VICENTE
RUBIO LARROSA. Jefe del Servicio de Psiquiatría. Unidad de Trastornos de
la Personalidad. Hospital Ntra. Sra. de Gracia. Zaragoza. | Infocop online
SÍNTOMAS
“ESCONDIDOS” CONSIGO MISMOS.
(1) AUTOENGAÑO.
(2) EL MIEDO A SÍ MISMOS.
(3) LA TOMA DE DECISIONES ERRÓNEAS.
(4) LOS MECANISMOS DE DEFENSA.
(5) LA INCAPACIDAD PARA ESCUCHAR.
(6) LA HERIDA NARCISISTA.
(7) EL REMORDIMIENTO Y LA CULPA.
(8) EL SÍNDROME DE ARROGANCIA.
(9) LA SOMATIZACIÓN
En la Tabla 2
enumeramos una serie de situaciones que los pacientes TLP experimentan
habitualmente y que se presentan, agrupadas o no, con mayor o menor intensidad,
a lo largo de toda su vida y que se caracterizan por dificultar lo que
podríamos llamar “relación consigo mismos”, lo que favorece su sentimiento
subjetivo de abandono, el deterioro de su auto estima, el abandono de los
tratamientos, justifica su ira inapropiada, la alteración de su identidad, la
necesidad de autolesión, etc.
Si describimos
someramente cada uno de los síntomas veremos como el AUTOENGAÑO es la manera
que tienen los pacientes de negar, de no darse cuenta de la situación que
viven, de desplazar el aquí y ahora de pensar que lo que hacen y lo que viven
es lo bueno y lo cierto y que no les perjudica.
EL MIEDO A SI
MISMOS es, por el contrario, la percepción que les da la experiencia de haberse
complicado la vida, de haberla arruinado, de preguntarse cómo será su próxima
reacción impulsiva, de que consecuencias le deparará. Este síntoma es también
el resultado de integrar y vivenciar ese sentimiento crónico de vacío que les
atenaza, que les lleva a no reconocerse, a sentir la angustia vital del “no
ser”, a interiorizar con perplejidad y estupor el “hueco existencial” de la
“nada”, la naúsea sartriana y el no poder asumir el “das sein” heideggeriano.
LA TOMA DE
DECISIONES ERRÓNEAS es una característica muy frecuente en estos pacientes y
que es la que les lleva a elegir lo peor entre dos opciones, los peores amigos,
el ocio más perjudicial, la peor comunicación, etc, etc.
LOS MECANISMOS
DE DEFENSA ya conocidos por estar descritos en múltiples textos y artículos por
muy diversos autores, siendo los más frecuentes la negación, la proyección y el
desplazamiento que repercuten sobre el paciente de una forma dañina al generar
una falta de conciencia de enfermedad, una responsabilización de la enfermedad
hacia otros y la creencia de que lo que hace es lo idóneo y acertado.
LA INCAPACIDAD PARA
ESCUCHAR se caracteriza por esa peculiaridad del paciente TLP en no “oír” lo
que se le dice, en hacer caso omiso de los consejos, pautas terapéuticas,
advertencias y todo aquel mensaje inicialmente positivo que venga del exterior.
LA HERIDA
NARCISISTA es la vivencia que tiene el paciente TLP en vivir la más mínima
frustración como una intensa afrenta a su YO, es la vivencia subjetiva de que
al “ser especiales” no se les puede llevar la contraria, están en posesión de
la verdad, no cometen equivocaciones y los errores son siempre de los demás,
siendo incapaces de asumir cualquier error o falta.
Contrariamente
a lo que muchas veces se piensa el paciente TLP no es un paciente egosintónico,
no disfruta siéndolo y es debido a que en su fuero interno, ocasionalmente pero
no infrecuentemente, aparece EL REMORDIMIENTO Y LA CULPA, este síntoma es como
una transitoria vivencia de realidad que repercute de forma negativa en su
estado anímico al hacer un somero balance del estado en que se encuentran y
enterarse de las consecuencias de sus actos, de sus conductas y de sus
decisiones.
Denominamos
SÍNDROME DE ARROGANCIA a la situación vivencial que, de alguna manera,
justifica el criterio diagnostico del DSM de ira inapropiada, el paciente TLP
interioriza una especie de soberbia, una estimación excesiva de sí mismo y que
no es exactamente un rasgo narcisista sino la forma defensiva de justificar el
rumbo calamitoso de su vida.
Por último, LA
SOMATIZACIÓN es otro de los síntomas escondidos que se presenta con inusitada
frecuencia, los síntomas somatomorfos son de frecuente aparición en la clínica
TLP, la sensación de malestar que padecen les obliga a racionalizar su
angustia, “llenan” su sentimiento crónico de vacío mediante cefaleas
tensionales, alteraciones digestivas, temblores, insomnio, astenia,
taquicardias, dificultad respiratoria, etc.