Escrito por el personal de MAYO CLINIC | 05/03/2020
No siempre está mal sentir ira, pero hay que
controlarla de manera adecuada. Ten en cuenta la finalidad de la ira y el mejor
abordaje para controlarla.
La ira en sí misma no es
un problema; la cuestión es cómo la manejas. Considera el origen de la ira, así
como el modo de controlar la ira y qué hacer cuando estás frente a alguien cuya
ira está fuera de control.
¿Qué es la ira?
La ira es una respuesta
natural a las amenazas que se perciben. Hace que el cuerpo libere adrenalina,
que los músculos se tensen y que la frecuencia cardíaca y la presión arterial
aumenten. Es posible que tus sentidos estén más agudos y que tengas el rostro y
las manos enrojecidos.
Sin embargo, la ira se
convierte en un problema solo cuando no puedes controlarla de una manera
saludable.
Entonces, ¿no está «mal» enojarse?
Enojarse no siempre es
malo. Puede ayudarte a compartir tus preocupaciones. Puede evitar que los demás
te pasen por encima. Puede motivarte a hacer algo positivo. La clave es manejar
la ira de forma saludable.
¿Qué provoca la ira en la gente?
Existen muchos
desencadenantes frecuentes de la ira, como perder la paciencia, sentir que no
valoran tu opinión o tus esfuerzos, y la injusticia. La ira también puede
surgir ante el recuerdo de un acontecimiento traumático o indignante, y ante la
preocupación por los problemas personales.
También existen causas
específicas que pueden desencadenar la ira, según lo que te enseñaron a esperar
de ti mismo, de los demás y del mundo que te rodea. Tu historia personal
también alimenta tus reacciones ante la ira. Por ejemplo, si no te enseñaron a
expresar la ira en forma adecuada, es posible que reprimas las frustraciones y
te sientas desdichado, o que las acumules hasta que estalles de furia.
Las tendencias heredadas,
la neuroquímica cerebral o las enfermedades no diagnosticadas también influyen
en la tendencia de una persona a tener arrebatos de furia.
¿Cuál es la mejor forma de controlar la ira?
Cuando estás enojado,
puedes afrontar tus sentimientos de la siguiente manera:
·
Expresión. Este es el acto de expresar tu ira. La expresión puede abarcar desde
una discusión razonable y racional hasta un estallido de violencia.
·
Represión. Se trata de un intento de contener tu ira y, posiblemente, de
transformarla en un comportamiento más constructivo. Sin embargo, reprimir la
ira puede provocar que la mantengas en tu interior o que la expreses con un
comportamiento pasivo-agresivo.
·
Calma. Esto
sucede cuando controlas tu comportamiento externo y tus respuestas internas
calmándote y dejando que las emociones se apacigüen.
Lo ideal es optar por la
expresión constructiva, al comunicar tus preocupaciones y necesidades de forma
clara y directa, sin lastimar a otros ni tratar de controlarlos.
¿La ira puede ser perjudicial para la salud?
Algunos estudios sugieren
que la expresión inadecuada de la ira, como reprimirla, puede ser perjudicial
para la salud. Reprimir la ira parece intensificar el dolor crónico, mientras
que expresarla lo reduce.
Además, existe evidencia
de que la ira y la hostilidad están vinculadas con las enfermedades cardíacas,
la presión arterial alta, las úlceras pépticas y los accidentes cerebrovasculares.
¿Cuándo se necesita ayuda profesional?
Aprender a controlar la
ira es un desafío que se les presenta a todas las personas alguna vez.
Considera buscar ayuda para los problemas de ira si tu ira parece estar fuera
de control, te hace hacer cosas de las que te arrepientes o lastimar a las
personas que te rodean, o está afectando tus relaciones personales