IMA SANCHÍS
| La Vanguardia |
La Contra | 11/06/2019
Bessel van der Kolk, psiquiatra, experto en trauma.
Tengo 75 años. Holandés afincado en Boston hace medio siglo. Casado, dos
hijos. Vivimos en sociedades humanas y dependemos los unos de los otros y el
capitalismo, la supremacía de los más fuertes, deja a muchas personas
lastimadas y vulnerables. Hay que repartir. Practico la meditación y el yoga
Pionero
Fundador
y director médico del Trauma Center de Brookline, ha sido codirector de la Red
Nacional de Tratamiento de Trauma Complejo de EE.UU, es profesor de psiquiatría
en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, y lo fue en Harvard,
donde se convirtió en el primer experto en farmacología: “No la practico porque
pienso que la psiquiatría ha sido secuestrada por las farmacéuticas”. Fue
pionero en analizar científicamente el uso del yoga para tratar el trauma con
resultados positivos. Ha publicado 150 artículos científicos revisados y ha
obtenido numerosos reconocimientos internacionales. Autor del súper ventas “El
cuerpo lleva la cuenta” (Eleftheria). Ha dado un taller en el Instituto
Gestalt.
Pregunta.-De qué hablamos cuando hablamos de
trauma?
Respuesta.-De una respuesta personal ante
experiencias horrendas en las que sientes que no puedes hacer nada para cambiar
la situación, que estás indefenso.
P.- Te sientes impotente. | R.- Sí, es un sentimiento de injusticia
y de rabia profunda. Influye mucho la edad que tenías cuando ocurrieron los
hechos: a menor edad más profundo es el efecto. Y también depende de si hubo
alguien o no que te apoyara.
P.- ¿Guerra, tsunami o abandono? | R.- La gravedad de los acontecimientos
no es lo esencial, sino la manera en la que el cerebro procesa eventos
abrumadores para ti. El cerebro lo almacena todo en la amígdala, responsable de
las emociones, y te hace reaccionar.
P.-
Pero la mente
intenta racionalizar. | R.-
Sí, pensar que ya pasó y que se puede superar. Pero el cuerpo revive la
experiencia una y otra vez. No se puede decidir olvidar un trauma de manera
racional, porque anida en la parte más primitiva del cerebro.
P.- ¿Algo que podemos confundir con un
rasgo del carácter? | R.-
Si se da en la niñez crees que tus reacciones violentas, tus miedos o
desasosiego, son parte de tu personalidad.
P.- ¿Hay rasgos comunes? | R.- Suelen ser personas explosivas
porque albergan mucho miedo y rabia que expresan con reacciones exageradas.
Cosas que para otros no tienen importancia a ellas las superan.
P.- Mucha gente ha tenido un padre o
una madre alcohólica, ¿eso deja huella?
| R.- Si no lo ha procesado, esa persona de adultas se siente
defectuosa. Los hijos maltratados o de madres alcohólicas se sienten culpables
de no ser atendidos y creen que si su madre no les quiso nadie les querrá, y de
adultos pueden aceptar cualquier tipo de relación.
P.- ¿Creen que no se merecen nada
mejor? | R.-
Sí. Los traumas que están vinculados con la manera en que fuimos criados son
los más complicados de tratar.
P.-No son experiencias aisladas... | R.- Prácticamente todos vivimos
experiencias que tienen el potencial de instalarse en la psiquis como un
trauma. Son muchas las familias con alcoholismo y muchos los abusos sexuales en
la infancia. En EE.UU. el 20% de estas experiencias tienen secuelas.
P.- ¿Puede que hayas olvidado el
trauma? | R.-
Conscientemente sí, pero el cuerpo lo mantiene vivo. El trauma se aloja en el
sistema límbico y cuando sucede algo que nos lo recuerda reaccionamos
automáticamente.
P.- ¿El miedo y el aislamiento son el
núcleo del trauma? | R.-
Sí, y remodela el cerebro y el cuerpo. Somos primates, seres relacionales, por
tanto una gran parte del trauma es que te aíslas de las relaciones con los
demás.
P.- ¿Y puede revertirse? | R.- Sí. Una parte significativa es
poder hablar sobre él, y luego tienes que lidiar con todos los sentimientos que
hay y se expresan en tu cuerpo, porque como mecanismo de defensa, las personas
que han vivido un trauma se disocian del cuerpo y de sus sensaciones.
P.- ¿Qué técnicas ha investigado? | R.- Sobre todo el yoga, que ayuda a
activar las partes del cerebro que se desactivaron por el trauma, el canto
ayuda a regular el sistema nervioso, y el chi kung. El problema es que tanto en
Europa como en EE.UU. cuando te sientes mal emocionalmente te vas a tomar una
copa.
P.- ¿Somos una cultura alcohólica? | R.- Sí, y es peligroso porque la
relación entre trauma y consumo de alcohol y de drogas es alta. Y considero que
la cultura médica occidental está atascada en esa tradición alcohólica en la
que “me tomo una pastilla para acallar eso que me hace daño”.
P.- Usted también fue un niño
traumatizado. | R.-
Soy de 1943, la generación del hambre. Vi morir a demasiados amigos. A mi padre
se lo llevaron los nazis y fue un hombre violento. Mi madre una mujer distante.
Me costó superarlo.
P.- ¿Y qué es lo que más le ayudó? | R.- Diversas terapias, se trata de una
combinación de trabajo psicológico, neurológico, como el neurofeedback, y
físico; y es esencial estimular la imaginación, porque la gente traumatizada
sufre una pérdida de flexibilidad mental.
P.- ¿Y cómo se trabaja la imaginación? | R.- A través del teatro, del arte...
Ahora estamos investigando los efectos de los agentes psicodélicos para abrir
la mente a posibilidades nuevas. Sin imaginación no hay esperanza, no hay
oportunidad de vislumbrar un futuro mejor, no se tiene dónde ir, no hay meta
que alcanzar.
P.-
¿Qué ha
entendido esencialmente sobre el ser humano, sobre su malestar? | R.- Es muy interesante, mis colegas y
yo pensamos que si conseguíamos resolver los traumas la gente sería mejor. Y se
pueden resolver, en eso soy muy optimista. Pero siempre nos lastimamos los unos
a los otros. Creo que somos una especie bastante defectuosa… Está en la
naturaleza humana el hacernos daño, somos una especie hiriente.
P.-
Quizá los otros
animales sean mejores... | R.- Sí,
creo que la mayoría de las especies hacen las cosas mejor que nosotros, viven
en armonía, deberíamos estudiarlas a fondo antes de seguir exterminándolas...
Me hubiera gustado que no me preguntara esto.