martes, 11 de noviembre de 2014

La atención a la cronicidad y a patologías emergentes, retos en Salud Mental

EFE |LA VANGUARDIA.com-VIDA |Valladolid | 03/11/2014

El presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM), Jerónimo Saiz, ha considerado hoy que dos de los retos asistenciales en la especialidad psiquiátrica son la atención a la cronicidad de algunos trastornos así como el tratamiento de las patologías emergentes.

Saiz ha hecho esta reflexión en declaraciones a los periodistas antes del inicio de un encuentro de expertos de Psiquiatría y Salud Mental celebrado en Valladolid en el que se ha debatido sobre los retos asistenciales del Sistema Nacional de Salud en esa especialidad.

Sobre las trastornos psiquiátricos emergentes, ha asegurado que son aquellos que tienen que ver con "elementos nuevos que se han introducido" y que son "susceptibles de crear patologías" como las adicciones comportamentales.

El presidente de la FEPSM ha indicado que, dentro de los trastornos alimentarios, se ha definido uno nuevo que tiene que ver con la alimentación compulsiva, "por atracones", que en "muchas ocasiones puede conducir a la obesidad" y es "un problema de salud pública muy importante".

Saiz ha detallado también que hay patologías "tradicionales" como la depresión que tienen una "incidencia muy elevada y que crean mucha discapacidad".

En cuanto a la cronicidad, ha asegurado que es uno de los retos en Psiquiatría y Salud Mental, ya que algunos trastornos se están convirtiendo en crónicos y ha citado como ejemplo la anorexia y la bulimia porque en algunos casos "tienen un curso evolutivo prolongado".

En su opinión, la red asistencial de Psiquiatría y Salud Mental funciona bien en España, aunque ha señalado que uno de los problemas es que existen "variaciones" en la práctica clínica y organizativa, ya que las competencias en Sanidad dependen de las comunidades autónomas.

El consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Antonio Sáez, que ha acudido a la inauguración del encuentro de expertos, ha coincidido con Jerónimo Saiz en que "reducir la variabilidad" en la práctica clínica y en el ámbito organizativo en los diferentes territorios es "muy importante".

"Aprovechar las mejores experiencias es muy importante para generalizarlas y ampliarlas al conjunto de la comunidad autónoma y al Sistema Nacional de Salud", ha manifestado el titular de Sanidad.

La cronicidad de algunos trastornos psiquiátricos hace que se convierta en un reto "adecuar la organización y el conocimiento a ese tipo de situaciones", ha manifestado Sáez.

"En los últimos años se ha producido una cierta desconexión entre la asistencia psiquiátrica y la Atención Primaria de Salud y quizá sea este el momento de recuperar más continuidad y más relación entre psiquiatras, psicólogos y médicos de familia en los centros de salud", ha considerado el consejero.

En su opinión, una mayor conexión entre las dos especialidades permitiría abordar los problemas "que están llenando las consultas psiquiátricas", pero que "a veces son problemas de la vida diaria que no siempre deben psiquiatrizarse y que requieren intervenciones más generalistas para que los especialistas se dediquen a los problemas más graves y más complejos", ha asegurado.

El incremento de la coordinación entre Psiquiatría y Atención Primaria es uno de los ámbitos que se trabaja en el proyecto piloto de la unidad de gestión clínica de Salud Mental del hospital de Zamora y que ha permitido trasladar "el peso de la atención psiquiátrica desde el ámbito hospitalario al ámbito comunitario", ha señalado.

"Hoy el número de camas que necesitamos en Zamora es la mitad del que necesitábamos hace algunos años, pero al mismo tiempo han surgido más de veinte hogares protegidos para pacientes crónicos", ha manifestado el consejero, que ha detallado que el traslado de la atención, en los casos en los que es posible, desde el hospital a otros recursos "ha sido uno de las mejores experiencias" de la unidad de gestión clínica zamorana.

Sáez ha asegurado que "parcialmente" en otras provincias se está trabajando en esa misma dirección.


Mitos y Realidades Sobre Salud Mental

A menudo la gente tiene miedo de hablar sobre la salud mental porque hay muchos malentendidos sobre las enfermedades mentales.

Es importante conocer las realidades para parar la discriminación y para empezar a tratar a la gente con enfermedades mentales con respeto y dignidad. He aquí algunos mitos y realidades comunes sobre la salud mental.

