jueves, 24 de agosto de 2023

Cosas que le pasan a tu cuerpo y al ánimo de la gente con las olas de calor


Redacción Uppers      |     uppers.es     |     19/07/2023


-El calor no solo nos hace sentirnos más cansados, sino que nos vuelve más irascibles y saca lo peor de nosotros mismos

-El riesgo de asesinato aumenta un 40% tres días después de una ola de calor, según los estudios

 

Estamos en plena ola de calor en toda España, y con el calor nos pasan cosas raras. Nuestro cuerpo empieza a resentirse cuando los termómetros superan los 40º. No solo nos sentimos más cansados físicamente y dormimos peor, sino que influye negativamente en nuestro estado de ánimo, volviéndonos más irascibles y, a veces, sacando lo peor de nosotros mismos. Incluido, aunque parezca mentira, nuestro instinto criminal. Veamos algunos de los efectos biológicos y sociológicos de que el mercurio suba tanto.

 

Cuando las altas temperaturas se prolongan en el tiempo, se puede producir una desregulación metabólica en nuestro organismo, incluso fallos multiorgánicos o muerte anticipada. El golpe de calor es el principal problema agudo asociado a estas condiciones térmicas, pero su mayor impacto se relaciona con el  agravamiento de otras patologías ya existentes, fundamentalmente cardiovasculares, respiratorias, renales, gastrointestinales e incluso neurológicas.

 

Riesgo de deshidratación

 

El cuerpo se ve forzado a trabajar más para bajar su temperatura, abre más vasos sanguíneos cerca de la piel para perder calor y comienza a sudar. Cuando este sudor se evapora, el calor de la piel desciende. Además, baja la presión arterial, por lo que el corazón ha de trabajar más para empujar la sangre por todo el cuerpo. La pérdida de líquido continuada conlleva a una deshidratación que puede suponer un daño metabólico en el riñón o una alteración de minerales.

 

Merma en las funciones cognitivas

Diversos estudios en los últimos años han demostrado que el calor tiene un amplio efecto en nuestras funciones cognitivas. En 2016, un equipo de Harvard demostró cómo estas se reducían durante una ola de calor de los estudiantes que no disponían de aire acondicionado. El número de respuestas correctas por minuto en los test realizados fue un 10% menor y su tiempo de reacción un 13% más lento. Otro estudio demostró que la productividad de los trabajadores en la oficina descendía un 9% cuando las temperaturas se acercaban a los 29ºC.

 

Comportamientos más violentos

Hay investigaciones que apuntan a que el riesgo de que se produzcan hechos violentos aumenta a nivel que sube el mercurio. Un estudio publicado en Science of the Total Environment en 2018, analizaban la influencia de la temperatura en los feminicidios, las denuncias a la policía y las llamadas al 016, el teléfono de atención a las víctimas de violencia de género. Los autores observaron que el riesgo de asesinato aumentaba un 40% tres días después de la ola de calor. Por cada grado por encima del umbral de 34 grados, el riesgo de muerte creía un 28,8%. Además, las denuncias policiales aumentaban un día después del episodio extremo y lo hacían en un 1,7% por cada grado de más. 

 

La hipótesis más viable que explica la agresión por calor se basa en que las altas temperaturas aumentan la producción de adrenalina, que podría aumentar la excitación fisiológica y activar una mayor agresividad bajo ciertas condiciones. Además, el calor extremo también altera las zonas del cerebro involucradas con la regulación de las emociones y se relaciona con la ansiedad, el estrés y los trastornos de estrés postraumático.

Mayor tasa de suicidios

La temperatura también influye en los comportamientos suicidas. Con mayor nivel de luz solar y temperaturas altas, la tasa aumenta. Según un estudio publicado en la revista Nature Climate Change, un aumento de 1 grado centígrado en la temperatura media mensual provoca un aumento del 0,7% en la tasa de suicidios en EEUU y hasta 2,1% en México.

