REDACCIÓN |
Barcelona | La Vanguardia |
24/08/2020
La
esquizofrenia, el trastorno bipolar y la longevidad comparten arquitectura
genética, según han descubierto investigadores del Hospital Universitario
Instituto Pere Mata de Reus (Tarragona), que han comprobado que hay una amplia
superposición entre las dos enfermedades mentales y la longitud de la vida.
Además, el estudio, que publica la revista Human Genetics, identifica
nuevas variantes genéticas compartidas entre la longevidad y las dos
enfermedades que incrementan el riesgo de padecer esquizofrenia o trastorno
bipolar a la vez que disminuyen la esperanza de vida.
Según los investigadores, el trabajo proporciona evidencias de una
carga genética en la mortalidad prematura, especialmente en las personas con
esquizofrenia, lo que puede tener implicaciones profundas para comprender y
tratar la diferencia de mortalidad asociada a este trastorno psiquiátrico.
El estudio ha encontrado que alrededor de una tercera parte de las
señales genéticas compartidas con la longevidad protegen de la enfermedad, pero
a la vez acortan la vida.
Este último hallazgo es una evidencia más de la teoría del
antagonismo pleiotrópico, según la cual la selección natural favorece las
variantes genéticas que tienen efectos beneficiosos en etapas tempranas de la
vida a pesar de sus efectos negativos en etapas más avanzadas de la vida.
Es decir, se termina seleccionando a favor una vida más corta,
pero sin enfermedad mental.
Los investigadores han recordado que los trastornos psiquiátricos,
como la esquizofrenia y el trastorno bipolar, representan una paradoja
evolutiva, ya que presentan fuertes efectos negativos sobre la condición
física, como la disminución de la fecundidad y la mortalidad precoz, pero
continúan con una prevalencia mundial de aproximadamente el 1 %.
El estudio ha sido liderado por el investigador Gerard Muntané y
se enmarca en la línea de investigación de genética y evolución de las
enfermedades mentales que llevan a cabo investigadores del Instituto Pere Mata,
vinculados al Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV),
profesores de la Universidad Rovira i Virgili y de la Pompeu Fabra, y miembros
del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam). EFE