Los mitos y realidades más frecuentes sobre salud mental:
Mito: No hay esperanza para la gente con enfermedades mentales.
Realidad: Hay más tratamientos, estrategias, y apoyo de la comunidad para la gente con problemas de salud mental que nunca antes, e incluso más se divisan en el horizonte. Las personas con este tipo de dificultades pueden llevar vidas activas y productivas.

Mito: No puedo hacer nada por alguien con una enfermedad mental.
Realidad: Podemos hacer mucho más de lo que piensa la mayoría de la gente. Comenzando por la forma en que actuamos y hablamos, podemos crear un ambiente que dé fuerzas a la gente y promueva una buena salud mental. Por ejemplo:
  • Evite calificar a la gente con palabras como “loco”, “chiflado”, “tarado”, o por su diagnóstico. En lugar de decir que alguien es “esquizofrénico”, diga que es “una persona con esquizofrenia”.
  • Conozca toda la verdad sobre la salud mental y compártala con otros, especialmente si oye algo que no es cierto.
  • Trate a la gente con enfermedades mentales con respeto y dignidad, como lo haría con cualquier otro.
  • Respete los derechos de la gente con enfermedades mentales y no los discrimine en cuanto a vivienda, empleo, o educación. Como otra gente con discapacidades, la gente con carencias de salud mental está protegida por las leyes federales y estatales.
Mito: La gente con enfermedades mentales es violenta e impredecible.
Realidad: En realidad, la gran mayoría de la gente en esta situación no es más violenta que cualquier otra persona. Hay grandes probabilidades de que usted conozca a alguien con una enfermedad mental y usted ni siguiera lo sepa.

Mito: Las enfermedades mentales no pueden afectarme.
Realidad: Las enfermedades mentales son sorprendentemente comunes; afectan a casi todas las familias de América. Las enfermedades mentales no discriminan – pueden afectar a cualquiera.

Mito: Enfermedad mental equivale a retraso mental.
Realidad: Son dos trastornos diferentes. Un diagnóstico de retraso mental se caracteriza por las limitaciones en el funcionamiento intelectual y por dificultades con ciertas destrezas de la vida cotidiana. Por contraste, la gente con enfermedades mentales – condiciones de salud que pueden conllevar cambios en el pensamiento, humor y comportamiento de la persona – presenta gran variedad de funcionamiento intelectual, exactamente como con la población general.

Mito: Las enfermedades mentales aparecen como consecuencia de la debilidad de carácter.
Realidad: Las enfermedades mentales son producto de la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Los estudios científicos muestran que los factores genéticos y biológicos están asociados con la esquizofrenia, depresión, y alcoholismo. Influencias sociales como la pérdida de un ser querido o del empleo, también pueden contribuir al desarrollo de varios trastornos.

Mito: La gente con enfermedades mentales no pueden tolerar el estrés de tener un empleo.
Realidad: En esencia, todos los empleos son estresantes hasta cierto punto. La productividad se maximiza cuando hay una buena combinación entre las necesidades del empleado y las condiciones de trabajo, tenga o no la persona carencias de salud mental.

Mito: La gente con carencias de salud mental, incluso los que hayan recibido un tratamiento efectivo y se hayan recuperado, tienden a ser trabajadores de segunda fila en el trabajo.
Realidad: Los empleadores que han contratado a personas con enfermedades mentales informan de una buena asistencia y puntualidad, así como motivación, calidad de trabajo, y tenencia del empleo a la par con otros empleados o mejor que ellos. Los estudios del Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH en sus siglas en inglés) y la National Alliance for the Mentally Ill (NAMI) [Alianza Nacional para los Enfermos Mentales] muestran que no hay diferencias en cuanto a productividad cuando se compara a la gente con enfermedades mentales con otros empleados.

Mito: Una vez la gente muestra enfermedades mentales, nunca se recupera.
Realidad: Estudios científicos muestran que la mayoría de gente con enfermedades mentales mejora, y muchos se recuperan por completo. La recuperación se refiere al proceso por el cual la persona es capaz de vivir, trabajar, aprender, y participar íntegramente en su comunidad. Para algunas personas, la recuperación es la capacidad de vivir una vida realizadora y productiva. Para otros, la recuperación implica la reducción o completa desaparición de los síntomas. La ciencia muestra que tener esperanza juega un papel integral en la recuperación de la persona.

