Héctor Farrés | lavanguardia | 15/12/2024
En el ámbito de la salud,
los beneficios de la bondad están respaldados por la ciencia. Actos como
escuchar o mostrar interés por los demás estimulan la liberación de oxitocina,
fortalecen el sistema inmunológico y contribuyen a la longevidad al aumentar
los niveles de telomerasa, una enzima vinculada al envejecimiento celular. “El
cuerpo mejora cuando sabemos que le importamos a alguien”, destaca Alonso Puig.
Desde el punto de vista
emocional, la bondad ayuda a superar el egocentrismo y fomenta la conexión
genuina con otras personas. Citando textos hindúes, el médico recuerda que “el
mayor de los conquistadores es quien se conquista a sí mismo”. Este cambio de
perspectiva lleva a una mayor estabilidad emocional y a relaciones más
profundas y satisfactorias.
Lejos de ser una actitud blanda,
la bondad es una expresión de fortaleza interior. Requiere valentía para
construir puentes en lugar de muros, y sus pequeños actos tienen el poder de
generar grandes transformaciones. “La bondad bien entendida es un signo de
fuerza, no de debilidad”, afirma el doctor.
Gratitud y perdón
Las expresiones de la
bondad
El perdón
es otro pilar fundamental de la bondad. Para Alonso Puig, perdonar no significa
ignorar el dolor causado, sino reconocer que la otra persona actúa desde la
ignorancia y que el castigo no es siempre la solución. Como ejemplo, relata una
experiencia personal en la que eligió perdonar a alguien que le había agredido
verbalmente, lo que transformó por completo la situación y generó un cambio
visible en ambas partes.
La gratitud también está estrechamente vinculada a la
bondad. Valorar lo que ya se tiene, en lugar de centrarse en lo que falta,
reduce el miedo, mejora la salud cardiovascular y crea una sensación de
bienestar duradera. Incluso gestos sencillos, como una sonrisa o unas palabras
amables, pueden marcar una diferencia enorme en la vida de alguien.
Para el doctor Mario Alonso Puig, la bondad no solo
mejora la salud y las relaciones, sino que también transforma la manera en que
percibimos el mundo. “Cuando yo cambio, todo cambia”, concluye, recordando que
las pequeñas acciones bondadosas pueden generar grandes cambios en nuestra
realidad y en la de los demás.