J. F. | diariovasco.com | 09/10/2024
La psiquiatra madrileña explica cómo podemos aprovechar
en nuestro favor algo tan sencillo como el aburrimiento en unos pocos minutos
En una de sus últimas
intervenciones públicas, de la que deja constancia en un vídeo de su canal de
Instagram, dedica unos minutos a explicarnos los beneficios del aburrimiento,
si bien reconoce que «es difícil verlo como algo bueno, pues siempre se ha
asociado a la soledad o a la falta de actividad». Para esta médico, que estudió
en la Universidad de Navarra, «la realidad es que es una actividad maravillosa
para nuestro cerebro». Lo considera tan importante que nos invita a incorporar
de forma consciente en nuestro día a día momentos de ociosidad «como una forma
de cuidar nuestra salud mental y fomentar nuestro bienestar».
Rojas Estapé, hija del
también reconocido psiquiatra Enrique Rojas, explica que «hemos acostumbrado a
nuestro cerebro a recibir tal cantidad de información de forma constante que
los momentos en los que no hay nada, nuestro cerebro tiende a decir, esto no me
gusta, aléjate de aquí. Es decir, esos instantes de aburrimiento se han
convertido muchas veces en una tortura». A su juicio, esta sobreestimulación
constante, producto de la era digital y la búsqueda incesante de distracciones,
«ha generado una especie de adicción a la dopamina, la neurotransmisora del
placer».
La psiquiatra advierte que esta búsqueda constante de estímulos
tiene un precio: «estamos diseñados para vivir de vez en cuando en modo alerta,
conectando, resolviendo, pero también necesitamos de vez en cuando estar
frenando, parando». Estos momentos de pausa, a pesar de que reconoce que pueden
generar inicialmente malestar, «son fundamentales para que nuestro cerebro
identifique nuestras emociones, para que nos ayude a encontrar soluciones a
temas complicados de nuestra vida».
Rojas Estapé propone practicar lo que denomina «ociosidad
consciente». Así lo explica: «durante unos minutos a lo largo del día no haces
nada. Nada es nada. Por supuesto alejado de las pantallas. No te juzgas. Miras
por la ventana, contemplas, meditas, agradeces o simplemente dejas que se
active la divagación mental». Desde ese punto la psiquiatra asegura que se
activa «la red neuronal por defecto, desde la que somos capaces de identificar
nuestras emociones y de encontrar soluciones a temas complicados de nuestra
vida».