GABRIELA
MAESTRE AZORIN |
La Vanguardia |
27/12/2020
En los últimos meses, hemos
tenido que entretenernos con lo que teníamos por casa. Y, sobre todo, hemos
tenido que buscar cómo entretener a los más pequeños (y a los no tanto) con lo
que tuviéramos a mano.
Así, no es de extrañar que los juegos de mesa hayan ganado tanto terreno como una actividad para toda la familia. Los hay para todos los gustos, pueden llenar tardes enteras y, está demostrado, influyen positivamente en el aprendizaje de los niños, y de los mayores. De hecho, las partidas en torno a un tablero pueden ser un gran aliado para desconectar y aliviar tensiones en estos momentos difíciles que se están viviendo en muchos hogares como consecuencia de la pandemia.
El confinamiento provocado por la
covid ha tenido un papel clave en que las ventas de juegos de mesa hayan
crecido considerablemente este año. Pero para los expertos del mundo del juego,
esto está lejos de ser una novedad; solo es el auge de una corriente que
llevaba tiempo creciendo.
Imma Marín, fundadora de Marinva
Juego y Educación y presidenta en España de la International Play Association
(IPA), explica que esta tendencia se remonta unos ocho o diez años atrás,
proveniente de Alemania y Francia, y que es ahora cuando nos damos realmente
cuenta de que ha llegado para quedarse. “Se empiezan a reconocer más y mejor
los juegos de mesa. Hay más tiendas especializadas, más editoriales, más juegos
modernos que se contraponen a los clásicos oca-ajedrez-trivial… Hay gran
cantidad de novedades muy buenas, para todas las edades y para todos los
gustos.”
Y al amplio abanico de juegos
disponibles debemos sumarle otro factor que ha favorecido el reencuentro:
internet. Reconozcámoslo, nos da pereza leer las instrucciones, y más cuando
tienen varias páginas. “Creo que es una barrera de entrada muy importante”, se
lamenta Marín. “Ahora, por suerte, podemos recurrir a Youtube. Hay aficionados
a juegos que cuelgan vídeos explicando cómo jugar, e incluso gran parte de las
empresas fabricantes tienen el suyo propio.”
El que caso es que, con todo
esto, se está volviendo a disfrutar de los juegos de mesa en familia. Y los más beneficiados de la situación están siendo los niños, tanto por el tiempo que
pueden pasar con sus padres, como por los aprendizajes que extraen. “Algo que
los diferencia de otro tipo de juego es que no existen jerarquías frente a las
normas; niños, jóvenes y adultos jugamos en las mismas condiciones, de igual a
igual. Esto permite crear vínculos sólidos y muy buenos recuerdos”, destaca
Marín.
A este respecto, Norberto
Cuartero, maestro experto en gamificación y pedagogía, habla sobre el ambiente
que construimos al jugar. “Creamos un entorno en el que fallar, perder, está permitido. Y a partir de ahí siempre se puede jugar más y
mejorar.”
Pero no solo eso. Los juegos de
mesa son de los pocos tipos de juego que trabajan todas las áreas del
aprendizaje, sin que prácticamente nos demos cuenta. De una forma u otra, niños
y adultos desarrollamos nuestras capacidades cognitiva, afectiva, social y
psicomotriz en cada partida.
La primera de ellas, la capacidad
cognitiva, se desarrolla porque, como dice Marín, “ponemos en práctica
razonamiento, capacidad de decisión, de estrategia, cálculo mental,
vocabulario, memoria… dependiendo del juego”.
2- Gestión de emociones
La capacidad afectiva se
desarrolla con este tipo de juegos porque aprendemos unos de los otros, vemos
cómo nos tomamos las cosas. “La cantidad de emociones a compartir es
grandísima, desde la alegría cuando ganamos hasta la frustración de la
derrota”, señala la responsable de Marinva.
Cuartero añade que es importante “no privar a los niños de
frustrarse, porque así es como
aprenden a perder. La mayoría de juegos son competitivos, pero si se les guía bien,
la competitividad sana puede desembocar en un crecimiento positivo.” Jugando,
poco a poco, veremos que cosas aparentemente tan sencillas como esperar el
turno, participar cuando toca o guardar silencio, nos enseñan a gestionar
emociones.
