VALERIA SABATER | La Mente es Maravillosa | 29/07/2020
Hay personas
tan frías y carentes de empatía que es muy fácil pensar que no tienen
sentimientos. Sabemos que algo falla en ellas, sin embargo... ¿es esto posible?
¿Hay hombres y mujeres incapaces de sentir emociones?
¿Hay personas sin
sentimientos? Muchos nos hemos hecho esta pregunta en más de
una ocasión. Lo hacemos, sobre todo, cuando conocemos a alguien que nos resulta
frío, carente de empatía y conexión emocional. Solemos llamarlos corazones de
hielo, hombres y mujeres fríos que no solo nos llaman la atención por cómo
actúan, sino que en ocasiones hasta nos producen cierta inquietud.
Por otro lado,
también es habitual relacionar a este tipo de perfiles con las personalidades psicopáticas. Es muy fácil caer en esa
idea, en pensar que quien no es capaz de entender las realidades emocionales
ajenas tiene un problema o que las personas capaces de dañar a otras de algún
modo, ya sea física o psicológicamente, están vacías de emociones.
Ahora bien,
asumir de verdad que pueda existir alguien hueco en cuanto a sentimientos e
incapaz de experimentar amor, miedo, tristeza, ilusión, vergüenza o felicidad
es cuanto menos aterrador. Porque si de verdad hubiera un
ser con estos rasgos, no sería humano. Estaríamos posiblemente
ante un prototipo de sofisticado robot provisto de inteligencia artificial.
Por tanto, a
pesar de que sea muy popular la clásica frase «¡Es que no tienes sentimientos!» debemos
asumir que, en realidad, todos tenemos sentimientos, todos tenemos emociones.
Ahora bien, que seamos capaces de entenderlas, de expresarlas o de usarlas de
manera correcta es otro tema muy diferente.
Profundicemos un
poco más en este tema.
Personas sin sentimientos
Si hay algo con
lo que está familiarizado cualquier psicólogo es con leer las emociones
ajenas. Dimensiones como la ira, la rabia, la decepción
o la frustración se contienen en muchos rostros que en apariencia dicen
estar bien. Toda persona tiene deseos y cualquier anhelo,
ya sea con buena o mala intención, esconde una emoción detrás.
Con ello, queremos decir
algo evidente: no hay personas sin sentimientos. Todos los
tenemos porque son esos estados psicofisiológicos los que orquestan lo que
somos, los que facilitan el aprendizaje, nuestro desarrollo,
nuestra interacción cotidiana y en esencia, todo lo que somos. No existe un
cerebro en el cual, no estén presentes dichos procesos. No obstante, eso sí,
que estén presentes, que dispongamos de esos mecanismos para experimentarlos no
significa que «funcionen» de la manera correcta.
Lo analizamos.
Personalidades antisociales: el vacío afectivo y las
emociones instrumentales
Cuando nos
preguntamos si hay personas sin sentimientos es común pensar casi al instante
en los psicópatas. A día de hoy no hablamos de «psicópatas» como tal, sino de
personas con un trastorno antisocial de la personalidad,
una condición que afectaría a 1 % de la población.
En estos casos,
lo que apreciamos en materia emocional es lo siguiente:
·
No son capaces de crear vínculos afectivos sólidos.
·
Están motivados solo por fines instrumentales: buscan experimentar
sensaciones y obtener aquello que desean.
·
Más allá de lo que se cree popularmente, los
psicópatas sí tienen empatía. Pero hay matices.
·
Estudios como los llevados a cabo en la Universidad de
Rotterdam (Países bajos) nos señalan que disponen de empatía cognitiva
(entienden lo que está sintiendo la otra persona). No obstante, carecen
de empatía afectiva (no conectan emocionalmente con los demás). Ello
les facilita el poder manipular y engañar.
No
hay personas sin sentimientos, pero puedes encontrarte con un alexitímico
Te dirán que te
quieren pero no te lo demostrarán como tú quieres o necesitas. Son
distantes, fríos, sin sentido del humor, aburridos a instantes, taciturnos la
mayor parte del tiempo y sin esa chispa que facilita y enciende la conexión
emocional… Los alexitímicos son para muchos el claro ejemplo de que hay
personas sin sentimientos. Sin embargo, asumir esto sería nuevamente un error.
La alexitimia tiene como
origen un trastorno del aprendizaje emocional o bien una alteración neurológica.
Sea como sea, el resultado es el mismo: son personas incapaces de comprender
sus propios estados emocionales, de entender los ajenos y de poner nombre a lo
que sienten.
A pesar de ello,
sí aman, sí experimentan felicidad, miedo, ilusión, anhelo, angustia,
esperanza… Tienen emociones pero las experimentan de manera distorsionada y son
incapaces de expresarlas.
¿Existen o no?
No hay personas
sin sentimientos. No existen seres humanos sin la capacidad de
experimentar emociones, como no hay tampoco un cerebro
carente de sistema límbico. Esta región es
la que orquesta (en buena parte) cada proceso, cada sensación, cada impulso que
nos hace reír, llorar, emocionarnos, recordar un momento o desear olvidarlo.
Las personas no
somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan. Las emociones
(entendidas como esas respuestas neuroquímicas y hormonales que originan
sensaciones en nosotros) y los sentimientos (definidos como las
representaciones mentales de las emociones) son procesos constantes en cada uno
de nosotros. No hay día ni instante en que no estemos
experimentando algo, aunque sea calma, aunque sea sosiego.
Todo ser humano
siente pero no todos lo hacemos de igual modo. Es más, no todo
el mundo hace de las emociones el instrumento para favorecer la
convivencia, para generar conexiones enriquecedoras.
Y ese es
posiblemente, nuestro mayor problema y desafío actual…