SONIA MENCIA | ABC
| 10/10/2019
El número de suicidios adolescentes en
España se ha multiplicado por tres en el último año, mientras que la tasa de enfermedades
mentales se mantiene los casos de suicidio sigue aumentando. Estamos un punto
de inflexión en el que la sociedad ha decidido quitarle el estigma y el tabú al
suicidio y se ha decidido informar correctamente como medida de prevención
Cada 40 segundos una persona se suicida y por cada
suicidio se registran 20 intentos fallidos de quitarse la vida, con el riesgo
además de que estas personas vuelvan a intentarlo.
En
España, se suicidan 10 personas cada día, lo que supone más del doble de muertes que
los accidentes de tráfico,
13 veces más que los homicidios y 67
veces más que la violencia de género. Además, es ya la primera
causa absoluta de muerte entre hombres de 15 a 29 años y la segunda, después de
los tumores, en mujeres de esas edades. El mayor número de suicidios en ambos sexos se
produce entre los 40
y los 49 años, si bien el riesgo aumenta con la edad,
sobre todo en varones. Sin olvidarnos de los menores de 18 años, 300, que se
suicidaron el año pasado en España.
Expertos
reunidos en la jornada Suicidio
en los medios: el debate pendiente con motivo de la
conmemoración hoy 10 de octubre del Día
Mundial de la Salud Mental dedicado este año a la prevención del suicidio, han
planteado la necesidad de que los medios de comunicación aborden este tema
dentro de sus informaciones, pero evitando detalles sensacionalistas como el
modo de suicidio, e incorporando a sus textos historias sobre personas que han
logrado superar un intento suicida y han superado la enfermedad.
En el
encuentro, organizado por la Asociación
Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) con la ayuda de Janssen, el doctor Víctor Aparicio Basauri,
exasesor de Salud Mental de la Organización
Mundial de Salud (OMS), ha advertido de que, en cualquier caso, estas cifras
están subestimadas. «En España, hay siete
suicidios por cada 100.000 habitantes, según las estadísticas oficiales. Sin
embargo, algunos estudios avanzan que esta cifra podría estar cercana a 10 por
cada 100.000», ha añadido”.
José Carlos Soto, superviviente de suicidio y padre de
niña que se había suicidado, descubrió después de lo que le pasó a su hija que
en su mismo colegio había habido 6 casos en 6 años anteriormente, «en el
colegio se había silenciado, pero eso no ayudó, al contrario, nosotros
necesitábamos más información y no la encontrábamos»
Entre
otros aspectos, Aparicio ha
explicado que las estadísticas oficiales están viciadas por el envejecimiento, ya que las
cifras son más altas en aquellas regiones con mayor esperanza de vida, como Asturias y Galicia con
los índices de suicidio más altos de España. «Sería bueno que esas tasas se ajustaran
por envejecimiento, ya que nos daría una versión más cercana de lo que está
ocurriendo. De esta manera, sólo se genera más confusión relacionando el
suicidio con una posible eutanasia», ha lamentado.
El
experto también ha desmentido, por ejemplo, la idea de que los suicidios son cosa de los países nórdicos.
Es algo totalmente falso. Están en unas cifras de 12 por cada 100.000
habitantes, muy cercanas a las nuestras. Existen falsas creencias e ideas como que la falta de luz les lleva
al suicidio, ha criticado sobre algunos de los detalles que se
recogen en las informaciones periodísticas al tratar el suicidio. Son los
países Bálticos los de las tasas más altas pero no sólo por la falta de luz.
Por
su parte, la directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Pilar Aparicio, ha
asegurado que los medios «pueden hacer mucho para romper el estigma y el
silencio en torno a este tema, y ha insistido en que para las personas en
situación complicada puede ser «importante» tener acceso a historias de gente similar que
ha pasado por su situación y acabar con el estigma.
«Es bueno hablar de suicidio, claramente sí. Pero
siempre con información responsable y no sensacionalista, especialmente en
personas de relevancia. También es importante plasmar que hay una salida a esta situación, así
como no dar detalles de cómo se ha cometido el suicidio. Hay que adoptar un
enfoque de casos positivos que han superado la situación», ha
abogado Aparicio, quien ha apuntado que la puesta en marcha a nivel estatal de
un teléfono gratuito contra
el suicidio, similar al 016 en violencia de género, se está estudiando desde el
Ministerio, aunque han reconocido que es complejo.
En
este sentido, el coordinador del Servicio de Información de Emergencias
112 de la Comunidad de Madrid, Javier
Ayuso, también ha incidido en que "no todos los suicidios
son noticias". «La labor de los medios no es formar, sino informar. Si
queremos que cuenten las medidas para evitar los suicidios y formar a la
población, tenemos que ser las administraciones quienes les demos los recursos
para hacerlo. Tenemos que ser fuentes fiables », ha reflexionado.
En
torno a este debate, el vocal de la sección de Sanidad del Consejo Asesor de
Sanidad del Ministerio, José
Luis Pedreira Massa, ha afirmado que «no es función de los
medios prevenir» los suicidios, pero ha puntualizado que «determinadas
informaciones pueden desencadenar o prevenir el acto suicida. Es necesario un
cambio, dejar de hablar de causas y hablar de factores y eliminar el porque y
añadir el para que», añade «Por ejemplo, pueden comunicar que las estadísticas
no lo dicen todo, o hacer la comparación con violencia de género o tráfico, que
resulta efectiva», ha reclamado. Por otra propone la unión de periodistas y
médicos para trabajar en estrategias de prevención, como se hizo en concreto
con casos como los del Síndróme Tóxico.
Ayuso
ha mantenido que «para
atajar el problema del suicidio, hay que visibilizarlo». «No se
puede tratar como un suceso más. No se puede contar el cómo y demás
circunstancias escabrosas. Sí que es recomendable la publicación de
estadísticas o reportajes con familiares o personas que han salido del túnel», ha
defendido.
Para
el secretario general de la Sociedad
Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), Guillermo
Lahera, jornadas como ésta donde se aborda el papel de los
medios en las conductas suicidas demuestran que la sociedad se encuentra «en un punto de inflexión».
«Estamos empezando a abordar el tema con seriedad», ha celebrado, proponiendo
que las informaciones periodísticas empaticen con el fallecido, las familias y
las poblaciones vulnerables con riesgo de suicidio.
En
este sentido el también vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría apunta en un artículo de opinión
que el suicidio «puede prevenirse, pero es necesaria una estrategia
nacional multisectorial integral»
y a día de hoy se aprecian grandes diferencias entre distintas comunidades autónomas acerca
de la intensidad y el tipo de programas aplicados.
Reivindica así programas de prevención en el medio
escolar y laboral, en el papel de la atención primaria o en la puesta en marcha
de programas específicos dentro de los servicios de salud mental, unas
iniciativas necesarias porque cuentan ya con evidencia científica sobre su
efectividad ya que se han puesto en marcha en otros países o comunidades.
Considera sin embargo que esto no es suficiente cuando
los datos indican que la prevalencia de enfermedades mentales se mantiene
relativamente estable pero aumentan las conductas suicidas, a su juicio no solo
por el sufrimiento de una enfermedad mental sino también porque la decisión
final se toma desde la desesperanza y muchas veces desde la rabia, con
frecuencia potenciados por el empleo de alcohol y otras sustancias.