de amor
propio con el narcisismo. El primero es un sentimiento de valoración y aprecio por
lo que somos. El segundo es una idea artificiosa en la que se construye la
fantasía de que uno es superior o mejor que los demás.
Se trata de un mecanismo compensatorio: allí donde hay un vacío de amor
real se llena con esa forma de amor propio falso (narcisismo). Este rasgo puede hacer a una
persona indolente con los demás, e incluso cruel.
4.
Egoísmo
El egoísmo se manifiesta como una dificultad para aceptar que los otros estén bien cuando uno no
lo está. No siempre se expresa de manera evidente, sino que,
con frecuencia, adopta formas sutiles. Se trata de un rasgo muy común en las
personas que crecieron con padres emocionalmente ausentes.
En el núcleo del egoísmo hay un sentimiento de
carencia o de pobreza. La persona siente que si da de sí, se quedará sin nada. No
solo se refiere a objetos materiales, sino también subjetivos. A estas personas
les cuesta mucho dar y darse, ya que experimentan esto como una pérdida y no
como una forma de construir bienestar común.
5.
Adicciones
No es raro que los hijos de padres
emocionalmente ausentes opten por las conductas evasivas. Muchas veces las
sustancias psicoactivas les proveen el aparente bienestar del cual saben que
carecen.
Para ellos es muy fácil caer en las adicciones, ya que estas les “aportan”
una experiencia de huida, lo cual resulta gratificante cuando no se logra
experimentar la dicha de vivir. Como es sabido, se trata de una situación que
solo lleva a una autodestrucción paulatina.
El consumo de sustancias
actúa como un mecanismo de evasión de una realidad que duele.
6.
Problemas de identidad
Los padres son la base para construir una
escala de valores. A su vez, una escala de valores es uno de los factores
decisivos para guiar las acciones. Si jamás se logró establecer una conexión
emocional y afectiva con los padres, también suele haber confusión en torno a
lo que está bien o mal.
La desconfianza en los demás, el egoísmo y el temor impiden que se forje
un desarrollo moral genuino. Sin este, las personas carecen de un norte definido y
no cuentan con parámetros claros para orientar su conducta.
7.
Falta de esperanza
Los padres emocionalmente ausentes también
dejan una huella de desesperanza en sus hijos. Es muy frecuente que
den lugar a hijos tristes que, con frecuencia, sientan que la vida carece de
valor. No confían en sus propias capacidades, y por eso ven el futuro como algo
atemorizante.
Como se ve, los padres emocionalmente ausentes dejan profundas marcas en
sus hijos. Lo usual es que este tipo de situaciones solo logren comprenderse y superarse a
través de una psicoterapia. Es posible dejar esa huella atrás,
derrotando a los posibles fantasmas que parecía imponer el pasado