Marta Martínez
Novoa divulga sobre psicología desde una perspectiva científica y accesible
para todos los públicos. La Voz de la Salud.
La especialista
reivindica que el amor no daña y habla del tipo de situaciones tóxicas que se
suelen dar hoy en día tanto en las relaciones de pareja, como en las de amistad
Marta Martínez
Novoa abandonó Madrid en octubre del 2020, después de cuatro años viviendo en la
ciudad, para comenzar su propio proyecto como psicóloga autónoma en Sanxenxo,
su pueblo natal. Coincidiendo con este cambio profesional, abrió una cuenta de
Instagram @martamnovoapsico, donde divulga sobre
psicología desde una perspectiva científica y accesible a todos los públicos.
Con una amplia formación en psicoterapia, trastornos de ansiedad, autoestima y relaciones
de pareja publica Que sea amor del bueno, con el que pretende enseñar
a cómo identificar comportamientos irresponsables cuando se habla de vínculos
entre personas: «Comprenderás que el amor no daña, y que estás en
tu derecho de reivindicar que, tanto el amor que das como el que te dan,
sea amor del bueno».
— ¿Qué es la
responsabilidad afectiva?
— La responsabilidad afectiva es la
conciencia, que sería importante que todos tuviésemos, de que los actos que
realizamos nosotros en una relación tiene implicaciones y consecuencias en el
mundo emocional de la otra persona. Un mundo emocional que además puede ser muy
diferente al nuestro. Se basa en que haya una comunicación fluida y directa,
empatía, y respeto.
— Hablas sobre la
toxicidad hoy en día (que suele tener terminología en inglés). ¿Para ti cuáles
son las situaciones más graves en términos de toxicidad?
— Todas son graves de por sí porque
todas pueden resultar bastante devastadoras en la autoestima de la otra persona
dependiendo del momento vital en el que se encuentre y demás. Pero quizás el
«love bombing», el «breadcrumbing» y el «hoovering» puede que sean las más
peligrosas. Aunque esto depende de la persona y de su momento vital. Pero
quizás esas tres porque son las más relacionadas ya con conductas de maltrato.
Están muy relacionadas con la manipulación, que a veces es
inconsciente por parte de la otra persona, aunque no deje de ser manipulación.
Y están relacionadas con ensanchar el ego propio más que con relacionarse y
disfrutar de la relación. Quizás estas puedan ser las más devastadoras para la
autoestima de la persona.
El «breadcrumbing» proviene
de «breadcrumb» o migas de pan, y hace referencia a esas personas que van y
vienen de tu vida pero nunca se quedan del todo. Es decir, evitan totalmente el
compromiso pero quieren que la otra persona siga ahí, enganchado o
enganchada.
El «love
bombing» se traduce como una explosión de amor. La persona
se ve bombardeada por muestras de cariño y amor, pero al tiempo, estas decaen,
provocando sentimientos de culpabilidad. La otra parte, la que realiza el «love
bombing», puede llegar a chantajear, manipular y castigar con este chantaje
emocional. Así, esta persona pasa de los cumplidos, palabras y gestos bonitos,
a escuetas palabras como un «vale» en sus contestaciones.
El «hoovering» o
«la técnica de la aspiradora» es una táctica de manipulación típica de personas
narcisistas. Es decir, el que la practica pretende que regreses a la
relación tóxica que dejaste en el pasado enviándote de nuevo mensajes de texto,
apareciendo en tu trabajo en tu casa, o haciéndose la víctima.
— ¿Cómo se podría
detectar que se está siendo víctima de este tipo de situaciones?
— Dos puntos principales para detectar
que algún tipo de irresponsabilidad afectiva se está cometiendo, sea del tipo
que sea, es que en la relación no sientas paz a nivel general. A pesar de que
siempre puede haber conflictos, evidentemente. Pero, si la relación tiene más
de montaña rusa que de sentirte en paz, quizás hay algo que está fallando. El
segundo punto sería que no se hable nunca de las expectativas o del vínculo.
Con esto no me refiero con que haya que hablar ya el primer día de si vamos a
ser o no pareja, o si vamos a ser amigos para toda la vida, pero sí hablar un
poco de lo que son nuestras emociones. Lo que nos gusta o no de la otra
persona, cómo nos vemos con esa persona. Un poco hablar de eso, las
expectativas que tenemos sobre el vínculo. Cuando eso no está, quizás hay una
cierta falta de responsabilidad afectiva, ya sea por un lado o por el otro, lo
cual también es un punto a tener en cuenta.
— También hablas de que a
veces confundimos la sinceridad con hacer daño a la otra persona. No siempre
conocemos el límite. ¿Cuál sería?
