viernes, 5 de noviembre de 2021

Negación: cuándo ayuda, cuándo daña

Escrito por el personal de Mayo Clinic       |     29/07/2021

La negación es un mecanismo de afrontamiento que te da tiempo para adaptarte a situaciones inquietantes, pero quedarte en una actitud negadora puede interferir en el tratamiento o tu capacidad para afrontar los desafíos.

Cuando te encuentras en estado de negación, estás tratando de protegerte al no aceptar la verdad sobre algo que pasa en tu vida.

En algunos casos, la negación inicial a corto plazo puede ser algo bueno, ya que te da tiempo para adaptarte a una situación dolorosa o estresante. También podría ser un precursor para hacer algún tipo de cambio en tu vida. Sin embargo, la negación tiene un lado oscuro. Averigua cuándo la negación no es saludable y cómo dejarla atrás.

Comprender la negación y su propósito

Rehusarse a reconocer que algo no está bien es una manera de afrontar los conflictos emocionales, el estrés, los pensamientos dolorosos, la información amenazante y la ansiedad. Es posible que te niegues a reconocer cualquier cosa que te haga sentir vulnerable o amenace tu sensación de control, como una enfermedad, una adicción, un trastorno de la alimentación, violencia personal, problemas financieros o conflictos en las relaciones. Puedes negar algo que te ocurra a ti o a otra persona.

Cuando te encuentras en estado de negación, haces lo siguiente:

·        No reconoces una situación difícil

·        Intentas evitar enfrentarte a la realidad de un problema

·        Minimizas las posibles consecuencias de un problema.

 

Cuándo puede ser útil la negación

Negarse a afrontar los hechos puede parecer poco saludable. A veces, sin embargo, puede ser útil un breve período de negación. La negación le da a tu mente la oportunidad de absorber inconscientemente información impactante o preocupante a un ritmo que no hará que tengas una gran caída psicológica.

Por ejemplo, después de un evento traumático, es posible que necesites varios días o semanas para procesar lo sucedido y enfrentar los desafíos que se avecinan. Imagina lo que podría pasar si te detectas un bulto en la garganta. Podrías sentir una oleada de miedo y adrenalina al imaginar que es cáncer.

Entonces ignoras el bulto, esperando que desaparezca por sí solo. Pero cuando el bulto sigue allí una semana después, consultas a tu médico.

Este tipo de negación es una respuesta útil a la información estresante. Inicialmente negaste el problema que te preocupaba. Pero a medida que tu mente asimiló la posibilidad, comenzaste a abordar el problema de manera más racional y buscaste ayuda para resolverlo.

Cuándo puede ser perjudicial la negación

¿Pero qué habría ocurrido si hubieras seguido negando ese bulto? ¿Qué habría ocurrido si nunca hubieras buscado ayuda? Si la negación persiste y te impide que tomes las medidas adecuadas, como consultar con el médico, se trata de una respuesta perjudicial.

Ten en cuenta estos ejemplos de negación poco saludable:

·        Un estudiante universitario presencia un violento tiroteo, pero afirma que no lo ha afectado.

·        La pareja de un hombre mayor que está en la etapa final de su vida se rehúsa a hablar con él sobre los deseos y las directivas de atención médica, ya que insiste en que estará mejor.

·        Una persona se pierde periódicamente las reuniones laborales de la mañana por haber bebido con exceso la noche anterior, pero insiste en que no hay ningún problema porque, de todos modos, cumple con su trabajo.

·        Una pareja está registrando una deuda tan grande con la tarjeta de crédito que dejan a un lado las facturas porque no pueden soportar abrirlas.

·        Los padres de un adolescente con una adicción a las drogas siguen dándole a su hijo dinero «para comprar ropa».

·        Una persona que tiene dolor en el pecho y falta de aire no cree que esos síntomas indiquen un ataque cardíaco y demora en obtener ayuda.

En situaciones como estas, la negación puede impedir que tú o tu ser querido obtengan ayuda, como un tratamiento médico o asesoramiento, o que enfrenten problemas que pueden salirse de control; en todos los casos, puede haber consecuencias devastadoras a largo plazo.

Dejar atrás la negación

Cuando enfrentes una situación abrumadora, está bien decir: "ahora no puedo pensar en esto". Tal vez necesites tiempo para procesar lo que sucedió y adaptarte a las nuevas circunstancias. Pero es importante darte cuenta que la negación debería ser una medida temporaria solamente, no cambiará la realidad de la situación.

No siempre es fácil saber si la negación te está impidiendo seguir adelante. La intensidad de la negación puede variar con el tiempo, en especial para una persona con una enfermedad crónica; en algunos períodos baja la actitud defensiva, mientras que en otros la negación puede ser mucho más fuerte. Sin embargo, si te sientes atascado o si alguien en quien confías sugiere que estás negando una situación, puedes intentar las siguientes estrategias:

·        Examina honestamente a qué le tienes miedo.

·        Piensa sobre las posibles consecuencias negativas de no actuar.

·        Date permiso para expresar tus miedos y tus emociones.

·        Intenta identificar las creencias irracionales sobre tu situación.

·        Escribe un diario sobre tu experiencia.

·        Habla con un amigo cercano o un ser querido.

·        Participa en un grupo de apoyo.

Si no puedes afrontar sin ayuda una situación estresante, estás atascado en la fase de negación; piensa en la posibilidad de hablar con un médico especialista en salud mental. Él o ella te puede ayudar a encontrar alguna manera sana de afrontar la situación en vez de actuar como si no existiera.

Cuando un ser querido necesita ayuda para ir más allá de la negación

Puede resultarte frustrante cuando alguien a quien amas niega un tema importante. Pero antes de demandar que tu ser querido enfrente los hechos, da un paso atrás. Trata de determinar si solo necesita un poco de tiempo para resolver el problema.

Al mismo tiempo, hazle saber a la persona que estás dispuesto a hablar sobre el tema, incluso si ambos se sienten incómodos. En última instancia, esto podría darle a tu ser querido la seguridad que necesita para seguir adelante. Es posible que tu ser querido incluso se sienta aliviado cuando le plantees el problema.

Si tu ser querido niega un problema de salud grave, como la depresión, el cáncer o una adicción, abordar el problema puede ser especialmente difícil. Escucha y ofrece apoyo. No intentes obligar a alguien a buscar tratamiento, ya que podría provocar enfrentamientos duros. Ofrece consultar juntos a un médico o terapeuta de salud mental.