HÉCTOR FARRÉS | lavanguardia.com | 13/10/2024
Cuando el
cuerpo se mueve, las emociones cambian, y con ellas, los pensamientos se
transforman
Las emociones, muchas veces incomprendidas, son el
reflejo de cómo se interpreta el mundo. Sin embargo, según el doctor Mario Alonso Puig, aprender a gestionarlas es
posible, y más sencillo de lo que podría parecer. Lo primero es entender la
diferencia clave entre pensamiento, sentimiento y emoción.
No se trata de conceptos abstractos, sino de reacciones
físicas y mentales que se interconectan, creando ciclos que pueden intensificar
lo que se siente, como el miedo o la ansiedad. Este enfoque se centra en algo
tan básico y accesible como la respiración y los pensamientos conscientes.
El impacto del cortisol en las emociones y cómo reducirlo
La clave, dice Puig, está
en intervenir sobre el cuerpo o sobre la mente. No es posible cambiar lo que se
siente directamente, pero sí se pueden modificar los pensamientos y cómo
afectan físicamente. Un ejemplo claro es la respiración. Al controlar el ritmo
respiratorio, se logra que el cortisol, la hormona del miedo, disminuya y con
ello la sensación de incapacidad. Un simple cambio en la respiración puede
transformar por completo la perspectiva emocional: “Cambia el mundo afectivo”.
Puig relata un momento
personal que ilustra su punto. En una conferencia en México, pese a haber
hablado ante audiencias mayores, sintió miedo. La razón, descubrió, no era el
público, sino su deseo de sobresalir como conferenciante. Pero al cambiar su
enfoque, al recordar que su propósito no era brillar, sino iluminar a otros, el
miedo desapareció. Este cambio en el pensamiento lo liberó del temor, y según
él, es un claro ejemplo de cómo gestionar las emociones a través de la mente: ”Cambió
el pensamiento, el miedo se desvaneció por completo".
Aceptar las emociones: el
primer paso para gestionarlas
Sin embargo, el doctor también advierte sobre el error
de intentar bloquear lo que se siente. Negar una emoción no la elimina, al
contrario, la refuerza. Es necesario aceptar lo que se siente, comprender por
qué ocurre y actuar en consecuencia. Puig lo resume con una enseñanza clave: lo
que se resiste, persiste. La invitación es a explorar, no a luchar contra las
emociones.
Carl Gustav Jung ya hablaba de este proceso de
aceptación, y Puig lo retoma para mostrar cómo esa exploración puede ser
liberadora: “Sí, tengo miedo, es verdad, tengo miedo”. Reconocer el miedo,
entender qué lo provoca y cuestionar los pensamientos detrás de esa emoción es
lo que realmente transforma. Al final, se trata de vivir con mayor consciencia,
de servir más que de brillar, y de entender que el verdadero cambio emocional
empieza por lo que se piensa.