Cecilia Zinicola | Aleteia | 19/08/2020
El doctor Luis Rojas-Marcos aconseja estas Formas de
proteger nuestra mente
Cada vez más se hace necesario ocuparnos de preservar nuestra salud mental de
modo que seamos capaces de llevar una calidad de vida en medio de las dificultades,
situaciones de estrés, ansiedad y gran incertidumbre a las que estamos
expuestos a causa de la pandemia.
Siguiendo los consejos del psiquiatra y profesor Luis Rojas-Marcos, podemos
recoger hoy algunos aspectos beneficiosos para incorporar a nuestra vida
cotidiana con el objetivo de ayudarnos a cuidar la mente y a dar respuestas más
positivas.
HABLARSE
A UNO MISMO
Hablar es algo que nos
enseñan desde pequeños. Nos enseñan cómo tenemos que dirigirnos a los demás con
palabras respetuosas, qué podemos o debemos decir en un momento o contexto
determinado, pero no nos educan a hablarnos a nosotros mismos, aunque la verdad
es que pasamos más tiempo hablando con nosotros que con nadie más.
Poner en práctica el lenguaje interior es fundamental y hacerlo de un modo como
nos gusta que nos hablen los demás. Hablarnos
interiormente no sólo es la fuente que mantiene la autoestima
alta sino que es la base de las funciones ejecutivas que
nos llevan a actuar.
Está comprobado que las personas que localizan el control de su vida dentro de
ella, superan la adversidad mejor que quienes localizan el control en fuerzas
externas. La persona que dice “yo puedo hacer algo por salir de
aquí” o “yo puedo hacer algo por mi enfermedad” es
capaz de avanzar mejor que una persona que lo deja a la suerte o al azar.
INCORPORAR
EL SENTIDO DEL HUMOR
Hoy se habla de la medicina de la calidad de vida que es un tipo de
medicina que no se limita a curar o prevenir enfermedades, sino la que sigue la
definición de salud dada por la OMS como “el estado de completo bienestar físico,
psicológico y social”.
Gracias a esta medicina hoy sabemos que hay otros factores que nos ayudan
a llevar mejor la vida y el humor es uno de ellos. El humor nos da una
perspectiva y nos ayuda a tratar mejor las incongruencias de la vida, o cosas
que no entendemos y que a veces son trágicas.
APRENDER
A HABLAR OTRO IDIOMA
El cerebro humano necesita estímulo constante y se sabe que no se
utiliza en su totalidad, sino que normalmente hay millones de neuronas que no
se usan. Por eso es útil aprender otra lengua, dos o tres. Está
comprobado que hablar más de una lengua protege, ayuda a mantener un cerebro
más fuerte y más resistente.
Cuando hay un problema en que la persona pierde la capacidad de hablar,
las personas que hablan más de una lengua lo superan más. También cuando en
problemas normales del envejecimiento la persona empieza a perder la memoria
inmediata, el hablar otra lengua hace que se retrase ese proceso normal de
envejecimiento natural.
DIVERSIFICAR
LAS FUENTES DE SATISFACCIÓN
Otro factor que puede ayudar mucho es la de diversificar la vida y las
actividades que hacemos. Identificar cuáles son las parcelas de la vida en la
que sentimos satisfacción, apuntarlas y luego tratar de practicarlas sin que se
mezclen entre sí.
El compartimentarlas puede ser la clave en la
respuesta.
Mantener una diversidad pero un tanto separada ayuda a
tratar mejor situaciones estresantes o de fracaso personales. Hay estudios que demuestran que las personas que
disfrutan del trabajo llevan mejor situaciones difíciles como el divorcio, que
otros que no lo hacen.
MINIMIZAR
LAS SITUACIONES DE ESTRÉS
Un poco de estrés puede ayudar a animarnos a competir y a estar
despiertos. El problema es cuando es algo continuo o excesivo y se convierte en
ansiedad o depresión. Algo útil es aprender a identificar cuáles son las
situaciones que nos hacen sentir estresados y organizar nuestra vida para
minimizarlas y compartirlas.
En caso de llegar a un límite también podremos recurrir a alguien que nos
pueda ayudar. No podemos cambiar la realidad, pero sí revaluarla y el
acompañamiento puede ser muy efectivo para todo lo demás. La manera en que
pensamos, tiene efecto en la manera en que sentimos.
TRABAJAR
LA AUTOESTIMA
Sin autoestima o con una autoestima dañada es difícil sacarle satisfacción
a la vida. Hay enfermedades que la destruyen como la depresión hasta llegar a
un punto en el que la persona piensa que vivir no vale la pena. Eso unido al
hecho de que se piensa que es uno el que no vale la pena. Ese es un extremo de
la autoestima dañada.
La autoestima nos hace fuertes y hay que desarrollarla, pero para eso es
importante saber lo que es: la forma en que nos valorarnos. La manera de
cuidarla es ser conscientes de ella, acostumbramos a diferenciar la persona del
hecho cuando algo no está bien y hacer crecer las conexiones afectivas con
otras personas que sabemos que nos aprecian.
COMPARTIR
EXPERIENCIAS
Cuando ocurre algo desprevenido e inesperado se rompe la certidumbre, los
planes y los temas de los que hablábamos. El no saber qué sucederá
siempre es un reto para el ser humano. El cerebro humano no tolera la
falta de explicación.
Hablar con otros es fundamental porque al contarlo uno se oye a sí mismo,
le da un argumento a lo que ha vivido, comunica sus emociones y tiene la oportunidad
de decirlo a su manera. Además, puede encontrar apoyo, comprensión y
solidaridad. Los vínculos sociales protegen al
cerebro.
HACER
CRECER EL OPTIMISMO
El optimismo es un factor de protección cerebral importante. Con la
memoria llamamos a los buenos recuerdos, con la esperanza pensamos que lo que
deseamos va a ocurrir y con un estilo explicativo podemos contarnos las cosas
entendiendo que no duran para siempre o que no nos afectan completamente, o que
incluso no son nuestra culpa.
Si nos tomamos un tiempo para meditar estas cosas podemos llegar a la
conclusión de que en el fondo tenemos optimismo y no somos ingenuos o
ignorantes por hacerlo crecer. En los momentos más difíciles, es cuando más se
necesita ser conscientes de su presencia.