20 MINUTOS EP | 11/05/2020
Las personas más
vulnerables al confinamiento y a la situación generada por la pandemia del
COVID-19 son los jóvenes, según los primeros resultados de la investigación
internacional que lleva a cabo el Laboratorio de Emociones de la Universidad de
Málaga (UMA) con el Grupo de Investigación Cognición, Emoción y Salud de la
Universidad Complutense de Madrid, junto a varios centros más para conocer el
impacto psicológico que la crisis sanitaria produce en la población.
Dichos resultados,
obtenidos a partir de una encuesta, precisan que los jóvenes se sienten
especialmente "castigados" por diferentes motivos: porque la pandemia
rompe o amenaza sus proyectos vitales -Selectividad, exámenes, comenzar una
carrera o buscar un empleo, por ejemplo- y porque su estilo de vida es más
activo y se ve más alterado por el confinamiento.
El estudio también
habla de una especial afectación de las mujeres, situación ésta que, según los
expertos, coincide con los análisis psicológicos llevados a cabo tras otras
situaciones traumáticas, en las que las féminas presentaron más ansiedad y
episodios de depresión, han explicado desde la UMA a través de un comunicado.
Así lo manifiesta el
catedrático de Psicología de la UMA Pablo Fernández Berrocal, director del
Laboratorio de Emociones, para quien ahora, cuando iniciamos la desescalada
gradual, "es fundamental poner en marcha estrategias de prevención
psicológica para evitar que los síntomas negativos terminen convirtiéndose en
psicopatológicos", en especial ante una posible recaída o rebrote del
virus.
"El
desconfinamiento debe ir ligado a la prevención. En la historia, se confinaba a
la población ante las epidemias. Eso ya pasaba en el siglo XVI. Ahora, con los
medios que disponemos en la actualidad, debemos ir más allá y prevenir
consecuencias negativas para el bienestar de las personas", ha comentado
el especialista, al tiempo que ha señalado que algunas medidas positivas en
este sentido serían la disponibilidad de psicólogos tanto en Atención Primaria
-que es donde primero acudirán los más vulnerables- y en los centros escolares.
El estudio que
codirige la UMA y la Complutense -con el doctor Antonio Cano Vindel al frente-
cuenta con la colaboración de grupos de investigación de varias universidades
españolas: Zaragoza, Valencia, Granada, Islas Baleares y Autónoma de Barcelona,
así como de la Universidad Siglo 21 de Argentina y la Universidad PUCMM de
República Dominicana.
OBJETIVO DEL ESTUDIO
El objetivo del
estudio no era otro que conocer las estrategias de pensamiento y de regulación
emocional que pueden ayudar a prevenir la aparición de trastornos emocionales
tras el impacto del confinamiento por la epidemia del COVID-19.
Para ello se
distribuyó una encuesta cuya muestra es de 1.750 participantes de todo el
Estado español. La media de edad ha sido de 40 años; un 37 por ciento casados y
un 35 por ciento solteros, la gran mayoría con educación avanzada -40 por
ciento estudios universitarios y 40 por ciento de post-grado-. Un 47,8 por
ciento trabaja en jornada completa y un 23,2 por ciento está en paro.
RESULTADOS
Los resultados que se
han extraído, además de los referidos a la vulnerabilidad de los más jóvenes y
las mujeres, indican que un 15,3 por ciento de los encuestados presentaron un
diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), mientras que un 20,8
por ciento tuvieron síntomas de ansiedad de carácter moderado y severo y un 40,4
por ciento, síntomas leves.
Por otro lado, un
12,2 por ciento obtuvo un diagnóstico de Trastorno Depresivo Mayor y un 22,8
por ciento sufrió síntomas depresivos de carácter moderado y severo -en este
caso, un 36,2 por ciento fueron síntomas leves-.
Asimismo, un 17,2 por
ciento presentó un diagnóstico de Trastorno de Pánico y un 25,7 por ciento tuvo
ataques de pánico. Todos estos trastornos afectaron en mayor medida a mujeres
que a hombres y también fueron más vulnerables otros grupos como los solteros y
las personas con situación socioeconómica baja o en desempleo. Por el
contrario, algunos factores de protección fueron estar casados, un nivel
educativo alto o estar jubilados.
De igual modo,
Fernández Berrocal también ha destacado que otro factor clave resultaron ser
las estrategias de regulación emocional, ya que quien utiliza estrategias
desadaptativas -como la rumiación o la catastrofización- presentaba más
síntomas y más trastornos, mientras que quien utiliza estrategias adaptativas
como la reinterpretación y la focalización positiva tuvo menos síntomas y
trastornos, lo cual sugiere que se puedan realizar estrategias preventivas en
el entrenamiento del manejo de estas estrategias.
Estos resultados
subrayan la necesidad de incentivar la investigación psicológica sobre lo que
nos esta ocurriendo emocionalmente durante este confinamiento para poder
desarrollar estrategias eficaces de prevención de la salud y el bienestar
personal de la población, sobre todo en los grupos identificados como más
vulnerables.
Los investigadores
han enviado el estudio para su publicación en una revista científica y tienen
previsto realizar un seguimiento de las personas que han dejado sus datos para
ver en qué medida evolucionan.