Mito: La terapia y autoayuda son simplemente una pérdida de tiempo. ¿Por qué molestarse cuando se puede tomar una pastilla de las que se oye en la TV?
Realidad: El tratamiento varía dependiendo de la persona. Mucha gente trabaja con terapeutas, consejeros, sus semejantes, psicólogos, psiquíatras, enfermeras, y trabajadores sociales en su proceso de recuperación. También usan estrategias de autoayuda y el apoyo de la comunidad. A menudo, estos métodos se combinan con alguna de la medicación más avanzada disponible.

Mito: Los niños no experimentan las enfermedades mentales. Sus acciones son sólo el producto de una mala educación en la casa.
Realidad: Un informe de la Comisión Presidencial Nueva Libertad para la Salud Mental mostraba que en cualquier año, de 5 a 9 por ciento de los niños experimentan serias perturbaciones emocionales. Como cualquier enfermedad mental en adultos, estas condiciones clínicas diagnosticables son producto de la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, y a veces incluso genéticos.

Mito: Los niños se comportan mal o fallan en la escuela para atraer la atención.
Realidad: Los problemas de comportamiento pueden ser síntomas de trastornos emocionales, mentales o de comportamiento, en lugar de simples estratagemas para atraer la atención. Estos niños pueden tener éxito en la escuela con la comprensión, y servicios de salud mental.

Fuente:Centro de Recursos para Promover una Aceptación Digna e Inclusión Social Asociado a la Salud Mental.

Comida para el cerebro

Este órgano apenas representa un 2% del peso de nuestro cuerpo

Necesita, sin embargo, un 20% de la aportación diaria de calorías que consumimos

MONICA ESCUDERO / MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA | El País | 13/01/2013

"Alimenta tu cabeza”, ordenaba el himno hippy de los sesenta White rabbit. Seguramente, el grupo que lo cantaba, Jefferson Airplane, no se refería a los alimentos convencionales, sino a otro tipo de sustancias, pero el lema sigue valiendo para todos los que quieran mejorar su rendimiento mental. Como en los demás órganos del cuerpo, la dieta influye en el funcionamiento de nuestro cerebro, y aunque no existan comidas mágicas que nos vuelvan más tontos o más inteligentes, sí podemos favorecer la actividad de nuestras neuronas con determinados ingredientes.
A pesar de que el cerebro solo supone un 2% de nuestro peso, gasta aproximadamente un 20% de las calorías que nos metemos en el cuerpo. Es un gran consumidor de glucosa y le gusta que los niveles de este azúcar se mantengan estables: que no bajen demasiado por el ayuno y le dejen sin energía, pero que tampoco suban excesivamente y acaben causando daños a largo plazo. Por eso, algunos nutricionistas recomiendan comer con más frecuencia, pero en menor cantidad, y, sobre todo, apostar por alimentos que produzcan glucosa de una forma lenta y progresiva una vez ingeridos. Es decir, verduras, frutas, legumbres, cereales integrales y otros alimentos ricos en fibra e hidratos de carbono complejos. Se trata de productos que, al contrario que los azúcares y las harinas refinadas típicas de los dulces o los refrescos, también favorecen una sensación más prolongada de saciedad, por lo que si los consumimos ayudamos a la vez al cuerpo y a la cabeza.
Otro nutriente que se debe cuidar con mimo para fortalecer la mente son las grasas. De hecho, el 60% de la masa encefálica se compone de este material. Esto no significa que para pensar mejor nos tengamos que comer los bocadillos de panceta a pares: las grasas más beneficiosas para el cerebro son las procedentes del pescado azul, las semillas y los frutos secos. Los ácidos grasos omega-3, presentes en dichos alimentos, parecen cruciales para la salud de nuestro sistema nervioso, y su carencia ha sido relaciona con el alzhéimer o la pérdida de memoria. También algunas verduras, como el brócoli, las coles o el repollo, combinan un gran aporte de vitamina C con un gran contenido en carotenoides –unos antioxidantes que protegen especialmente de los radicales libres–, creando una potente combinación antiedad para la función cognitiva.

En el extremo contrario, es recomendable vigilar el consumo excesivo de estimulantes como el café o el té: a pesar de que activan la sensación de alerta y eliminan temporalmente la sensación de sueño, pueden causar ansiedad e, incluso, náuseas y dolor de cabeza si se consumen en exceso. Y aunque no hay ninguna dieta que asegure que puede convertir a un concursante de reality de MTV en una lumbrera, sí podemos apuntar a que grandes pensadores de ayer y hoy –entre los que se cuentan Albert Einstein, Thomas Alva Edison, Pitágoras, Sócrates y Platón– practicaban el vegetarianismo estricto.