Blog Salud | El Mundo | 11-01-2011
- Desde que entró en vigor la
nueva ley antitabaco, en el Servicio de Psiquiatría hemos observado un curioso
fenómeno. Ha aparecido por él gente del propio hospital que jamás antes lo había
pisado; es más, que lo consideraban una planta proscrita, una especie de gueto
peligroso y marginal. Todas han sido personas con el mismo problema: ser fumadoras
empedernidas.
- El caso es que se ha extendido
la creencia de que en el servicio de Psiquiatría está permitido fumar, y allá
que van ellas, dispuestas a eludir con estilo la norma, sin pasar por el rigor
del clima, ni dejarse ver en la incómoda tesitura del estigma del humo. Pero su
sorpresa es mayúscula cuando se les advierte que aquí tampoco… y les
mostramos el sencillo párrafo de la nueva redacción que aclara el asunto,
diáfanamente:
- Veinticuatro. Se modifica la
disposición adicional octava, que queda redactada del siguiente modo:
"Disposición adicional octava. Centros o establecimientos psiquiátricos.
En los establecimientos psiquiátricos de media y larga estancia se permite
fumar a los pacientes en las zonas exteriores de sus edificios al aire libre, o
en una sala cerrada habilitada al efecto, que habrá de estar debida y
visiblemente señalizada y contar con ventilación independiente o con otros
dispositivos para la eliminación de humos".
- Ahora bien, esta anécdota no es lo que preocupa a este bloguero. Allá cada cual con sus humos. Lo que me preocupa es que la ley considere una vez más a las personas con enfermedad mental de manera diferente al resto. Seré sencillo y directo.
- Ahora bien, esta anécdota no es lo que preocupa a este bloguero. Allá cada cual con sus humos. Lo que me preocupa es que la ley considere una vez más a las personas con enfermedad mental de manera diferente al resto. Seré sencillo y directo.
- Llevamos muchos años luchando
contra el estigma, la discriminación y la marginación de las
personas con enfermedad mental. No queremos que sean diferentes a las personas
con enfermedad renal, por ejemplo. Luego, ¿a qué viene que una nueva ley
normalice y sancione una nueva discriminación? ¿Que es positiva y necesaria
para ellas?
- Bueno, eso hay que
demostrarlo. Hay estudios que dicen que no pueden dejar de fumar, que la nicotina
tienen efectos psicotrópicos en sus cerebros, que les ayuda a tolerar los
tratamientos... pero eso no son más que datos 'pre-científicos'. Que se sepa,
nadie mejora, ni se cura por fumar.
- A lo sumo no se ponen más
ansiosos, angustiados, etc. Otros dicen que fumar les ayuda a sobrellevar sus
atribuladas existencias. Pero todo eso son superficialidades de las que sólo
pueden opinar quienes no saben de qué hablan, quienes no han visitado nunca uno
de esos centros de 'media y larga estancia', y menos aún, la sala de fumadores
de esos centros.
- Son, no sólo insalubres, sino
antiestéticas, antinaturales, verdaderos reductos de marginalidad al cubo. La
madre de todas las marginaciones, el estigma más agudo de todos los estigmas.
- Un gueto en el que se reúnen personas
marginadas por los propios marginados. Un horror, se lo aseguro. Pero no queda
ahí la cosa. Resulta que llevamos años estudiando, analizando, investigando los
riesgos de la salud física de los enfermos mentales.
- Sabemos que los problemas
metabólicos, cardiovasculares, respiratorios, la obesidad, la inactividad, etc.
afectan mucho más a estas personas que a la población general. Que esos son los
problemas de salud más graves y que más limitan y acortan sus vidas.
- Las sociedades científicas y
agencias estatales intervienen en estos estudios y promueven estrategias y
programas de prevención y tratamiento. Es más, se culpa a ciertos fármacos de
estos problemas, se regula su prescripción y casi se los estigmatiza. Pero al
tiempo, se tolera, se normaliza el tabaquismo en las personas
con enfermedad mental grave y crónica, las que tienen más riesgos físicos, más
inactividad, más tratamientos... Esas son, justamente, las que entran en esos
guetos, donde fuman lo suyo y lo de los demás, y si me apuran ahora fumarán
incluso lo que fumen sus médicos, enfermeras, cuidadores... En fin, un dislate.
- Puede que aún haya quien
argumente: "El artículo veinticuatro es un regalito de los Reyes Magos
para los pobres afectados por enfermedad mental y adicción tabáquica". Pues
vaya regalito. ¿No sería mejor que nos lo tomásemos en serio y dotásemos de los
medios adecuados para que esas personas tan marginadas, necesitadas e
injustamente estigmatizadas viviesen mejor, más sanamente y con menos
humos?