PAULA BUEDO
| 65ymas.com |
21/05/2023
Una
psicóloga recomienda tres fórmulas para restar protagonismo a los pensamientos
destructivos
La mente es un arma muy
poderosa que nos permite hacer grandes cosas. Se pasa el día en marcha,
pensando, evaluando, comparando, analizando… Lo que hace que
tenga un doble filo peligroso.
Controlar los pensamientos es un proceso muy complejo, casi imposible. Mantener a raya
las intrusiones y la
negatividad es tan complicado que termina por generar más frustración y
malestar. Sin embargo, cuando el cerebro entra en bucles dañinos y
destructivos, existen herramientas que podemos utilizar para gestionar mejor nuestra
voz interior.
El psicólogo Miguel Ángel Rizaldos, autor
de ¿Ser frágil es malo?, señala que la clave
está en reconocer lo que es importante y lo que no. Con esta
estrategia, que no busca suprimir los pensamientos en sí, se decide activamente
a qué se le da protagonismo.
Este proceso es conocido como defusión cognitiva. Si la fusión
es, precisamente, no distinguir entre pensamiento y realidad, la defusión
apuesta por el camino contrario. Supone dar un paso hacia atrás para
evaluar con perspectiva qué importancia real tiene un pensamiento.
El objetivo es reducir el
impacto destructivo que puede tener la mente en nosotros si no se controla y
flexibiliza. La rigidez puede llevarnos a distorsionar la
realidad a partir de experiencias personales pasadas y pensamientos intrusivos.
Como en una obra de teatro
Para explicar bien la diferencia entre el proceso de fusión y el de defusión, Rizaldos propone, en una entrevista con ABC, compararlos con una obra de teatro. Este símil diferencia entre lo que sientes como actor protagonista y como espectador.
Si imaginas que estás subido en el escenario, con los focos
apuntando hacia ti y totalmente sumergido en la realidad del personaje que
interpretas, sentirás que cualquier cosa que ocurre en
escena es real. Así, con esta percepción, reaccionarás ante los estímulos como
si no se tratase de una ficción. Si otro personaje va a dispararte, tensarás los
músculos y gritarás.
En cambio, desde la butaca, la visión es mucho más amplia. Ves al personaje
principal y la pistola que le dispara, pero también eres consciente de que se
trata de una ficción. Has podido observar desde otro punto
de vista, por lo que no te sorprende la acción como si fueras el protagonista y
ponderas mejor la diferencia entre ficción y realidad.
La defusión funciona, a grandes rasgos, de esa forma. Consiste en tomar distancia
cuando los pensamientos sean demasiado abrumadores para evitar que tomen el
control de tu vida y acciones. Esta flexibilidad para salirse
del papel principal y analizar desde la tercera persona permite una liberación
de la dictadura de los pensamientos intrusivos y repetitivos.
Tres trucos para tomar
distancia
Elena Cerezo, psicóloga de El Prado Psicólogos, ha señalado para ABC tres
técnicas que pueden ayudarnos a gestionar los pensamientos y detectar la brecha
entre la mente y la realidad.
- Estoy pensando que…
Cuando tu mente lance un
mensaje negativo que pueda impactar destructivamente sobre ti, subrayar que se
trata de un pensamiento y no un hecho puede modificar significativamente la
recepción y reducir su efecto negativo. Saber que se trata de
un pensamiento es el primer paso para distanciar lo que dice tu cerebro de la
realidad.
- Ya estoy con la historia de...
Cuando enfrentes cuestiones que vuelven repetitivamente a tu cabeza en un bucle que parece irrompible, esta frase puede detener tu pensamiento. De la misma forma que la frase anterior, supone, a través de las palabras, un distanciamiento con lo que piensas y lo que es real para restar protagonismo a lo primero.
- La voz del personaje divertido
Finalmente, para eliminar la incomodidad y la sensación de que los pensamientos son verdades inamovibles, este truco puede ser muy eficaz. Ponle a esa idea intrusiva que te ronda la cabeza y merma la autoestima una voz graciosa para reducir su impacto y protagonismo.