Esto se explica en parte porque el calor altera la serotonina y la dopamina, lo que termina afectando el sueño y las reacciones emocionales. La falta de sueño por el calor extremo se asocia a un aumento de las alucinaciones, obsesiones y pensamientos intrusivos. En ese sentido, pacientes con problemas de salud mental previos podrían ver amplificados los síntomas que ya presentaban.

 

Aumento de los delitos

La mayoría de los estudios que relacionan delincuencia y climatología proceden de EEUU. La Oficina Nacional de Investigación Económica concluyó que la comisión de delitos en general aumenta un 2,2% y los violentos un 5,7% cuando se registran temperaturas de más de 29,4 grados.

 

Hay tres tipos de delitos eminentemente estacionales: los hurtos, que aumentan mucho en verano, aprovechando las congregaciones de gente y el deambuleo de turistas en la zona centro de las ciudades; las estafas, siendo las más típicas las de pisos del alquiler; y los robos en los domicilios, más frecuentes en verano, que es cuando nos vamos de vacaciones y las casas se quedan desprotegidas.

 

A veces se producen delitos bastante imprevisibles, como el robo de una piscina desmontable en una parcela de Toledo por parte de dos hombres. Junto a la piscina se llevaron también todos los elementos necesarios para montarla y utilizarla en otro lugar: la escalera, la depuradora, el cazamariposas, el filtro de arena, un arcón y una alargadera de diez metros.

 

Consecuencias para nuestro coche

El calor no solo nos afecta a nosotros, también tiene incidencia sobre nuestro automóvil. Las altas temperaturas provocan la pérdida de presión en los neumáticos, aumentando las posibilidades de pinchazo o reventón. Además, con el calor intenso de desgastan más, acortando su vida útil y aumentando el consumo de combustible.

"Los jóvenes de ahora no son como los de antes": guía para comunicarte este verano con tu hijo de la Generación Z


Marta Legasa     |     uppers.es      |      07/07/2023


-En una escalada de incomprensión sin precedentes, los que una vez fueron jóvenes no se reconocen en los jóvenes de ahora

-A la Generación Z se la ve con tecnofobia y neofobia, un caldo de cultivo que provoca la brecha generacional cuando, en realidad, sus anhelos, son exactamente los mismos de cuando nosotros éramos jóvenes

-¿Cómo sobrevivir a la convivencia del verano, cuando asoman las manías, los hábitos, los diferentes tipos de entender el ocio y la vida doméstica?


Desde que el mundo es mundo los mayores no se reconocen en los jóvenes ni los jóvenes en sus mayores. El Sapiens anciano (seguramente, a sus 30 años) veía una brecha insalvable frente al cachorro Sapiens. En esta escalada de incomprensión, la misma brecha se mantiene: los que una vez fueron jóvenes tampoco se reconocen en los jóvenes de ahora. La psicóloga Isa Duque (@lapsicowoman) lo confirma en su cuenta de Instagram.

 

"Los jóvenes de hoy no son ni serán como los de antes. Ni los de antes eran como los de antes-antes. Y está bien así. Apartemos un poco los prejuicios adultistas, juvenófobos y tecnófobos que nos aparecen cuando observamos a las generaciones más jóvenes y esforcémonos por trazar puentes intergeneracionales atravesados de diálogos transformadores. Porque además, nos necesitamos", explica en su post de Instagram antes de hablar de todas las diferencias entre la Generación Z y otras: los Z leen más libros, están más concienciados respecto al cambio climático o la violencia sexual, se cuidan más, evitando el consumo de alucinógenos u otro tipo de drogas y se ven sometidos a dificultades extras. Deben destinar más del 80% de sus ingresos si quieren alquilar una cosa y han tenido que superar una pandemia en un momento crucial de su desarrollo. La propia Duque ha hablado de todo ello en su libro 'Acercarse a la Generación Z' (Zenith).

 

¿Y ahora (en verano), qué?

