La Terapia de Diálogo
Abierto impulsada en Laponia Occidental está cosechando algunos de los mejores
resultados entre pacientes de psicosis en Occidente.
QUINO PETIT | El País | 05/12/2016
Laponia Occidental es una
región al norte de Finlandia con una población de
unos 70.000 habitantes que durante la segunda mitad del siglo XX registró uno
de los índices de esquizofrenia más elevados de Europa. Pero la pequeña
revolución puesta en marcha por un puñado de especialistas de la sanidad
pública ha logrado revertir las estadísticas. Uno de sus máximos exponentes es Jaakko
Seikkula (Kalajoki, 1953),
profesor de psicoterapia de la Universidad de Jyväskylä y psicólogo con más de
tres decenios de experiencia. Siguiendo la estela del pionero Yrjö Alanen,
creador del llamado “tratamiento adaptado a las necesidades”, el profesor
Seikkula desarrolló a mediados de los noventa la Terapia de Diálogo Abierto con
sus colegas del Hospital Keropudas en Tornio. La aplicación del sistema en este
centro sanitario con pacientes con psicosis ha cosechado algunos de los mejores
resultados del mundo occidental en la recuperación de dicha patología.
La Terapia de Diálogo Abierto otorga “voz
y voto” sobre el tratamiento a los pacientes, aspira a evitar la cronicidad y
busca proporcionarles “un asidero a la vida”. El estudio Five-year experience of first-episode nonaffective
psychosis in open-dialogue approach, publicado por el profesor Seikkula en Psychotherapy Research, determina que tras la aplicación
continuada de la Terapia de Diálogo Abierto en Laponia Occidental solo se
registran dos o tres nuevos casos de esquizofrenia cada año en la región, un
90% menos respecto a principios de los ochenta. El 80% de pacientes con psicosis
se muestran “asintomáticos” a los cinco años y la misma proporción trabaja,
estudia o busca empleo mientras que solo el 20% reciben pensión por
discapacidad. Durante el proceso, dos tercios no recibieron medicación y a
largo plazo apenas un 30% siguen tomando neurolépticos o antipsicóticos.
El profesor Seikkula ha venido con el
aval de sus 150 trabajos científicos y una docena de libros sobre el tema para
impartir un curso en el Colegio de Médicos de Madrid. Con el cabello cano
elegantemente revuelto y vestido con americana burdeos, chaleco y bufanda a
juego, congregó a un centenar y medio de personas entre facultativos
psiquiátricos, psicólogos, pacientes y familiares de estos últimos que deseaban
conocer los resultados de la Terapia de Diálogo Abierto en Finlandia y la
posibilidad de implantarla en España. “Me han trasladado su preocupación por
los recortes en la sanidad pública española y la falta de recursos para la psiquiatría. Ya se están haciendo aplicaciones de la Terapia de Diálogo
Abierto en ciertos programas de Reino Unido, Italia, Alemania, Estados
Unidos... Estoy seguro de que podría implantarse en España, donde la atención
estrictamente hospitalaria sigue siendo masiva. Nuestro sistema promueve salir
del hospital y trabajar con los servicios sociales sobre el terreno. Hay que
sacar la psiquiatría del hospital y llevarla a la calle, ir a donde están los
que necesitan la atención médica y no esperar a que vengan al hospital. Poner
el foco en la intervención de las crisis donde se originan puede revertir el
colapso de los sistemas de salud mental”.
PREGUNTA. En
Laponia Occidental se registró durante los sesenta, los setenta y cierta parte
de los ochenta una de las mayores tasas de esquizofrenia en Europa. ¿Por qué? -
RESPUESTA. Algunos antropólogos que han estudiado
la zona del valle del río Torne, que linda entre Finlandia y Suecia,
concluyeron que esta es una región propensa al registro de enfermedades graves
como dolencias cardiacas, cáncer y enfermedades mentales. Quizá en el caso de aquellas tasas de
esquizofrenia pudo influir el aislamiento de las sociedades.
P.La aplicación de la
Terapia de Diálogo Abierto en la región coincidió con un cambio radical de las
estadísticas en pacientes de psicosis. ¿Todo el mérito se debe a la
implantación de este sistema? | R. En los estudios que hemos realizado se
registra un descenso en las tasas de esquizofrenia en la población. No se puede
establecer tajantemente una relación lineal, pero este profundo cambio ha ocurrido
durante la aplicación del sistema.
P.Ustedes priman la
terapia psicoanalítica por encima de la farmacológica, pero para muchos
expertos resulta difícil creer que la total recuperación de una persona
diagnosticada de psicosis sea posible sin el uso de medicación. | R. Durante los últimos veinte años se ha
desarrollado un movimiento en la psiquiatría que ha tratado de reducir estas
situaciones a discapacidades cerebrales o de la estructura cerebral.
Sintetizarlo todo a este contexto impide plantear otras soluciones
psicosociales. Desde nuestro punto de vista, resulta necesario prestar atención
a la vida humana en su totalidad. Pueden acontecer problemas cerebrales, pero
no debe perderse de vista el contexto social que rodea al individuo, como las
situaciones de presión y estrés continuado, potenciales desencadenantes de
problemas relacionados con la salud mental.