3- Habilidades sociales
El impacto sobre nuestras
habilidades sociales está claro: pasamos tiempo con los otros, aprendemos a
escucharlos, a empatizar y a comunicarnos.
4- Mejora psicomotriz
La mejora de nuestra capacidad
psicomotriz a través de los juegos de mesa puede parecernos menos evidente y
habitual a los adultos. Según Martín, “la ponemos en marcha en juegos que
tienen que ver con la coordinación mano-ojo, estar atento y ser rápido”.
Pero, además, Cuartero recuerda
que es un punto clave en los juegos de los más pequeños. “Para ellos ya supone
un gran paso lanzar dados y mover piezas de colores al lugar que les
corresponde.”
Estos aprendizajes pueden ser
útiles en prácticamente todas las etapas y ámbitos de la vida, motivo por el
que cada vez más los juegos de mesa se están introduciendo también en las
aulas. El aprendizaje basado en el juego (ABJ) es un método respaldado por
profesores y psicopedagogos que poco a poco va ganando popularidad. Como
ejemplo de ello, Cuartero explica que él lo pone en práctica con sus alumnos,
no solo por los conocimientos que puedan extraer, sino sobre todo por las
relaciones que ayuda a construir.
Una ayuda para construir nuevas
relaciones
“Normalmente, los grupos de amigos son
bastante cerrados. Lo bueno de los juegos es que, si tu creas equipos
aleatorios, das pie a que esos niños que no se conocen tanto compartan algo.
Pueden descubrir que tienen algo en común, o simplemente que aprendan a
respetarse, pero ese respeto lo van a extrapolar a otros escenarios de la
vida.”
En esta línea, Imma Marín hace
hincapié en la importancia de que haya un tiempo dedicado a jugar con iguales y
no solo con la familia. “Cuando se juega con amigos se trabaja mucho más la
propia autonomía, porque hay cantidad de decisiones que tomar. Por ejemplo,
se pactan las normas preguntando eso de ¿en tu casa cómo jugáis?”,
comenta.
Además, esta es una afición que,
si se crea desde la infancia, se mantiene en la adolescencia y la juventud. “Es
muy bonito que desde niños les animemos a jugar. Porque cuando sean más mayores
quedarán con sus amigos para echar una partida con unas cervezas, y eso es un
éxito. Les habremos dado una alternativa de ocio muy saludable.”
¿Cómo elegir el juego más adecuado?
El papel que deben tener los padres
en el juego es el de guiar, enseñar y respetar. Pero también hay algo muy
importante que deben hacer en la mayoría de los casos: encargarse de comprar el
juego. Escoger el más adecuado puede parecer muy complicado, pero prestando
atención a un par de cosas, es muy difícil fallar.
"A parte de tener en cuenta
los gustos de cada niño”, dice
Cuartero, “es muy importante saber cuál es nuestro objetivo: ¿Queremos que socialicen? ¿Que aprendan a cooperar? ¿Las tablas de multiplicar? ¿O simplemente algo
para entretener? Cada juego se orienta a una finalidad y, si tenemos claro qué
queremos conseguir, ya es más fácil elegir".
También es
interesante comprar juegos variados, para que no sea repetitivo y contentemos
los gustos de toda la familia. Por último, está el tema de la edad. La edad
recomendada para un juego es precisamente eso, una recomendación. Lo cual no
quiere decir que compremos cualquier cosa. Para Marín, depende de cuál vaya a
ser la participación de la familia. “Si nos han visto jugar desde pequeños y
vamos a jugar con ellos y a ayudarles, aunque en la caja recomiende, por
ejemplo, ocho años, quizás con seis o siete ya puedan probar. Pero si van a
jugar solos, seguramente ese mismo juego sea algo justo incluso con ocho
años", comenta.
Al final, lo realmente importante
es jugar con ellos, dedicarles tiempo y pasar un buen rato en familia, eso es
lo que van a recordar y valorar más de la experiencia. Y esa es una oportunidad
que los adultos no deberíamos dejar pasar. Entre otras cosas, porque como
recuerda la experta en juego, también repercute en nuestro bienestar emocional
y social. “En momentos tan duros como estos, poder desconectar y concentrarnos
un rato en algo que nos aporta felicidad es algo que nos hace falta a
todos", enfatiza Marín.