LAURA G.VARA | El
Confidencial – Vanitatis | 25/07/2023
¿Conoces este trastorno? Te contamos cómo la obsesión con la felicidad está afectando a la sociedad actual
Te levantas por la mañana y te tomas el café
medio dormida en tu maravillosa taza con mensaje. "Si quieres, puedes" lees
todavía con el ojo medio abierto antes de enfrentarte a un día duro de
trabajo y familia dependiente. Podrías estar estresada, pero no
te lo permites porque como bien indica el recipiente, tú te haces con todo.
¿Cómo vas a decepcionar al objeto en el que tomas el desayuno
Esta es la rutina de muchas personas cada mañana y la tenemos totalmente
normalizada. Sin embargo, esa necesidad de ser feliz y demostrarlo forma
parte de un trastorno psicológico. La happycracia conlleva
muchos riesgos, además, es todo un negocio. Te contamos cómo te
afecta la obsesión por encontrar la felicidad.
¿Qué es la happycracia?
Esa búsqueda continua de la
felicidad puede generar sentimientos de culpa y frustración
por no estar tan alegre como deberías o no haber logrado el objetivo
inalcanzable que la industria de la positividad te ha marcado. Como
indica el título muy acertado de una comedia surcoreana, 'Esta bien no estar
bien'.
La happycracia hace referencia a la necesidad de
ser feliz, o de al menos, de mostrárselo a los demás. Esto se
ha aumentado con las redes sociales donde se comparten fotos de platos o paisajes cuando en realidad no se está
disfrutando del momento, pero se pone la sonrisa forzada y
el texto de que es lo mejor que has hecho nunca.
Estas situaciones han generado
una sociedad llena de hipocondriacos emocionales que
buscan alcanzar las sensaciones falsas que ven en las pantallas y
que toman como ciertas.
Esto además, afecta a los menores,
pues son educados en buscar la felicidad a toda costa y
en presumir de sus logros ante los demás. Esto crea una frustración inmensa y
hace que los pequeños tengan miedo a mostrar sus debilidades o sentimientos negativos. No aprender a
gestionar la derrota, la rabia o, simplemente, el
cansancio es un problema muy grave.
También se ha convertido en un negocio, las
empresas venden felicidad y cuando se compra el producto
promesa y no se consigue, la depresión es aún mayor. La felicidad plena es una meta
imposible de alcanzar, ya que siempre vamos a exigir más y no se puede mantener todo el tiempo.
Por ello, no hay que tener
miedo a decepcionar a los mensajes de las tazas, a los
seguidores de Instagram ni a los libros de autoayuda. Simplemente, hay que vivir y
cuando los problemas te sobrepasan, acude a un especialista que
te ayude a estar bien, aunque sea sin que todo esté bien.