P.Los neurolépticos o
medicamentos antipsicóticos no se brindan con la Terapia de Diálogo Abierto a
todos los afectados por alucinaciones o ideas delirantes. Solo unos pocos
llegan a recibirlos. ¿Resulta arriesgado decidir algo así cuando una persona se
encuentra en pleno brote psicótico? | R. Sí. Se empezó a proceder de este modo
para llevar a cabo una serie de estudios. La pregunta era: ¿Cuál es el papel de
los neurolépticos en la psicosis? Pusimos en marcha el Diálogo Abierto sin
aplicar medicación neuroléptica para todos los casos. En lugar de imponerla
desde el principio de los síntomas, solo la recetábamos si la ayuda psicosocial
y psicoterapéutica no eran suficientes. Sorprendentemente, un número elevado de
pacientes empezaron a recuperarse sin medicación. Al principio, uno de cada
cuatro no requerían neurolépticos; más adelante, tres de cada cuatro no los
necesitaban. La medicación puede ser una parte del proceso, pero no comparto
que sea siempre la primera medida a tomar en todos los casos.
P.¿Cómo funciona el
sistema cuando aparece un brote psicótico? | R. La
idea es prestar ayuda inmediata cuando se contacta con nosotros, ya sea un familiar
o el afectado. Tratamos de ir a sus casas. No llevamos batas blancas –tampoco
en el hospital– e intentamos establecer un primer contacto con ellos. Suele
acudir un equipo de dos o tres facultativos, entre personal médico y de
enfermería, que a partir de ese momento promueven un diálogo abierto con los
familiares y el paciente. Los encuentros han de prolongarse durante varios días
seguidos, hasta que puede decirse que hay una situación segura y controlada.
P.¿Y qué viene después? | R. A veces se requiere más ayuda. Puede
que sea necesaria la presencia de un terapeuta ocupacional que ayude a
canalizar el diálogo. O se brindan otros recursos, como la medicación para
conciliar el sueño. La variación de situaciones es amplia: algunas veces se
resuelven con un solo encuentro; otras, se requiere mucho más tiempo, hasta
varios años. Por eso no puede unificarse esta realidad. Es importante escuchar
la historia de vida del paciente y conocer la situación de la familia: saber
las experiencias que han podido desencadenar esta situación. También es clave
desarrollar una activa e intensa atención psicosocial: cuando se lleva a cabo
de manera efectiva, puedes declinar el papel de la medicación. O aplicarla, si
es necesario. El problema está en los sistemas que reducen todo a los síntomas
y a la medicación asociada.
P.¿Cree que se pueden
tener ideas delirantes o cuadros psicóticos y llevar una vida normal sin tomar
medicación? | R. Sí. Hay estudios que demuestran que las
alucinaciones son mucho más comunes de lo que pensamos. No solo afectan a los
denominados pacientes psicóticos. La mayor parte las experimentan personas que
nunca han acudido a los servicios de salud mental. Puedes escuchar voces y a la
vez trabajar, cuidar de tu familia, desarrollar tus rutinas.
P.Y en una situación de
crisis, ¿qué opinión debe prevalecer? ¿La de una persona en estado de psicosis
o la del personal médico? | R. Todas las opiniones son importantes,
también la de los familiares y otros terapeutas. Hacer que los allegados se
sientan partícipes del proceso es importante también para ellos. Muchos padres
nos han dicho que han aprendido a hablar con sus hijos durante la atención de
estas crisis mediante el Diálogo Abierto.
P.Al formar parte de la
sanidad pública finlandesa, ¿qué coste supone esta terapia para las arcas del
Estado? | R. Finlandia está dividida en 20
distritos sanitarios y en lo referente a términos psiquiátricos, Laponia
Occidental, donde opera el Diálogo Abierto, es el más económico. Uno de los
factores se debe a que cuantas más camas hospitalarias mantienes, más caro
resulta mantener el servicio con personal trabajando día y noche. Nosotros nos
centramos más en la atención de las crisis donde suceden. Y gracias a los
resultados positivos y la menor cronicidad, menos personas necesitan ser
hospitalizadas o recibir pensiones por discapacidad.
P.¿Encontraron oposición
entre la comunidad psiquiátrica al implantar el sistema? | R. En Laponia Occidental fue fácil.
Cuando empezó a llevarse a cabo esta renovación, a principios de los ochenta,
existía una demanda política de nuevos servicios psiquiátricos y los dirigentes
locales apoyaron la iniciativa. Los profesionales se implicaron a fondo. Y los
procesos de aprendizaje para desarrollar el sistema se prolongan durante tres
años para el personal médico, de enfermería, psicología y trabajadores
sociales.
P. El Diálogo Abierto no es
un sistema alternativo, sino la atención primaria de salud mental en Laponia Occidental.
Si esta región cosecha tan buenos resultados, ¿por qué no se actúa del mismo
modo en el resto de Finlandia? | R. Hay mucho interés desde otras zonas
del país, pero ciertos profesionales de la salud mental, varios sectores del
sistema psiquiátrico establecido, han mostrado fuerte resistencia.
P.¿Cree que será posible
en el futuro erradicar la psicosis como enfermedad o ningún sistema inventado o
por inventar puede acabar con ella? | R. Las alucinaciones normalmente surgen
como reacción a situaciones vitales muy extremas, rodeadas de diversos factores
de presión. Son como los sentimientos y las emociones que nacen de situaciones
límite. Los profesionales deberíamos analizar más su origen y no solo
concebirlas como síntomas de enfermedades que han de ser eliminados con
medicación.