jueves, 4 de junio de 2015

La prevención del suicidio, un imperativo mundial - Informe de la OMS

Infocop online | 10/09/2014

Hoy, 10 de septiembre, la Asociación Internacional de Prevención del Suicidio (International Association for Suicide Prevention- IASP), junto con la Federación Mundial de la Salud Mental (World Federation for Mental Health) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), celebran el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el objetivo de priorizar la importancia del desarrollo de políticas nacionales encaminadas hacia la prevención de este problema, que se ha convertido en una seria amenaza para la salud pública mundial.

Coincidiendo con la celebración de este día, la OMS ha dado a conocer los resultados del informe Preventing suicide – a global imperative (La prevención del suicidio, un imperativo mundial). Se trata del primer estudio que ha intentado agrupar datos de un total de 172 países para ofrecer una estimación de la tasa de suicidios mundial, y establecer recomendaciones para su prevención a escala global.

Según la evidencia científica y la información recogida en dicho estudio, en el año 2012 se produjeron unas 804.000 muertes por suicidio, lo que supone una tasa anual mundial de 11,4 por cada 100.000 habitantes, representando el 50% de todas las causas de muertes violentas registradas entre hombres y el 71% entre mujeres.

Si bien los datos pueden estar subestimados, debido a la dificultad para registrar las causas finales de los fallecimientos, la lista de regiones y países con tasas más elevadas de suicidio está encabezada por Guyana (44,2), Corea del Norte (38,5) y Corea del Sur (38,5). En el polo opuesto, con tasas por debajo de 5, se encuentran el norte de África, Arabia Saudí, Indonesia y México, así como España, con una tasa de suicidio de 5,1 por cada 100.000 habitantes.

Los datos también ponen de manifiesto que cada año, por cada adulto que se ha suicidado, otros 20 lo han intentado, lo que da cuenta de la verdadera dimensión e impacto de este problema. Así, se da la circunstancia de que aunque los fallecimientos por suicidio son más frecuentes en hombres (15,0 en hombres frente al 8,0 en mujeres), las mujeres constituyen el grupo con más intentos de suicidio.

Asimismo, el informe arroja luz sobre los grupos más vulnerables, concluyendo que, con respecto a la edad, las tasas de suicidio son más elevadas entre las personas de 70 años o más, tanto en hombres como en mujeres, en casi todas las regiones del mundo. La OMS también advierte de que en algunos países, los jóvenes (entre 15 a 29 años) suponen un nuevo grupo de riesgo, siendo el suicidio la segunda causa principal de muerte en este rango de edad.

A pesar de la elevada incidencia de los suicidios en la población mundial, de los 172 países analizados, solo 28 cuentan con un plan de acción coordinado para reducir el impacto del comportamiento suicida. Según se señala en el informe: “a pesar de que los datos científicos indican que numerosas muertes son evitables, el suicidio con demasiada frecuencia tiene una escasa prioridad para los gobiernos y los responsables políticos”.  El tabú acerca del suicidio y el estigma asociado, constituyen, según los expertos,  importantes obstáculos para que las personas en riesgo acudan a pedir ayuda a los servicios de salud, y los pocos que lo hacen, se encuentran que estos servicios no están preparados para proporcionales la ayuda eficaz que necesitan. Por este motivo, los autores del informe hacen un llamamiento a los responsables políticos, para que prioricen la atención y la prevención del comportamiento suicida en sus políticas de actuación nacionales, independientemente de la tasa de suicidios que afecte a cada país. “Mediante intervenciones basadas en la evidencia y tratamiento y apoyo oportuno y eficaz, tanto el suicidio como los intentos de suicidio se pueden prevenir.  El peso del suicidio no recae únicamente sobre el sector sanitario; tiene múltiples impactos en muchos sectores y en la sociedad en su conjunto. Por lo tanto, para iniciar un viaje exitoso hacia la prevención del suicidio, los países deben emplear un enfoque multisectorial que aborde el suicidio de una manera integral, reuniendo a los diferentes sectores y grupos de interés más relevantes para cada contexto",establece el informe.
   

La esquizofrenia son ocho trastornos genéticos distintos

Cada uno de los desórdenes tiene un perfil clínico y genético diferenciado

J. P. Valencia | El País | 16/09/2014                                       

No existe un único tipo de esquizofrenia. Esta enfermedad mental que afecta a un 1% de la población mundial responde a ocho trastornos genéticos diferentes, cada uno de ellos caracterizado por un conjunto de síntomas asociados distintos, como publican en The American Journal of Psychiatry investigadores de las universidades de Granada y Washington en Saint Louis (Estados Unidos).
El estudio ha rastreado tanto en los datos genéticos –las variaciones en una sola letra de la cadena del ADN, los llamados SNP- como en las manifestaciones clínicas de la enfermedad (delirios, alucinaciones) de 4.196 pacientes y 3.200 personas sanas como grupo control.
Con toda esta información se agruparon los pacientes en función de las principales alteraciones genéticas observadas –registradas en un centenar de genes- y se compararon con las distintas manifestaciones de la enfermedad. Tras asociar los perfiles genéticos identificados con las diversas expresiones de la enfermedad, los investigadores identificaron ocho tipos de esquizofrenia distintas.
En un extremo, explica, Igor Zwir, investigador de la Universidad de Granada y coautor del artículo, estarían los pacientes con los llamados síntomas positivos, aquellos que sufren alucinaciones y delirios, unas personas que responden mejor a la medicación y suelen tomarla. En el otro extremo estarían aquellos con manifestaciones negativas (falta de iniciativa, problemas para organizar pensamientos, falta de conexión entre emociones y pensamientos), personas con más dificultad de adherencia al tratamiento. “Estos serían los dos extremos, entre estos dos grupos hay otros seis en los que varían tanto los síntomas como su severidad”, añade Zwir, cada uno de ellos con sus particularidades genéticas. Hasta un 90% de los enfermos estudiados en el trabajo encajan en esta clasificación, según el investigador de la Universidad de Granada.
“Lo que hemos hecho con este trabajo es identificar la manera en que los genes interactúan unos con otros, de manera orquestada en el caso de los pacientes sanos, o desorganizada como ocurre en las formas que conducen a las distintas clases de esquizofrenia”, apunta Zwir.
“En el pasado, los científicos habían estado buscando asociaciones entre genes individuales y la esquizofrenia”, apuntan los investigadores, “lo que faltaba era la idea de que estos genes no actúan de forma independiente, sino que lo hacen en conjunto para perturbar la estructura y la función del cerebro, dando así lugar a la enfermedad”.

El hecho de conocer mejor la enfermedad, sus alteraciones genéticas concretas y sus manifestaciones clínicas asociadas puede servir en el futuro para diseñar mejores tratamientos en función del tipo de esquizofrenia de cada paciente. En ello confía Zwir. "No se si llegaremos a una terapia individualizada, pero sí más adaptada a las características de cada persona", indica.