JESUS H. GONZÁLEZ, Saltillo |
La Vanguardia ¡ 19/11/2017
Tienen nombres
femeninos: angustia, desesperanza, ansiedad, melancolía, tristeza, depresión.
La realidad de la depresión está reflejada en la literatura: en el cuento “La
persona deprimida”, de Foster Wallace: “…sentimientos de aislamiento emocional
que convertían cada hora de la vida de la persona deprimida en un infierno
indescriptible…”.
En el poema “Mi
vida con la perra”, de Francisco Hernández: ... “Amanecer sin sol… no por mucho
deprimirse amanece más temprano… La perra depresión se angustia y se
inconforma”. La depresión puede estar a nuestro alrededor, en el que está a
nuestro lado, en el corazón de un niño, de un adolescente, del amigo, del
pariente, del compañero de trabajo.
La tristeza
prolongada, el decaimiento de ánimo, es un monstruo invisible, furtivo. Sólo
quien la padece sabe lo que se siente, aunque se le dificulte describirlo.
Enfermedad difícil de curar. Le vemos parte de la cara al monstruo, cuando nos
enteramos de un suicidio.
Es la
enfermedad de nuestro siglo y nuestra ciudad no está exenta: este año van 1.502 casos contabilizados, comparados con 585 del año pasado. Casi 3 veces más.
Habrá más casos que no están registrados, ni diagnosticados.
La depresión es
la primera causa de consulta en el Centro de Salud Mental. Todos podemos pasar
por esta situación, que va de leve a moderada, seria o grave.
Algunas causas
de la depresión: La desilusión, una falta de autoestima, comparaciones
injustas, fatalismo: creer que ya no tiene oportunidad de curarse. Sentirse con
una obligación injusta, estar enfermo, la depresión postparto. Hasta la
hiperactividad mental es una causa, aunque no pareciera.
También son
causas el rechazo, fijarse metas inadecuadas o no fijarse ninguna. Otras
situaciones que en la mayoría de los casos producen depresión: muerte del
cónyuge, separación, muerte de un ser querido, enfermedad, sentirse inútil, pérdida
del empleo o problemas económicos.
Entre los
métodos para tratar la depresión están: terapia con medicamentos, la
electroterapia, la psicoterapia y la terapia espiritual. Cada una con sus
ventajas y desventajas.
Podemos creer
que la persona deprimida necesita estar sola o aislada. Aunque parezca lo
contario, en esos momentos es cuando más necesita la ayuda de un amigo. A veces
los familiares rechazan su conducta y en vez de tratar de comprender a la
persona deprimida, la juzgan y desaprueban.
Para ayudar a
un amigo en depresión se recomienda: 1°. Hacerse presente; 2°. No compadecerle,
la autocompasión pudo llevarlo a estar deprimido; 3°. Proyectar esperanzas en
la pantalla de su imaginación. Necesita que alguien le pinte la vida y el
futuro de una manera más optimista: “La vida espera mucho todavía de ti”. 4°.
Animar, pero no discutir; 5°. Tratar de hacerle pensar en otra cosa; 6°. Tratar
de comprometerlo en una actividad; 7°. No mostrarse demasiado joviales u
optimistas; 8°. Darle ayuda espiritual; 9°. Enseñarle a ser agradecido por las
cosas buenas que le suceden.
No hay que
olvidar que el deprimido necesita comprensión y ayuda. A cualquiera nos puede
pasar y lo peor es quedarse solos en ese proceso. Es como acompañar a alguien
es sus momentos de luto, nuestra presencia amable puede disminuir mucho la
tristeza.