 

En verano ocurre que padres e hijos, los que fueron jóvenes y los que lo son ahora, comparten más horas de las habituales en casa o en el lugar de vacaciones. ¿Cómo sobrevivir a una convivencia resbaladiza, cuando asoman las manías, los hábitos, los diferentes tipos de entender el ocio y la vida doméstica? Quizá crees que no tienes ese problema. Te proponemos este cuestionario: ¿sientes que no conectas o no comprendes del todo a esta generación llamada Z, que parece vivir a través de las pantallas? ¿Piensas que no tienes nada en común con su mundo y su forma de relacionarse? ¿Crees que entender a tus hijos es un desafío que no puedes superar? Si has respondido sí, la brecha generacional existe, pero podemos ayudarte a salvarla con esta sencilla guía.

 

Piensa cómo eras tú

 

Desde Aristóteles se denigra la imagen de la persona joven. A la Generación Z se la ve con tecnofobia y neofobia, el rechazo a lo nuevo. Esto ha creado un caldo de cultivo que provoca un alejamiento cuando, en realidad, sus deseos, sus anhelos, son exactamente los mismos de cuando nosotros éramos jóvenes o adolescentes. En este caso, lo recomendable es reflexionar cómo éramos nosotros de jóvenes y de adolescentes. Esa será la clave para crear puentes generacionales.

 

Otra barrera que debemos evitar es la del adultismo: mirar su mundo desde la perspectiva prepotente adulta. Nuestros hijos aún no han madurado, no son peores que nosotros, sólo más inexpertos. 

Comprende su mundo (por ejemplo, las redes)

 

No es que haya que abrirse una cuenta de Tik Tok, aunque sería un ejercicio muy interesante. Pero sí hay que informarse, conocer qué redes usan más. qué ajustes de privacidad o de control parental hay... No hay vergüenza que valga: si hay que preguntar a alguien que sepa de esto o a otro Z de confianza, estás a tiempo. Para ello, deja de lado los prejuicios. El objetivo no es criticar a tu hijo, sino entender por dónde se mueve y qué le aporta.

 

Muestra tu cariño

Detrás de un adolescente cañero sigue habiendo un chaval que necesita cariño. Mantener los vínculos amorosos es esencial en un momento del desarrollo clave como es la adolescencia. Para algunos padres puede ser un reto por distintas circunstancias, porque, por ejemplo, les conecte a su propia adolescencia. El tipo de adolescencia que hayan vivido los padres también cuenta. Hay personas que no pudieron vivirla a los 15 y la pasan a los 40. Lo importante es que en esa fase ninguna de las partes se aleje. Al fin y al cabo, los padres son los mayores refrentes en la vida de cualquier persona.

 

Enséñales sin abrumar

 

¿Cómo podemos hablar claro de temas como drogas, adicción a pantallas o porno sin caer en la típica chapa? Haciendo una puesta a punto sobre estos temas con información de calidad y siendo buenos referentes, por ejemplo, en el buen uso de las pantallas. Los mayores influencers de los jóvenes y adolescentes son sus padres. Se educa 24 horas, siete días a la semana. Para ellos, es esencial ver cómo nos relacionamos con la tecnología, el alcohol o el ocio. Más que abrumarles con palabras, hay que apostar por los hechos.

 

Sé transparente

 

Ser padre implica tener que hablar de situaciones incómodas. ¿Cómo hacerlo? Los psicólogos recomiendan tratar el tema con transparencia, de la manera más limpia posible de prejuicios. Lo ideal es tener creado un ambiente seguro, en el que puedan sentirse bien y puedan tratar los temas que quieran.

 

Respeta su intimidad

 

Tengamos en cuenta que como jóvenes adultos también necesitan disponer de cierta intimidad. A veces, eso incluye crear distancia entre padres e hijos. Eso también es sano. La identidad se construye eligiendo, dejando unas cosas atrás y tomando otras, estando con uno mismo y construyendo un universo propio. El psicólogo Luis F. Rojas lo tiene claro: "Si tu hijo te cuenta todo, tiene y tenéis un problema".