PSIQUIATRÍA
MARIAN ROJAS ESTAPÉ - Comprender es aliviar.com – 24/08/2015
Me
llama un buen amigo hace unos días. Me consulta por mareos y vértigos. No se
encuentra bien. Tras descartar la patología física el médico le ha dicho: “esos
síntomas son por estrés“.
Decía
el Dr. Hans Selye: “no es el estrés lo que nos mata sino nuestra reacción
ante él“. Todos sabemos qué es el estrés. Lo vivimos a diario y vemos a
otros sufrirlo a nuestro alrededor. Una exposición al estrés de manera
crónica puede perjudicarnos tanto a nivel físico como psicológico. El
organismo envía una señal de alarma. Algo no va bien, el cuerpo pide una pausa,
un momento de calma y reposo para recuperarse. Esas señales de alarma en
ocasiones comienzan con molestias gastrointestinales, mareos, vértigos,
contracturas musculares y sigue con un descenso del sistema inmunológico,
infecciones de repetición, inflamación de articulaciones (artritis) entre
otras. Cuando una persona se ve afectada por esta situación de hiperestrés,
nota a su vez una alteración de la conducta, del ánimo y del comportamiento con
una tristeza de fondo, sensación de irritabilidad e insomnio.
Uno
está expuesto a cometer errores o sufrir enfermedades pesadas cuando está en esa
situación. El cuerpo y la mente no pueden responder con la misma eficacia con
la que suelen hacerlo. La vida personal, de pareja, familia, el trabajo se ven
afectados.
Estamos
en el siglo XXI. Es la era del estrés, de lo instantáneo y de la velocidad. Todo
fluye a un ritmo vertiginoso. Nos da miedo parar porque nos hemos
acostumbrado a que nuestra zona de confort sea la zona tóxica, acelerada y
trepidante del día a día. Momentos repletos de dificultades personales y
noticias de otros difíciles de asimilar…Si dejamos posar nuestra mirada en el
globo terráqueo de manera aleatoria descubrimos- con frecuencia y con horror-
que un drama se cierne sobre esas tierras.
¿Sabemos parar?
El
verano es un momento donde se produce un freno; es un buen momento para
reencontrarnos con nosotros mismos. Coger papel y lápiz (si, papel y
lápiz y no la aplicación de las notas del smatphone) y diseñar unos objetivos.
El primero: recuperar la paz interior. Pasos para conseguirlo:
–
1. Crea un espacio de calma, aprende
a practicar la relajación o la meditación. Cuando notes angustia,
dirige tu mente hacia ese lugar. Se activarán las coordenadas de la paz
interior. Dedica un rato del día al silencio. Dice un proverbio africano “si
no tienes al enemigo dentro, los enemigos de fuera no podrán herirte“.
– 2. Practica el sentido del humor.
Una carcajada de vez en cuando destensa y facilita las cosas. El
sentido del humor es patrimonio de los inteligentes. El psiquiatra William
Fry asegura que tres minutos de risa plena equivalen, en beneficios para la
salud, a diez minutos agotadores de aérobic.
– 3. Perdona inmediatamente. Un
corazón resentido no puede ser feliz. No olvidemos que sufre más el que no
perdona que el que no es perdonado. Como decía Calderón de la Barca: “vencer
y perdonar es vencer dos veces“.
– 4. Usa tu memoria para traer recuerdos positivos de tu vida. Está demostrado científicamente que recordar
momentos buenos previene la depresión. Es un gran paso comenzar educando la mirada,
valorando todo lo bueno que te rodea. Vigila los pensamientos negativos. No
olvides que el 90 % de las cosas que nos preocupan nunca jamás suceden. Gran
parte del estrés y de las molestias físicas tiene su origen en la mente más que
en el cuerpo.
– 5. Reconoce tus personas vitamina. Con estar un rato con ellas, una sensación de alegría y paz invade el
alma. Son personas agradables, amables que nos quieren y tratan bien y nos
comprenden sin juzgar.
– 6. Evita a las personas tóxicas que
tienen la capacidad de liberar toda nuestra energía negativa y vaciarnos de
motivación e ilusión. Estas personas sonprofesionales y expertos en
quitar la paz. Si no es posible evitarlas, aprende a usar un impermeable para
que te afecte lo menos posible su presencia.
– 7. Aprende a expresar emociones.
Trabaja la inteligencia emocional. Por muy inteligente que sea
uno, llega más lejos quien sabe gestionar bien sus emociones, buscando
empatizar. Aprende a ponerte en el lugar del otro para entender mejor su
conducta y reacciones ante la vida.
– 8. Disfruta de la comida sana.
Conocer nuestro organismo nos ayuda a saber cuáles son los alimentos pesados
que nos engordan o nos afectan. Es mejor comer poco y a menudo que atracones.
– 9. Recupera el buen dormir. Descubre
qué necesita tu organismo para descansar de manera placentera y profunda.
El insomnio se encuentra presente en la mayor parte de los trastornos
psiquiátricos. Si las preocupaciones, obsesiones, trabajo nos afectan o quitan
horas de sueño, aprende a desconectar y no quites horas al descanso diario.
– 10. Si nada funciona: cambia.
Hay dos maneras de gestionar los momentos difíciles: cambiando los problemas (y
solucionándolos) o cambiando la manera de verlos. La felicidad no es lo
que nos pasa, sino como interpretamos lo que nos pasa. Cada uno
elegimos el filtro con el que contemplar la realidad.
“Cuando
no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en
cambiarnos a nosotros mismos” –
Viktor Frankl
El
camino hacia la paz interior pasa por ir resolviendo poco a poco el fondo
conflictivo que se hospeda dentro de nosotros. Como decía Confucio: “si no
estamos en paz con nosotros mismos, no podremos guiar a otros en la búsqueda de
la paz“.