MARIANA
ALVEZ | Centro de Psicología
Positiva | Uruguay | 01/04/2020
“Aceptar
nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la mejor manera
de adaptarse a la realidad” - David Viscott
Si te dejas llevar por su definición, esta palabra te genera rechazo,
proviene del latín vulnerabilis.
Compuesta por vulnus,
que significa 'herida', y el sufijo -abilis,
posibilidad; por lo tanto, significa mayor probabilidad de ser herido. Con
semejante definición nadie se sentiría cómodo, pero esta cualidad encierra más
que lo que su etimología nos quiere transmitir.
En general, las personas no desean demostrarse débiles, ni que necesitan
ayuda, o que sienten emociones que las desbordan. Sin embargo, todas estas
situaciones nos ocurren a todos, todo el tiempo.
La vulnerabilidad tiene
mala prensa, nadie desea ver cómo las personas se hunden aplastados por
situaciones del pasado o presente, no queremos gente que se queje o que sea una
víctima. Intentamos mostrarnos como super poderosos para evitar el rechazo de los demás,
una gigante mentira.
Darnos el permiso para mostrarnos vulnerables es un obsequio precioso,
aceptar que tenemos defectos, dolores, batallas o heridas que intentamos
reparar, pero de alguna forma siguen estando ahí.
Llorar, pedir ayuda, sentir angustia, incertidumbre, no te hace menos
persona, te hace más
humano.
Esto no quiere decir que no puedas superarte, aprender, seguir adelante,
reconstruirte, pero incluso aunque hagas todo esto, la vida puede moverte tu
armada estantería y tirarla al suelo y es ahí que es bueno permitir que alguien
nos cuide, nos sostenga, así como nosotros lo haremos cuando estemos bien.
Expresar el dolor, admitir la derrota, aceptar que puedes sentir miedo,
serán cosas necesarias en tu camino de reconexión con tus verdaderas
necesidades. Hacer visible lo que intentas ocultar, es liberarte.
Deja de ser un personaje todo el tiempo y encuéntrate a ti mismo, te sorprendería saber toda la gente
que está esperando conocerte de verdad.
Recordar el pasado, hablar sobre lo que has sufrido, observarlo, sentirlo,
muchas veces es necesario para finalmente liberarlo.
Siente compasión por ti, también has sido vapuleado por los reveses del
destino, todos lo hemos sido en mayor o menor medida. La clave es aceptarlo y
seguir adelante, no sin antes recordar que no eres omnipotente, que también te
desbordarás, que también a veces necesitarás que alguien te tienda una mano de
amor.
Vive la amplia gama de emociones de las cuales hemos sido dotados, llora,
grita, patalea, drena la tristeza y cuando la tormenta cese, que lo hará,
siembra emociones positivas y bienestar sobre los escombros del desastre, sigue
adelante… hasta la
próxima vez.