— Básicamente el límite está en
plantearnos si lo que vamos a decir es realmente útil para la otra persona. Es
decir, si le va a sacar algún partido, si es necesario decirle lo que queremos
decirle. Luego también es importante buscar el momento adecuado. Es cierto que
muchas veces para algo que sea doloroso, porque hay cosas que lastiman las
contemos como las contemos, no hay un momento adecuado. Pero sí que hay
diferentes grados. No es lo mismo comunicar que vas a dejar a tu pareja justo
cuando le acaba de morir un familiar, en el mismo día, que hacerlo unos días
después, por ejemplo. Aunque la persona siga estando mal. Y después, creo que
también hay que buscar un poco las palabras. Habrá veces que no se pueda evitar
el malestar completo, pero creo que si utilizamos tacto y cariño a la hora de
decirlo y sobre todo empatía, decirlo como nos gustaría a nosotros que nos lo
dijeran, ya estamos marcando un poco esa diferencia entre sinceridad y
sincericidio. Para mí, esos quizás sean los puntos principales a tener en
cuenta.
— ¿Cómo ha influido el
mundo Disney en cómo vemos el amor y las relaciones?
— Un montón. El mundo Disney y todo lo
relacionado con esta visión edulcorada del amor, así como esa visión del amor
para siempre, de que todo lo puede o todo lo perdona, afecta mucho a cómo vemos
el amor y las relaciones. Porque al final en nuestro imaginario colectivo hay
muchas dinámicas relacionales que aprendemos de manera inconsciente a través de
la cultura popular. Con películas, series y demás. Esto lo que tiene de
peligroso es que nos deja una visión muy idealizada del amor que luego puede
provocar que a veces estamos en relaciones perfectamente sanas y las dejamos
porque no es ese amor de película que nos prometieron También por otro lado, y
casi más importante aún, es que quizás esta clase de mitos del amor romántico,
del mundo Disney, nos hace, sin quererlo, legitimar y normalizar conductas
que no son sanas. Si tú estás en una relación de maltrato y de repente te dicen
«es que el amor todo lo perdona». Y tú piensas: «Ah bueno, claro, y yo quiero a
esta persona. Tengo que perdonar esto y seguir aquí». Por eso también es tan
peligrosa esta influencia.
— También influye lo que
vivimos en casa, nuestro entorno familiar, lo que vivimos desde pequeños…
— Influye tanto a nivel de mandatos,
que es precisamente esto de lo que estábamos hablando ahora, y los mitos del
amor romántico. Son como ideas inconscientes que se van promulgando de
generación en generación que nos dicen, por así decirlo, lo que está bien o lo
que está mal como sociedad. Y sí que es verdad que a nivel familiar hay
mandatos muy férreos de lo importante que es tener pareja, lo importante que es
que las relaciones pervivan cueste lo que cueste, todo esto afecta mucho. Y
también por otro lado, las referencias que tenemos de nuestra casa. Por
ejemplo, cómo era la relación entre nuestros padres y madres, que nos ponen
como esa referencia de lo que es el amor. Puede ser una referencia muy sana y
otras veces no. Incluso las relaciones que tenemos nosotros a nivel familiar,
que a veces van creando en cierto modo nuestra autoestima y por tanto, el amor
que creemos merecer por parte de los demás o el que no.
— Comentas que es
totalmente legítimo elegir la soltería.
— Efectivamente. De hecho, para mí es
una idea importante que he tratado en el libro. Que valoremos la
responsabilidad afectiva en todo tipo de relación, ya sea pareja, amistad, una
persona que estás conociendo, familia, compañeros de trabajo… porque al final
en la vida es importante tener vínculos, pero no es esencial tener un vínculo
de pareja en concreto. Se puede ser perfectamente feliz sin estar en
pareja. Creo que por eso es muy importante desmontar todos
estos mitos de «se te va a pasar el arroz» o «te vas a quedar solo/a y rodeado
de gatos». Porque al final, con tal de tener una red social de calidad de
vínculos, sea del tipo que sea, ya sentamos una base de bienestar que no tiene
que estar completa por una pareja.
— ¿Cómo una persona puede
detectar que su autoestima está sana o reforzada?
— Suelo hablar mucho de autoestima
sólida o frágil. Para mí es lo que muchas veces diferencia una autoestima sana
de otra que no lo está tanto. Y esto se basa mucho en que cuando una autoestima
es frágil, normalmente solo depende de un ámbito de tu vida. Todos tenemos
ámbitos importantes de nuestra vida como pueden ser nuestros estudios, trabajo,
familia, la pareja, nuestro tiempo libre y hobbies. Cuando nuestra
autoestima solo está centrada en un ámbito, como puede ser el laboral o el de
la pareja, es muy probable que sea más frágil. Porque quizás cuando en ese
hábito ya no nos va tan bien, sentimos que ya no somos válidos o suficientes.
Es un punto muy importante para valorar lo que es una autoestima sana de lo que
no. Y luego más allá de ahí, una autoestima es frágil cuando dudas
constantemente de ti mismo y de tus habilidades, y por lo tanto te cuesta mucho
tomar decisiones. Cuando crees que no tienes derecho a poner límites en las
relaciones y no tienes claro tampoco qué tipo de amor mereces. Por eso también
muchas veces acabas en relaciones tóxicas. Son algunos puntos en los que
fijarnos. Aunque hay muchos más.
