C. AMANDA OSUNA | España | Infobae.com | 19/07/2024
Los ritmos
alimentarios que llevamos tienen también un efecto en el ciclo de sueño/vigilia
Las personas que
tienen horarios de comida irregulares tienen más riesgo de
padecer ansiedad o depresión, según un estudio de la Universidad Jio Tong de
Shanghai en China. El peligro aumenta especialmente si se retrasa el desayuno o
la cena, pues se produce una mayor alteración del estado de ánimo, como
muestran en los resultados ya publicados en la revista JAMA Network
Open.
Para realizar el
experimento, se analizaron datos de 22.600 miembros de tripulación de
aerolíneas que participaron en una encuesta de salud. Se les realizó
un seguimiento de cuándo desayunaban y
cenaban y cuánto tiempo pasaba
entre las comidas. Más tarde, compararon los datos extraídos con unas
puntuaciones en torno a ansiedad y depresión.
Los resultados mostraron
que aquellos trabajadores que retrasaban sus cenas más allá de las ocho de la
tarde tenían el doble de riesgo de depresión y un 78% más de riesgo
de ansiedad, en comparación con cuando comían más pronto. De
igual forma, retrasar el desayuno hasta después de las nueve de la mañana
aumentaba el riesgo de depresión en un 73% y de ansiedad en un
79%.
“Descubrimos que
los ritmos alimentarios de los individuos que ejercen esta
profesión variaban según el horario de las operaciones de vuelo (temprano por
la mañana o tarde por la noche)”, explican los investigadores. “Estos ritmos
alimentarios irregulares se asociaron con mayores probabilidades de ansiedad y
depresión”.
En cambio, las personas
que realizaban sus comidas dentro de un período de 12 horas todos
los días tenían un riesgo un 16% menor de ansiedad y un 19% menos de depresión,
en comparación con los trabajadores que sí llevaban un horario de las comidas
más desajustado.
El efecto en el ciclo de sueño/vigilia
En esa línea, los
investigadores también pudieron observar que esa desfase en los horarios de las
comidas tenía un efecto en el ciclo de sueño/vigilia del
cuerpo, el ritmo circadiano. Algo que desde hace tiempo se relaciona con un
peor estado de ánimo.
Por otra parte, los
científicos del estudio creen que estos horarios irregulares abundantes en los
trabajadores de las compañías aéreas pueden tener en ellos unos efectos
negativos peores que en el resto de la sociedad. “A través de un
entrenamiento riguroso y el desarrollo de la resiliencia, se presume que las
tripulaciones de las aerolíneas son más capaces de lidiar mejor con el estrés y
gestionar emergencias que los trabajadores promedio. Por lo tanto para un
trabajador por turnos típico las consecuencias psicológicas podrían ser más
graves”, concluyen los investigadores.
Según el Instituto
Nacional de Estadística (INE), más de dos millones de personas sufren
depresión en España. De todas ellas, unas 230.000 sufren una depresión
grave. El impacto de la depresión se observa tanto en hombres como en mujeres,
aunque la prevalencia es mayor en el género femenino. Las mujeres reportan
tasas de depresión diagnosticada prácticamente el doble que los hombres, lo que
pone de manifiesto la necesidad de abordar esta condición con una perspectiva
de género.