— ¿Habría una forma
adecuada de llevar una ruptura?
— Es verdad que depende de muchos
factores, pero algo que creo que puede ser esencial en todo tipo de rupturas es
tratar que todo quede lo más claro posible cuando se rompe. Tratar de ser
honestos tanto en nuestros sentimientos como en lo que nos ha pasado para
llegar a ese punto, por así decirlo. Y por otro lado, dejarnos espacio. Esto no
quiere decir que haya que romper el contacto con la otra persona de manera
tajante. Es verdad que cuando hemos tenido una relación dependiente, tóxica, y
por supuesto, de maltrato, sí que es esencial romper el contacto
definitivamente, pero en otro tipo de rupturas quizás no lo es. Lo que sí
debemos hacer es intentar hacer espacios nuevos para conocernos de nuevo a
nosotros mismos sin estar con esa pareja, por así decirlo. Por lo tanto, puede
ser importante frecuentar lugares diferentes a los que solíais ir juntos y
tratar de limitar el contacto en cierta medida. Intentar dar esos espacios a
cada uno. Creo que eso sí se puede comparar a todas las rupturas.
— ¿Cómo debe ser un
perdón para que sea de verdad?
— Lo primero es que lleve una intención
de reparación, sea del tipo que sea. Porque es verdad que hay actos que
realizamos que no tienen reparación. Pero si la hay, como mínimo que esté
acompañada de un: ¿Qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por ti después de eso? Lo
que está claro es que un perdón no es algo que decimos simplemente para
sacarnos la culpa sin ninguna intención real de cambio. Ni algo que de repente
utilizamos para darle la vuelta la tortilla y hacerle sentir a la otra persona
culpable de nuestro propio acto, haciendo que acabe siendo casi la otra persona
la que nos tiene que pedir perdón. Que sea algo honesto, que se dé espacio
también a la otra persona cuando quiera hablar del tema, cuando esté preparada.
Y sobre todo que vaya con esa idea de “¿qué necesitas tú ahora mismo para que
podamos reparar esta situación de algún modo?”
— Estamos hablando de
relaciones de pareja, pero interpreto que es igual para las relaciones tóxicas
de amistad.
— De hecho, en ese sentido, muchas
veces algo que ocurre es que con los amigos en concreto, se da por hecho y
socialmente está muy validado, que es algo muy positivo, mantener a tus amigos
de la infancia. Y puede ser que tus amigos y amigas de la infancia en el
presente, congenies súper bien y todo genial. Pero algo que suele suceder
muchas veces también es que cada uno de nosotros evolucionemos en un sentido y
deja de haber lugares en común. Aa veces puede que la relación se vuelva un
poco tóxica en el sentido de que ya no nos encontramos pero nos forzamos como a
estar ahí. En este caso, tenemos que tener en cuenta que la amistad tampoco
tiene que ser para siempre ni mucho menos. Ni es menos importante que una
relación de pareja y con lo cual también es muy importante tener en cuenta
cuándo me siento en una relación satisfactoria y sana y cuando no. Y cuando es
que no, cortarla y seguir adelante.
— Quizás esté un poco más
validado cuando tú estás mal en pareja acabar en ruptura que en una
amistad.
— Exacto, es lo que hablábamos antes.
Si yo ahora te digo la palabra «relación», lo primero que se piensa es en
relación de pareja generalmente. Yo creo que esa omnipotencia de la pareja nos
hace ver que en otros vínculos parece que tampoco es tan importante lo que
suceda en ellos y sí que lo es.
— ¿Cómo conseguir «amor
del bueno»?
— La clave es que tiene que haber mucha comunicación. Que sea clara, directa y fluida, y que dentro de esta comunicación no se nos olvide la escucha activa que es parte de la comunicación también. Comunicación no es solo hablar. Atender a lo que necesita la otra persona, cómo se siente. Para construir amor del bueno también es importante poner unos límites sanos, definir en la relación lo que es sano para mí y lo que no, que tú defines lo que es sano y lo que no, y con eso realizar acuerdos. Decir «oye pues esto, en la relación, pues no, y esto sí, pero en determinados momentos». Eso es clave. Y otro punto muy clave es saber gestionar nuestras emociones, saber gestionar las de los demás, sin responsabilizarnos de ellas, pero saber un poco cómo manejar de manera empática y cuidadosa las emociones de los demás. Y creo que también es importante trabajar en nuestra autoestima, por lo que te decía antes. Porque muchas veces cuando no nos queremos, o cuando no nos aceptamos nosotros mismos, es muy difícil aceptar el amor que nos dan los demás. El amor del bueno. Muchas veces lo que creemos es que merecemos amor romántico y ahí nos quedamos. Por eso yo creo que esos son los puntos básicos.